Olivia
Me estiro en la cama sintiendo las sabanas suaves sobre mi cuerpo, la cama cómoda no me deja abrir los ojos y ese olor, Dios, ese olor... abro de golpe mis ojos, ¿dónde estoy? me incorporo rápido y entonces me percato de que estoy en ropa interior, mantengo la sabana contra mi cuerpo, ¿qué demonios pasó ayer y donde estoy?
—¿Te duele la cabeza? —escucho al llevar mis manos a esta, giro mi rostro y ahí está él, recostado a una puerta con un pantalón puesto y una camisa abierta dejando ver su pecho —pensé que eras distinta.
—Jackson...
—Estabas drogada —dice con asco caminando hacia mí —siendo manoseada por desconocidos, ¿cómo crees que iba a parar? contigo en un baño follando o bueno, en un hotel siendo
—Basta, me duele la cabeza —ruego, pero él ríe, yo solo siento vergüenza, no recuerdo nada y aún no sé por qué estoy en ropa interior, en un hotel, con él.
—Me has decepcionado —esas palabras llenan mis ojos de lágrimas —¿recuerdas como tuve que sacarte de ese club?
—Mi padre —musito ignorando su pregunta.
—Cree que estás con esa tal Aria, tu amiga —él ríe burlándose —no sé que clase de amigas buscas, esa estaba tan drogada como tú y ni siquiera se percató de cuando te llevé —y ahora a mi mente llega como él me lanzó sobre su hombro y me sacó del lugar hasta su auto, siento que el rubor cubre mis mejillas al recordar la bofetada que le di y lo que le dije, vete al infierno, Infeliz.
—¿Qué hago aquí? —levanto la mirada y miro sus ojos que están muy oscuros.
—No recuerdas? —se burla, yo entonces... Oh mierda! lo besé, el color abandona entonces mi rostro recordando ese ridículo beso, ¿por qué ridículo? porque solo pegué mis labios a los suyos y no duró ni un segundo porque Jackson me apartó bruscamente.
—Perdón
—¿Por qué? ¿por comportarte como puta, por el beso o porque vomitaste mi auto y tu ropa? —¡Mierda! lo del vómito no lo recuerdo, bajo la mirada.
—Por todo.. ¿tú quitaste mi ropa? —pregunto sin mirarlo, escucho como suspira.
—Quien más —ahora si quiero desaparecer, que la tierra me trague y me escupa bien lejos, quizás pueda pagar un viaje a la Luna y quedarme ahí toda la vida.
—Jackson...
—Señor Clarke —lo miro, está serio, demasiado y vuelvo a sentir las lágrimas en mis ojos —llámame así, pensé que eras más madura, pero —se calla —vístete y vete Olivia, y ten cuidado que nadie te vea, no dejes en ridículo a tu padre —sin más sale de la habitación, yo entonces me levanto de la cama y voy hacia el baño.
Al salir de la habitación no veo más a Jackson, se fue y me dejó sin más, no le importo, aun recuerdo como me apartó bruscamente de él y limpió sus labios por el beso que le di, las lágrimas salen de mis ojos y subo al primer taxi que veo, ahí comienzo a llorar sin importar nada, me siento ridícula.
Señor Clarke... ¿Es en serio? ¿no quiere que le llame por su nombre?
El taxi me deja justo frente a mi casa, pago este con una sonrisa en mis labios y el taxista solo me mira apenado, de seguro le estoy dando lástima por llorona.
—¡Pero si llega la princesa de la casa! —gritan desde lo alto, levanto la vista del suelo para ver a un hombre que no conozco, entonces es que miro a mi alrededor, hay muchos hombres que no conozco, claro, el guardia del portón que siempre me saluda hoy no lo hizo, me volteo rápido, debo correr, pero una bofetada me lanza al suelo y soy agarrada del cabello.
—No, suéltenme —grito, pero solo escucho risas y me llevan a la parte de atrás de mi casa, ahí veo a mi padre, golpeado, amarrado a una silla, casi sin poder respirar.
—Papá! —chillo yendo hasta él —papá —me mira, sonríe levemente y comienzo a llorar como una niña pequeña, no entiendo nada, ¿qué está pasando?
—Y la familia de dos está completa —dice el que me gritó al principio, lo miro con rabia.
—Qué sucede?
—Tu padre nos traicionó y sabes seguro lo que pasa con los traidores —niego frenética, él jamás haría eso, lo conozco.
—No, él no —miro a mi padre —¿papá? —tomo su rostro en mis manos, está muy golpeado —papá dile que tú no hiciste eso, ¡díselo papá!
—Olivia.. —toma aire sin poder casi hablar —te amo, eres —el disparo lo hace callar, mi cara se llena de su sangre, caigo al suelo cuando me alejo rápido y comienzo a chillar sintiendo el olor de la sangre sobre mí, acaban de matarlo, le han disparado, niego varias veces e intento ir hacia él, pero alguien toma mi cabello con fuerza y me lanza de un golpe en el rostro lejos.
—Jefe, podríamos disfrutarla un poco —ríe uno, yo sigo en el suelo llorando —está buena la condenada, ¿Qué dices?
—La policía puede llegar, mejor matarla ya —el sujeto viene hacia mí y toma mi mentón con su mano, sonríe y pega su pistola en mi cabeza, voy a morir.
—Por favor no —me arrodillo frente al hombre —no me mate, yo no —miro a mi padre y un sollozo se me escapa.
—La muerte es parte de la vida niña —sonríe mirando mis ojos, niego varias veces, pero sé que nada cambiará así que me resigno
Cuando estoy a punto de morir cierro mis ojos, me va a disparar, sé que es de cobardes, pero ya no quiero luchar, ya no tengo nada que perder, ya rogué, así que perdí mi orgullo, me arrodillé, así que dignidad ya no debo de tener, espero el disparo, pero este no llega, en cambio siento su voz y mis ojos se abren enseguida.
—¡Déjenla! —demanda colocándose frente a mí, privándome de lo hermoso de su rostro, está cerca, siento su aroma y mi corazón late frenético, acaba de empujar al hombre que me sostenía.
—Debe morir y lo sabes Jackson —habla ese que tiene sonrisa aterradora y quien me iba a disparar.
—No
—Su padre nos traicionó a todos, y por eso ya está muerto, ella —me señala con su arma —debe morir, los traidores mueren, pierden su honor, su casa, su familia y su vida.
—Ella no te traicionó —dice el hombre que ocupa todo mis sueños, ese que era socio de mi padre, uno de sus mejores amigos, pero eso no evitó que desde pequeña fantaseara con él, a pesar de saber que estaba mal.
—Pero lleva su apellido
—¿Y si no fuera así? —todos lo miran confundidos, hasta yo
—Habla claro —pide el asesino de mi padre frunciendo el ceño.
—¿Qué pasa si su apellido cambia?
—La única forma de que eso ocurra es —el hombre calla quedándose pensativo —no hablas en serio —musita, Jackson entonces se digna a verme, me es imposible no pensar que parece un Dios en todo su esplendor, me extiende su mano, la cual acepto sin dudar estremeciéndome por su contacto, me levanta del suelo y quedo frente a él y levanto mi visita para ver sus ojos, es muy alto.
—¿Qué estás dispuesta a hacer para vivir niña? —odio cuando me llama así, ¿acaso no ve que ya soy mayor de edad?
—Cualquier cosa —musito sin poder dejar de mirar sus ojos verdes.
—¿Incluso casarte? —mis ojos se iluminan, asiento —perfecto —murmura y deja de mirarme para mirar a mi captor —Olivia se casará con mi hijo, tomará mi apellido y así no merecerá morir —me quedo paralizada, no, no, no era eso lo que imaginaba mi retorcida mente.
—Ok, pero si eso no pasa ella muere Jackson, sabes que es lo que manda la ley —los hombres se van, dejándome sola con Jackson y sus hombres, este me mira.
—Robert estará feliz de casarte contigo Liv —dice, me suelta y echa a andar hacia su auto. No mira a mi padre y solo me deja sola ahí, llorando.
Me casaré con mi mejor amigo, pero amo en silencio a su padre, es un hombre que me dobla la edad, pero es alguien perfecto que nunca he dejado de admirar, estoy mal, no puedo tener este tipo de fantasías, pero lo deseo tanto que parezco enferma, ahora estoy viva, no moriré, pero me siento muerta por dentro, esto solo me demuestra algo que ya sabía, Jackson Clarke solo me ve como su hija, una niña que conoce desde que nació.