Abro los ojos cuando escucho una voz femenina, la doctora que me atendió está frente a nosotros su mirada es tierna, llegando a la lastima, me levanto, con mi mano limpio el camino húmedo que han dejado las lágrimas en mi rostro.
– Toma_ Me extiende un sobre blanco, lo envuelvo entre mis manos, ella gira sobre sus talones y se va, miro a los chicos.
– Vamos_ Nicolás comienza a bajar las escaleras, las tres le seguimos hasta el auto, él se sube y nosotras hacemos lo mismo.
Tengo el sobre en mis manos, no me atrevo a abrirlo, el auto se detiene y Nicolás baja, abre la puerta de Samantha, ella baja, después bajo yo y por último baja Laureen, estamos en una especie de lago, hay bancas alrededor de éste con cálidas y delicadas flores que lo decoran, es hermoso, hasta me hace recordar el primer lugar en el que tuve una cita con Diago, el encuentro de mis orbes con las pupilas expectantes de mi amigo, me hacen sacudir levemente la cabeza y despabilar de mi ensimismamiento, caminamos en dirección de una de las tantas bancas, al llegar nos situamos en ella, Nicolás me mira implacable y las chicas curiosas con un toque de temor, tomo una bocanada de aire y rasgo la parte superior del sobre, saco el papel que hay dentro, lo leo detenidamente.
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Prueba de embarazo en sangre
Espécimen : Suero
Resultado : Positivo
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La lágrimas corren por mis mejillas desconsoladamente, Nicolás me abraza y Laureen toma el examen.
– Todo mejorará_ Nicolás tiene la voz entrecortada, lo miro y tiene los ojos cristalinos –Saldremos de esto los cinco_ Me toca el estómago y una lágrima corre por su mejilla, el corazón se me termina de partir al verlo así, se limpia rápidamente el rastro de agua salada y me da un beso cerca a los labios.
– Las espero en el auto_ Se levanta y se aleja a paso lento, las chicas se acercan y se sientan una a cada lado.
– ¿Le dirás?_ Samantha frota su mano de arriba hacia abajo en mi brazo.
– No sé..._ Respondo con sinceridad
– Debes hacerlo, es el padre_ Laureen tiene razón pero... ¿cómo? – Los dos fueron irresponsables, los dos tienen que afrontar las consecuencias, no solo tú, estoy segura de que puedes sola, eres fuerte y decidida pero las cosas no deben ser así_ En algún momento se lo diré, lo sé.
Me levanto, me limpio las lágrimas y comienzo a caminar hacia el auto, siento unos pasos atrás, deben ser las chicas, volteo para verles pero antes de que pueda divisar quién es realmente, ya estoy con los ojos cubiertos por una mano, de mi garganta sale un grito agudo pero me ponen un trapo en la boca, un mareo se hace presente, me alzan y mi estómago queda en el hombro del atacante, pataleo doy propino puñetazos en la espalda a quien me lleva alzada pero de nada sirve, me sientan, imagino que en un auto, palpo con mi mano donde estoy sentada, es acolchado, en realidad se siente bastante cómodo, si no estuviera vendada y probablemente en peligro, consideraría la opción de dormir en este lugar, un cuerpo macizo se sitúa a mi lado, coloca un trapo en mi nariz y parte de mi boca, un vaho entra por mis fosas nasales haciéndome estornudar, un cosquilleo se hace presente en la zona donde me han colocado el objeto, el cosquilleo se expande por toda mi cara, pasa a mi cuello, a mi pecho, luego a mis brazos, manos y dedos, recorre mis piernas hasta llegar a las puntas de mis dedos, es una sensación horrible, me siento adormilada y mi cuerpo entero me pesa, poco a poco me siento más débil, siento que el auto va muy rápido y no da indicios de detenerse, me invade el miedo pero el sueño que tengo me gana.
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Me despierto atontada, miro a mi alrededor, todo es oscuridad infinita, de la nada se prende una vela roja al otro lado del salón, luego otra al otro extremo, después una más, al cabo de unos segundos se prende una vela blanca, dejando un poco de luz a su alrededor, al lado de cada vela hay una sombra, no se bien si son hombres o mujeres, llevan una túnica larga y una capucha sobre sus cabezas, una de las sombras se acerca me huele y pronuncia en susurros unas palabras, sus profundos ojos hacen contacto con los míos, siento como si mi alma quisiese salir y mi cuerpo ardiera en llamas, un grito gutural sale de mi garganta, grito con todas mis fuerzas, empiezo a sentir sueño, pero el ardor ya no me incomoda, es como si mi cuerpo se hubiera acostumbrado.