Estamos a pocos pasos de salir de la cafetería con Samantha pero vemos un grupo de gente aglomerada cerca a la mesa en la que estábamos, nos acercamos, Nicolás se encuentra sentado con cara de dolor y una mano en la cabeza.
– ¿Que ha pasado?_ Digo acercándome.
– No lo se.
– ¿Como que no sabes?_ Interviene Samantha.
– Recuerdo cuando Kian te tomo del cabello, yo me levanté y pero al tratar de acercarme a el, una punzada en el pecho no me dejo, caí al suelo de rodillas y sentí como si me enterraran un cuchillo en la espalda, hasta hay me acuerdo, después todo se volvió borroso y después negro_ Le levanto un poco la camiseta para verificar si tiene alguna herida, pero su espalda está intacta, suelto el borde de la camiseta y lo miro.
– No hay nada
– Lo se, ya me lo han dicho.
– Debes descansar mejor.
– No estoy loco, de verdad.
– Ya_ Se que no está loco pero... Me cuesta creerle – Vamos a la enfermería.
– Soy tu mejor amigo, no me crees.
– Si yo te dijera, oye me hirieron, tu miras y no hay nada ¿me creerías?.
– Se que no suena creíble pero... De verdad lo sentí.
– Estás realmente cansado, buscaremos una respuesta ¿de acuerdo?
– Va
***
Han pasado dos días desde el incidente con Kian, me quedo un morado en el abdomen pero ya no duele, no he podido hablar mucho con Diago ya que entre el instituto y los deberes no me queda mucho tiempo, hoy después del instituto iré de compras con Samantha para la fiesta.
– ¿Lista para una tarde de compras?_ Dice Samantha interrumpiendo mi camino.
– ¿No era tarde de chicas?
– No, esa es para llorar, ver películas y comer helado junto a tu mejor amiga y esta, es para ir de compras con tu mejor amiga.
– En ese caso ¡vamonos!_ Sonrio.
Nos subimos a la camioneta de Samantha, una vez que ya estamos adentro arranca, pongo musica a todo volumen y bajo mi ventanilla, el sol impacta en mis ojos y no puedo ver muy bien, abro la guantera, de esta saco dos lentes de sol le doy uno a ella y el otro par me los coloco, alrededor veinte minutos han pasado para que lleguemos a nuestro destino. Una vez allí nos dedicamos a entrar a cada tienda que vemo y por supuesto a comprar lo que se nos antoja, la que menos compro fui yo y como diez bolsas son mías.
– Por favor paremos, llevamos más de quince tiendas.
– La última.
– ¿Cual?
– Esta_ Señaló al frente, era una tienda de accesorios, entramos y comenzó a ponerse moños, antifaces, aretes y collares extravagantes, al final se ha quedado con una pulsera lila.
– Listo
– Aleluya
***
Me despierta el timbre, me levanto perezosamente y voy hasta la puerta, miro por el ojal de la esta y veo a Samantha al otro lado, esta noche es la fiesta, mi mejor amiga ha venido seguramente a arreglarse y ayudarme, le abro y me hago a un lado para que pase.
– Hoy es la gran noche_ Esta muy emocionada.
– Solo es una fiesta.
– No, hoy después de salir de la fiesta terminaré todo con Kian.
– Dijiste que se ponía muy agresivo cuando intentabas aquello.
– Si, pero esta vez Ryan me acompañara, y no podrá golpearme_ ¡¿Ryan?!
– ¿Como que el emo te acompañará?
– Si, pero, como amigo_ Siento en su voz un tono de tristeza.
– ¿Eso no era lo que querías?
– Ahora no.
– ¿Que cambio?
– Me puse a pensar en lo que me dijiste y pues... Tenias razón.
– ¿Y porque no lo intentas?
– Tiene novia_ ¡¿Tiene novia?!
– ¿Quien?
– Luna.
– ¿Quien es esa?
– Una chica alta, rubia, ojos azules y plástica hasta el copete_ Creo haberla visto en la cafetería.
– ¿Una de las del trío maravilla?
– Exacto_"el trío maravilla" = "Putas plásticas" = Melody, Luna y Julieta.
– ¿Cómo pudo caer tan bajo?
– Ella se lo da fácil y el es hombre.
– Buen punto, aunque debe haber algo más, no se ve de ser ese tipo.
***
Nos demoramos alrededor de dos horas pero al fin estamos listas, Samantha tiene un vestido rojo de tiras hasta la mitad del muslo y de hay desprenden varias capas, unos tacones del mismo color del vestido y algunos accesorios más, yo voy con una falda negra semi campana hasta la mitad de mis piernas unos tacones del mismo color, una blusa gris, cuello tortuga con los hombros al descubierto, para complementar el atuendo me puse un gabán negro que me cubría casi hasta donde llegaba la falda.
Llegamos a la fiesta y ya se alcanzaba a percibir el olor a alcohol, fuimos a la barra y pedimos dos ron con coca-cola, estuvimos riendo y charlando por unos minutos.
– ¿Te acuerdas la vez que..._ La cara de Samantha se transformó totalmente, miro sus ojos y veo que están clavados detrás de mí, me volteo y veo a Kian entrar con una rubia cogidos de la mano.
– No se supone que ¿hoy no vendría?_ Digo volviéndola a mirar.