Jackson
Es una niña, me repito cada vez que la veo, es la mejor amiga de mi hijo, tiene edad para ser mi hija y es así como debería verla, la vi nacer, aprender a caminar y a hablar y aun así no puedo evitar sentir deseo cada vez que mis ojos recorren su cuerpo, el cual es ya de una mujer, cuando cumplió 18 sabía ya que estar cerca de ella era arriesgado, por eso me casé con Rachel y me alejé, pero los años solo hicieron que ella se convirtiera en toda una mujer, bella y con un cuerpo lleno de curvas.
Ella se acerca a mí sin saber que solo quiero devorar cada parte de su cuerpo, hago fuerzas de todo mi autocontrol para decir las palabras que salen de mi boca sin control.
—Lo sé, por eso eres como mi hija —se aleja de mí al instante y agradezco eso, no debí subir aquí, ya ni sé por qué lo hice, respiro hondo poniéndome de pie y es bueno que ella esté de espaldas a mí, así no puede ver lo que ha provocado en mi cuerpo.
—Vete Jackson, quiero estar sola —pide al llorar, quiero acercarme, pero eso solo sería un error.
—¿Dije algo malo Liv? Perdóname si es así y en cuanto a Robert, ya que el tema te molesta no volveremos a hablar de eso —agrego, ese tema solo me molestó a mí, tuvo que salir Rachel con esa tontería que casi hace explotar mis venas.
—Vete por favor —yo salgo de la habitación rápido para no caer en la tentación, no quiero hacer una locura.
—Perdone a mi hija Jackson —dice Brian cuando me sirve un trago de whisky para luego sentarse tras su escritorio —no sé por qué se comportó así.
—No importa, todos los adolescentes son iguales.
—Ni que lo digas, aun esa tontería de ser doctora la tiene pegada en la cabeza —me reservo mis comentarios —no acaba de entender que una mujer nació para estar acompañando al hombre, en la cocina y atendiendo a los hijos.
—Tienes razón —me limito a decir, no quiero entrar en discusión con mi mejor amigo.
—Jackson quiero pedirte un favor —se acerca más a mí —no confío en más nadie, si algo me llegara a pasar no quiero que Olivia se quede sola.
—No tienes ni que decirlo amigo, tu hija siempre será bienvenida en mi hogar y siempre voy a protegerla —prometo, si él tan solo supiera mis pensamientos para con su hija ya me hubiera matado y echado a los perros.
Camino hacia el auto en donde ya me espera Rachel, en cuanto subo el chofer arranca, mi esposa pone una mano en mi pierna.
—¿Todo bien?
—Si
—Olivia creo que se enfadó conmigo —comienza diciendo —y no entiendo por qué, yo solo dije la verdad, ella y Robert harían una bella pareja —aprieto mis dientes —además creo que a ella le gusta Robert pero
—Ya basta Rachel, la cabeza me duele —ella se calla de golpe, menos mal que es toda una sumisa cuando de acatar órdenes se trata, al llegar a la casa voy directo a mi habitación, comienzo a quitar mi ropa, su olor aún lo siento, sus ojos negros mirándome, su voz hace estragos en mis oídos, el deseo vuelve a mi tan rápido que da miedo.
—Amor estaba pensando
—Quítate la ropa —demando mirando a mi esposa, ella sonriendo comienza a obedecer
—Vaya, alguien está deseoso —dice caminando hacia mí una vez que está desnuda, se acerca a besarme y la beso, pero cuando cierro los ojos aparece Olivia haciéndome daño y aumentando mi deseo.
—Sin besos —digo soltando su boca, tomo su cabello en mis manos y la pongo de espaldas a mí, la llevo rápido hasta la cama y la empujo a esta sin medir mi fuerza, solo quiero sacar a Olivia de mi cabeza.
***
—Robert hijo también te extraño mucho —digo mirando su rostro en mi teléfono.
—papá pronto voy a volver, quiero hacerlo ya, extraño a todos allá y —se calla y sonríe.
—¿Qué pasa? —lo animo a hablar.
—Bueno, es que, joder que difícil!
—Robert habla, puedes siempre confiar en mí —le digo caminando hacia los establos.
—Es Olivia papá —me detengo en seco —me gusta y pienso declararme cuando vaya —agrega dejándome estupefacto y haciendo que algo en mí se remueva —¿Papá?
—Dime
—Estoy enamorado de ella —yo respiro hondo.
—Hijo debo colgar ¿si? luego te marco —no le doy tiempo y cuelgo, cierro mis ojos, esto no debe estar pasando, tengo claro que no amo a esa niña, el amor es estúpido, pero sí que la deseo con todas mis fuerzas, escuchar que alguien más lo hace me causa malestar.
—Señor —me saluda uno de los empleados —su caballo está listo —dice y asiento, voy hacia este sonriendo.
—Hola grandullón —paso la mano por él, es mi favorito, el único que nadie puede montar, solo yo, ni siquiera he dejado que Robert lo monte nunca, acaricio su pelaje negro hasta que al fin subo en él.
—Jefe —llega Antoni corriendo a donde estoy —hubo problemas jefe —añade ganándose una mala mirada de mi parte, se suponía que es mi hora de salir a cabalgar.
—¿Qué sucede?
—Alguien habló con la policía señor, todos los cargamentos de la organización fueron tomados, muchos de nuestros hombres están presos y algunos de los grandes han caído, presentaron pruebas contra ellos señor, la hermandad está en peligro —bajo del caballo.
—Se sabe quién fue?
—Aun esa información no llega a mí, pero andan investigando, Saulo está molesto señor y Arturo ni hablar —comenta refiriéndose a dos de los jefes.
—Averigua más, quiero saber quién fue el traidor
—Señor.
—Descuida, yo no estoy en peligro, es imposible que me relacionen con algo Antoni, solo soy un magnate dueño de hoteles, nada más —sonrío caminando hacia la casa, pero la rabia corre por mis venas, solo quiero matar al traidor y si fue alguien de los nuestros la muerte es lo que le espera y no solo la suya, la de su familia también, sus riquezas serán arrebatadas, perderá todo junto con su vida, esas son las leyes de nuestra organización.
Al entrar al club las luces me dan dolor de cabeza, no soy un hombre al que le gustan las fiestas, para mí la fiesta perfecta es en mi casa, con una mujer en mi cama, bebiendo de ella.
Sonrío con el rumbo de mis pensamientos y llego hasta la barra, no pido nada, no me gusta beber en lugares públicos y tampoco lo ando haciendo.
—Mañana mataremos al traidor —se sienta Saulo a mi lado, uno de los socios.
—¿Quién es?
—Sabes que eso no te lo puedo decir.
—Entonces supongo que lo conozco —lentamente me giro hacia él.
—Mañana sabrás temprano Jackson y esperamos que no interfieras —achico mis ojos.
—¿Ares? ¿Jared? ¿Elijah? ¿Brian?, no mencionaré a Arturo porque si fuera tu hermano no estarías tan feliz —menciono a todos los socios, el hombre frente a mí sonríe y bebe de su trago.
—Mañana y deberías agradecerme haber encontrado al traidor, al menos tú no estás huyendo o en la cárcel, pero Ares está escondido y por eso mataremos al traidor y a los de su casa, así como a sus hombres —respiro hondo sin dejar de mirar sus ojos y entonces me doy cuenta de algo, por algo no me dice, pero... no, eso no es posible, levanto la vista y entonces la veo a ella, ¿qué demonios hace aquí? Olivia baila en la pista, tiene dos estúpidos pegados a ella y parece ebria, aprieto mis dientes y formo mis manos puños, olvido a Saulo y camino hacia Olivia que ni parece sostenerse por el alcohol en su cuerpo, ver cómo la manosean me hierve la sangre.
—Quítense —empujo a los chicos y ella se voltea, sus ojos se agrandan
—Viejo, sal de aquí y vete a un hogar de ancianos —ríen los chicos, yo saco mi pistola y le apunto al gracioso que palidece.
—Me la llevo —tomo a Liv de la mano y echo a andar hacia la salida.
—Pero qué demonios te crees? —vocifera soltándose de mí —¡No eres mi padre! —me grita tan alto que algunos nos miran.
—Sube al auto Olivia.
—Vete al infierno Jackson —intenta irse, pero la subo en mi hombro, ella chilla, pero la dejo en el asiento de mi auto, al segundo siento su mano impactar en mi mejilla, nadie se ha atrevido a tanto, la tomo fuerte del cabello y acerco su rostro al mío, se queja, pero sus pupilas se dilatan cuando rozo sus labios al hablar.
—No soy tu papá, pero no me gustaría ver a mi hija siendo manoseada mientras está ebria, apuesto a que a Brian tampoco le va a gustar.
—Infeliz —musita, sonríe y sin darme tiempo a nada pega sus labios a los míos.