Tentación Carnal

CAPITULO 5

TE ODIO TANTO COMO TE DESEO

RACHEEL:

Después de abandonar al causante de mis orgasmos y que Loi me dejase en casa. Pensé en lo que paso las ultimas 24 horas con la mente fría, y no con las hormonas.

Lo odio, no sé como carajos pude caer ante tal tentación…

Aquí entre nosotras sabemos que lo odias tanto como lo deseas y eso no me lo puedes negar, Racheel. Habla una vos somnolienta en mi mente.

Y claro que no se lo puedo negra, al fin ella sabe como me siento cuando estoy cerca de aquel demonio, de cómo mi corazón se oprime al momento de encontrarnos a metros de distancia.

-Racheel…- Dice esa voz que la reconocería sin necesidad de girar- ¿Estás bien? – Lo que faltaba es que me pregunte si estoy bien, cuando sabe perfectamente que ¡NO!, idiota.

-Kevin que necesitas, en estos momentos no estoy para discutir contigo- Tengo tantas cosas en mente que me basta y sobra. Ahora no necesito en que más pensar.

-Y piensas que vengo a continuar la pelea… Racheel solo quiero disculparme por mis acciones que a lo mejor te molestaron- Conozco esa voz y se perfectamente que se esta sincerando de verdad y no por aparentar o manipular.

-Anda ven igualmente no es para tanto y de paso te lo digo como consejo- Calle en espera de su llegada.

Me encontraba en mi habitación, como de costumbre. Pensaba pasar la tarde junto a mis padres, pero lamentablemente se vio arruinada porque en una de las empresas de papá había sucedido un error y el único que podía solucionarlo era él.

Ni siquiera me lo habían comentado, de no ser por nana que llego a mi encuentro, tal vez hasta ahora seguiría esperándolos como estúpida.

Y como perro faldero lo acompaño mamá.

Por ello y muchas cosas, no me encontraba de humor como para soportar a mi estúpido primo, pero al ver sus intenciones decidí escucharlo. En fin, es familia.

-Antes de hablar piensa, si sigues así te quedaras solo toda tu vida- ríe ante mis palabras, mientras toma asiento junto a mi lado.

-Y es que es verdad, la deje ir por mi bocotá- Hablo en un susurro, para el mismo. Y como si de un chisme se tratase logre escucharlo perfectamente.

- ¿Qué? - hable con mi voz de duda, decidí hacerme la desentendida porque como podía saber que le pasa o simplemente el se serraría a no decírmelo. Y si el prefería no decírmelo, lo comprendo.

-No, nada… continuando, me disculpo por lo… sé que no debí…- mi dedo índice tapo su boca, desenado que no continúe.

-Prefiero no recordarlo, Kevin- Sonreí y continue- Me conformo con tu disculpa sincera.

-Entonces volvemos a ser primos o seguimos siendo enemigos de muerte.

Ambos reímos por sus ocurrencias, pero a pesar de ello, seguí con su juego.

-Lo pensare…- Concluí.

Se que mi primo puede ser tan molestoso como un estreñimiento, pero es tan gracioso que por un momento olvide lo que me tenía afligida.

Kevin al observar mi rostro pensativo no dudo ni un minuto en recostarse cerca de mí. Podría ser tan estresante, pero al mendigo le quedaba excelente ser terapeuta. Hasta ahora me pregunto porque no lo fue, en ves de ello escogió abogacía, si me lo preguntan muy opuesto a él.

-En que tanto piensas, Reich- y como si me encontrara en el psicólogo decidí abrir mis barreras ante Kevin- Desde que llegaste te he notado tan reflexiva, acaso paso algo en casa de Eloísa.

Al escuchar sus palabras todos los recuerdos con Erick volvieron, cada uno, cada momento, cada escenario y todos son de ambos, siendo consumidos por el deseo.

Y como si mi cuerpo deseara contárselo, reacciona mandando un escalofrió en el. Haciendo que Kevin lo note al instante.

-Reich si no me lo dices no sabre como ayudarte- Como si sus palabras fueran un ancla hacía el hueco negro en el cual no me di cuenta ya me encontraba en lo más profundo de el, decido contárselo. Cada momento desde el minuto cero hasta el ahora.

----------------

-Te juro que a pesar de que lo oí de tus propios labios y aún así no lo creo- Exclama, Kevin al terminar de relatar toda mi cuento “ficticio” junto a su amigo- Pero a pesar de eso…- Calla por un momento y yo no puedo hacer más que esperar una buena regañada- ¡Lo hiciste zorra, estoy muy orgulloso de ti, Reich!

Tan solo eso... Esperaba que me diera consejos o que me regañara por mi falta de voluntad, pero en vez de eso recibí halagos y un abraso tierno de su parte.

Hay momentos donde quiero que desaparezca, pero hay otros como este donde quiero que este junto a mi todo el maldito tiempo.

-No me regañaras por…- no finalizo porque mi primo me interrumpe.

-Porque debería. Sí, lo que estás haciendo es incorrecto, pero quien soy yo para criticarte cuando yo he hecho cosas peores.

Acaricia mi cabello como una madre lo hace cuando su hijo no para de llorar y prosigue.

-No te diré que tus acciones te llevaran a un cuento de rosas, pero cualquier cosa sabes que estoy aquí para escucharte y partir traseros a quien se atreva a romperte el corazón.

Río ante sus ocurrencias tan irónicas, pero es cierto, Erick no hará más que lastimarme y llevarse una parte de mi junto a él.

-Enserio gracias por escucharme Kevin…- Sonrío como una niña pequeña y lo abrazo con necesidad, como si en ves de primos fuéramos hermanos de sangre.

-Para eso estoy aquí Reich, no lo olvides-Susurra con esa voz que rara vez la saca a la luz. Soy correspondida, abrazándome con más intensidad.

---------------

Días después…

RACHEEL:

Maldición lo odio, lo detesto…

A que se refiere con “Quiero que respondas a mis mensajes pequeña, ¿Está claro?”

El demonio no me a escrito desde aquel encuentro encantador, maldición. Si piensa que yo lo buscare, está completamente equivocado. Nunca me rebajaría ante tal cosa, solo por un hombre que me ofrece sexo desenfrenado de por medio. ¡Jamás!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.