Diago casi no ha probado bocado, su cara de asco cada vez que le acercaba algún alimento hizo que dejara de insistir al poco tiempo, la tarde al fin caía y no podía estar más cansada, optamos por recoger todo y dejarlo en la parte trasera del auto, una vez estoy adentro el ojiverde pisa el acelerador.
– ¿Vamos a tu casa o a la mía?
– ¿Volverás a actuar de esa forma?
– No
– ¿Lo prometes?
– Te lo prometo
– ¿Por tu garrita?_ Alce mi meñique
– Es necesa...
– ¿Por tu garrita?
– Por mi garrita_ Entrelaza su meñique con el mio.
– De acuerdo, pero te advierto, a la próxima que la cagues no accederé a perdonarte tan fácil ¿me oyes?_ Lo advertí con el dedo indice.
– Eso significa que ya estoy perdonado_ Pregunta en tono de afirmación, mirando al frente con una sonrisa ladeada, volteo mi rostro para que no vea mi sonrisa, coloca "In the end de black veil brides", al escuchar la canción bajo la ventana y comienzo a cantar mientras siento como el viento impacta en mi cara, al acabarse la canción volteo a verlo, tiene su vista fija en la carretera.
– ¿Puedo opinar sobre tu peculiar estilo de cantar?
– Mas te vale que sea una critica positiva, si no quieres que te vaya mal.
– En ese caso... me callo.
– Mejor.
Al estacionar el auto, me desabrocho el cinturón y bajo, me paro al frente de lo que supuse era su casa, es bastante grande de color blanca, hay un ventanal en el cual se lograba ver varios sofás y una T.V
Entramos y veo mas detalladamente la sala que se podía ver por el ventanal, inmediatamente reconozco uno de los sofás en el cual Diago me había hecho cosquillas, la comisura de mis labios se extiende ampliamente al recordar ese momento, subo las escaleras a la segunda planta, me encuentro con varias puertas, entre ellas la que da a la habitación de Diago, entro.
– Ponte cómoda_ Señala la cama y sin pensármelo dos veces salto y caigo acostada boca abajo.
– ¿Que tiene ese libro?
– No creo que debas preguntar eso
– ¿Porque?
– Porque me puedo poner como la vez pasada o incluso peor
– Confío en ti, ademas lo prometiste_ Me volteo quedando boca arriba para poder verlo, sus ojos hacen contacto con los míos – Quiero creer que eres un hombre de palabra y no rompes tus promesas ¿o me equivoco?
– No, no lo haces_ Se acerca a la cama y se sienta en ella, pone su mano en mi mejilla – Nunca romperé alguna de nuestras promesas_ Comenzó a hacer pequeñas caricias con su pulgar – Te lo prometo pequeña_ Me acerco y le doy un abrazo el cual no tarda en corresponderme, al romper el abrazo me entrega una camiseta de el, blanca con una tabla de surf estampada en el medio, me dirijo al baño y me comienzo a cambiar, al salir del baño lo veo acostado debajo de la colcha, camino hacia la cama y me meto en ella, el me abraza, es así como noto que esta desnuda la parte superior de su cuerpo y río débilmente.
– Descansa_ Le doy un casto beso en los labios y lo veo sonreír aun con los ojos cerrados.
– Lo mismo pequeña.