Me despierto debido a un estruendo en la planta baja, salgo de mi cuarto, bajó las escaleras, entro a la cocina y veo una tapa de olla rodando hasta llegar a mis pies y caerse sobre ellos, alzo la vista y mis ojos se encuentran con los de Diago.
– ¿Te desperté?
– No que va, llevo despierta desde hace horas_ Digo sarcástica.
– Lo siento, trataba de prepararte el desayuno y me tropecé.
– Sabes que tienes que ordenar todo ¿verdad?
– ¿No me ayudaras?
– ¿Yo hice todo esto?_ Hay cáscaras de huevo cerca a un tazón con residuos de yema, recipientes sucios por donde mire y la estufa con restos de chocolate.
Se acerca poco a poco hasta quedar a centímetros de mi, puedo sentir su respiración impactar en mi cara y eso me pone nerviosa, toma mi rostro entre sus manos, pega sus labios contra los míos, me da un beso suave, lleno de ternura, se separa y conecta sus ojos con los míos.
– ¿Y ahora?
– ¿Crees que con eso me vas a convencer?
Se acerca peligrosamente y vuelve a besarme pero esta vez posa sus manos en mi trasero haciendo que soltara un pequeño jadeo en su boca, me levanta y me pone a horcajadas sobre él, enrollo mis piernas alrededor de su cadera, poco a poco el beso se va poniendo más apasionado.
Diago sale de la cocina aún conmigo en brazos, se acerca al sofá y se recuesta cuidadosamente quedando sobre mi con una mano a cada lado de mi cabeza, sus dedos escurridizos toman el borde de mi camisa y tiran de ella hacia arriba, su boca va bajando por mi cuello, besa la parte que sobresale del sostén de mi pecho derecho, baja para llegar a mi estómago, desliza por mis muslos y me quita del todo el pantalón de pijama que llevaba puesto, se levanta un poco y se quita la camisa dándome una muy buena vista de su abdomen bien ejercitado, siento como el calor sube de mi monte venus hasta mis ojos, provocando así, una mirada lujuriosa, se vuelve a inclinar y detalló con mi mano su pecho, me besa una vez más, su lengua roza mi labio inferior como si pidiese permiso para entrar, abro la boca lentamente, nuestros carnosos músculos tienen una pequeña batalla y sin detener el beso le voy desabrochando su pantalón, estoy por terminar mi trabajo pero nos vemos interrumpidos por el molesto timbre, se aparta unos escasos centímetros y empieza a renegar entre dientes, me levanto del sofá, miro por el ojal de la puerta y veo a la señora Evans al otro lado.
Abro sin ganas y por la mirada que tiene la "bruja" como suelo llamarla, es que me acuerdo que solo estoy en ropa interior.
– ¿Acaso nunca vio a una mujer en vestido de baño?.
– Si, pero estamos a media ciudad, no en la playa.
– Ni que estuviera desfilando por toda la ciudad solo estoy en MI casa.
– Pero no creo que sea muy bien visto y creeme, eso_ Mira mi cuerpo como si de una puta se tratara – No es un vestido de baño.
– Bueno, para que sepa, esto _Dije señalando mi cuerpo – Tapa más que un vestido de baño, la única vecina que me ha visto así, es usted y si vino solo a criticar como ando en mi propia casa, adiós que le vaya bien _Cierro la puerta pero la tranca un pie.
– Solo vine por que tu madre me mandó a verificar si todo estaba en orden.
– Si, todo perfecto_ Quiero entrar ya!! mi yo interno hace pucheros como a una niña la cual no le han dado su dulce.
– ¿No iras al instituto?
¡¡El instituto!!
– Claro si señora, solo que se me hizo un poco tarde.
– Tan raro _ Después de una mala mirada de mi parte la vieja decrépita se fue por fin, cierro la puerta de un portazo, me dirijo a mi cuarto a zancadas y me meto a la ducha, paso literalmente corriendo por debajo del agua, al salir veo a Diago sentado en la cama mirándome.
– El instituto_ Abro el armario y saco lo primero que veo.
– Podemos no ir.
– Estas loco.
– No tengo ropa limpia aquí_ Siento su pecho en mi espalda y sus brazos me rodean – Por favor, solo por hoy.
– No puedo.
– ¿Por?
– Hoy tengo examen_ Digo pasando por su lado sin mirarle.
– Voy por mi ropa, nos vemos en el instituto_ Esta molesto, lo se, aunque más que molesto está calientemente frustrado. Me da un beso en la frente, sale de la habitación y a los pocos segundos lo escucho salir de casa.
***
– Como tarea traen el resumen de uno de los empresarios que aparecen en el libro "a puro pulso" _ Dice el maestro apenas suena la campana. Guardo todas mis cosas y salgo del aula para ir a mi siguiente clase.
– ¡Hola!_ Una chica un poco más alta que yo, de cabello y ojos cafés se coloca a mi lado por el pasillo.
– Hola.
– ¿Te acuerdas de mi?_ Me quedo mirándola por un momento, pero no logro acordarme.
– Melody, fuimos juntas al museo con la profesora de artes plásticas_ No puede ser ella, todos menos ella, La susodicha fue conmigo en el mismo bus que iba al museo y para mi desgracia le tocó en el asiento de al lado, todo el camino se la pasó hablando de su perfecta y costosa manicura y si se le dañaba se moría la pobre, cuando nos bajamos no se despego de mi ni un sólo momento supuestamente porque no entendía nada.