Tentación Carnal

-CAPITULO 2-

SUPERAR LA TENTACIÓN CARNAL

Racheel:

Esta mañana era como todas las de siempre, pero algo había cambiado; me sentía satisfecha, llena, saciada de algo que pensé nunca me gustaría, pero o sorpresa me encanto.

Ignoraba que mí cuerpo se sentía un poco adolorida mis músculos dolían como si hubiera corrido una maratón, mi vientre se encontrara con cólicos y aunque no lo fuera el dolor era similar, mi coño dolía y no solo dolía también mi musculo pélvico se encontraba tenso, por la noche tan excitante y comprometedora que tuve hace unas horas.

Me encontraba acostada boca arriba en mi cama; reflexionaba acerca de mi arranque con Erick, aunque ya no lo volvería a verlo mi mente no dejaba de pensar en él, en su olor, en sus ojos, en sus movimientos, en su cuerpo, en su voz porque con tan solo una palabra de él mi cuerpo reaccionaba, pero no de la mejor manera.

Nunca se me había pasado por la cabeza entregarme a un hombre mujeriego que solo buscaba a chicas para una sola noche y luego las desechaba como un juguete inservible, sabía perfectamente que me encontraba como una más de su lista, pero como no hacerlo si era la mismísima tentación en carne y hueso, es algo imposible no caer en tal pecado.

Me pregunto si habrá otro hombre que me haga sentir como el lo hizo hace unas horas, se que es algo imposible ya que no me gusta socializar con hombres, pero la duda era más grande que la realidad.

Deje mis pensamientos eróticos cuando hoy una voz exclamando mí nombre, venía de aquella y melodiosa voz que conocía perfectamente, ya que aquella persona me conoce desde mi nacimiento.

Mi nana, ella era la que me cuidaba cuando mis padres no se encontraban en casa, aunque si estaban igual lo hacía; se que a mi edad ya no la debería tener nana, pero como no hacerlo si es como mi segunda madre, mi abuela, consejera, amiga, aquella que siempre me escucha y me aconseja con experiencia, viendo lo mejor para mí.

En si ya no es mi nana pero me acostumbre a llamarla toda mi vida así que es difícil llamarla por su nombre; mis padres le insistieron en que se quedase para hacerme compañía, consistía en solo estar aquí en casa ya no trabajaría pero igual se le pagaría, ella se negó rotundamente replicando que sería una carga, claro que no era una carga al contario era la que daba felicidad y brillo en la casa por eso se los había pedido a mis padres para que hablen con nana, lo hicieron, nana afirmo que seguiría trabaja pero que sería más liberal conmigo, mis padres trataron de hacerla cambiar de parecer refiriéndose a lo del trabajo pero ella se negó así que no les quedo más que aceptarlo.

Gire mi rostro a la puerta que se encontraba abriéndose poco a poco, rápidamente me levante despojándome de las cobijas que tapaban mi cuerpo, al verla no pude evitar sonreír y correr a sus brazos, ella correspondió a mi sonrisa mientras extendía sus brazos esperando el abrazo matutino de todos los días a cualquier hora.

Estos días no la había abrazado ni echo conversación debido a que nana se encontraba fuera de la cuidad, su nieta estaba enferma y debido a que su hija era madres solteras trabajaba por dos, haciéndole imposible cuidar de la pequeña niña.

La abrace como una niña que necesita el calor de su madre, porque en verdad la necesitaba; me hacia sentir una mala persona el que nana se encuentre aquí cuidando de una adolescente antisocial, sabiendo que tiene una familia que la necesita más.

-Nana por fin volviste- la apretuje con todas mis fuerzas- te extrañe tanto.

-Y yo a ti mi niña- su voz había salido algo agitada, porque la estaba abrasando como a un panda, la solté de mi abrazo para mirar su rostro que irradiaba tranquilidad y en sus ojos felicidad pura - no sabes cuanto me costó dejarte sola…

-No, al contrario, tu discúlpame tienes asuntos más importantes que son tu familia y yo solo soy un estorbo en ellos- me observó con las cejas fruncidas ante mi comentario.

-Porque dices eso mi niña, nunca has sido un estorbo en lo absoluto, me encanta cuidar de ti- aclaro mientras se acercaba a mí; depositando un beso en mi frente; siempre lo hacía, pero nunca perdía ese toque maternal en ellos.

- ¿Cómo se encuentra Caro nana? – Carolina era su nieta y aunque no la conocía nana me hablaba cosas impresionantes de ella. Cambie la conversación porque sé que ella me daría un sermón de lo importante que soy en su vida, lo había escuchado tantas veces que me lo sabía de memoria.

La amaba demasiado, pero abecés sentía que abusaba de su tiempo, ya que ella se quedaba en casa de lunes a domingo solo porque no quería dejarme sola, se negaba a tener días libres para su familia, sabía que sin ella yo no salía ni siquiera de mi cuarto.

-Ya se encontraba mucho mejor de salud, pero igual seguirá siendo monitoreada- desde que me entere que Caro padecía de trombosis primaria mi corazón se apretujo, no solo por lo inconsciente que era yo con nana, también por esa pequeña niña la cual desde nacimiento sufre esa enfermedad, saber que algunos órganos les dificulta hacer su función por ellos mismos y que no puede hacer ningún esfuerzo físico ni siquiera caminar con normalidad me rompe el corazón.

Tan solo es una niña la cual desde que llego a el mundo se enfrentó a una enfermedad que en cuestión de segundos puede acabar con su vida.

-Me alegro nana- a pesar de que nunca hemos cruzado palabras me preocupa su salud- algún día espero acompañarte y conocer a Caro- en el rostro de nana puedo ver un poco de miedo, es un miedo de que en cualquier momento le digan que su nieta partió de este mundo.

Me acerco un poco más, extiendo mis manos para tomar las de ella, se que en este momento necesita que alguien la escuche y esa persona seré yo, en mi pasado que no quiero recordar ella siempre estuvo para mí.

-Y lo haremos, pero cuando tengas la edad suficiente para comprender lo que es mejor para ti o no.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.