Tentación

Capítulo 2 - Primer encuentro

– Hola_ Siento una voz juvenil cerca a mi.

Desvío mi atención de la hoja y la centro en el cuerpo estancado a mi lado, es un chico de aproximadamente 20 años, su piel es blanca, posee ojos con un verde penetrante como el de una esmeralda y su cabello color azabache está un poco largo.
Su tos fingida hace que salga de mi análisis. 

– ¡Oh! si, hola_ Logro decir con media sonrisa.

– Se ve complicado ¿quieres que te ayude?

– ¿Que significado tiene para ti la palabra evaluación?_ Digo con ironía, desviando por un momento la vista hacia la profesora que se hallaba muy concentrada leyendo un libro.

– Para mi es una forma en la cual el sistema intenta medir nuestras capacidades, erróneamente, claro, no muchos pueden demostrar sus talentos a través de un papel_ Me agrada

– Yo lo veo como una forma que usan nuestros docentes para saber si pierden su tiempo o no con nuestros cerebros.

– Podría... Pero dime, a ellos les importa? Si aprenden treinta, quince o quizás dos, a ellos les pagaran la misma suma de dinero._ Antes de poder objetar me da la espalda y se marcha.

– Espera!!_ Susurro y el sujeto vuelve su vista a mi.

– ¿Dime?_ Dice en forma sutil.

– Puede que necesite ayuda en religión_ Siento como mi orgullo se escapa por mi boca.

– No te preocupes soy muy bueno en esa área_ Toma mi examen – Que harás más tarde... Gabriela?_ Un escalofrió recorre mi espina dorsal al escuchar mi nombre.

– Nada que pueda interesarte...

– Diago

– Un nombre algo arcaico ¿no te parece?

– Yo no discuto el tuyo_ ¿Que tiene el mio?  – En este..._ Me señala el punto en la hoja – Es la "B", está claro que uno de los acontecimientos sociorreligiosos más importantes del siglo XX fue que el Vaticano I (1870), proclamó el dogma de la Infalibilidad del Papa.

Antes de poder decirle aunque sea un "gracias" el chico ya está en su puesto.
Voy contestando cada pregunta acorde a lo que he estudiado, de vez en cuanto siento pequeñas brisas heladas, pero no le pongo mucha atención, por momentos alzo mi vista y veo a el chico de cabellos negros, su espalda luce fuerte y trabajada, detallo cada movimiento que hace con sus músculos tensos, subo poco a poco deleitando mi vista hasta llegar a donde se supone debería estar su cabello, pero me encuentro con sus grandes ojos observándome, en otra ocasión, con otro chico quizás, me hubiera sonrojado, hubiera sonreído tímidamente, pero en vez de todo lo cursi antes mencionado, salte de en mi puesto y ahogue un pequeño grito, que llamo la atención de todos los presentes, me disculpe en un susurro y volví a mirarlo, noto que el suelta una risilla por lo bajo y vuelve a darme completamente la espalda, su mirada... es igual a la de mis pesadillas, la misma expresión, en lo único que se diferencia es en el color, pero las dos dan el mismo temor.
Trato de seguir concentrada y de no volver a mirarlo, poco tiempo después suena la campana.

– Chicos salgan a su descanso, pueden dejar sus mochilas, todos deben volver llamare a lista_ Nos advirtió la profesora.




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