Lotty
¿Han visto que a veces en las películas cuando una bomba estalla, todo el amiente se ralentiza, y se escucha un irritante pitido de fondo mientras la tarada de la protagonista intenta orientarse en tiempo y espacio?
Pues, eso mismo acaba de sucederme justo ahora. Al ver a Justin Brandon cruzar las puertas de vidrio del edificio. Tiene una luz innata, capaz de inundar la estancia con su esencia y causar estallidos hormonales a su alrededor. Supongo que siempre lo ha tenido. Porque un fuckboy como Justin no baja bragas solo por tener una linda sonrisa, sino por su implacable aura.
En mi vida, siempre me consideré inmune a los efectos colaterales de los chicos como Justin. Mi primer amor fue un cliché. El mismo fracaso de la chica que se enamora a morir por su mejor amigo. Pero, no había papel para mí en esa historia. En la secundaria, había muchos chicos guapos, que con solo mirarte sientes que necesitarás salir corriendo en busca de la mopa. Solo que nunca me interesó acércame a ninguno, porque dondequiera que ellos vayan, también vienen los problemas.
No obstante, mi inmunidad quedó perturbada cuando una noche, por mero error de personajes, terminé besándole como una idiota. Y fue... el beso más glorioso que jamás había imaginado. Pero todos sabíamos que la historia tenía que frenar esa noche, porque él no es mi tipo y yo no soy el suyo.
Solo que... alguien arrancó el freno, porque de repente, ya no hubo como frenarla.
Chandler, que estaba hablándome acerca de algo que vio en Tik Tok, deja de hablar cuando nota a donde ha ido a parar mi vista. Se ladea, y echa un vistazo para terminar aterrizando sobre el chico junto a la puerta. Él no está solo. Va acompañado de una chica con una larga cascada de pelo negro que cubre su espalda. A diferencia del resto de las chicas en la sala, ella no tiene puesto un pijama, sino un largo abrigo de alta gama textil. Su rostro se me vuelve curiosamente conocido, y solo basta de un lapso de tiempo para averiguarlo.
Ella es Theresa.
No tengo pruebas, pero tampoco dudas.
El sonido de la lengua de Chandler al chasquear, me hace dar un respingo por instinto. Inmediatamente, me vuelvo hacia el chico, que me mira con el ceño hecho una interrogativa.
—Él es Justin —menciona como si estuviese presentándomelo de manera oficial.
Pero, lo que el TikToker a mi lado desconoce, es que ya nos conocemos.
‹‹Nos conocemos hasta de lengua››, mis mejillas se encienden ante mis pensamientos, y me obligo a dejar de pensar de ese modo acerca de Justin. Es demasiado sencillo volverme un manojo de nervios a consciencia, sabiendo que él está cerca.
A dos metros de separación, para ir al grano.
Inexorablemente, mis dientes se adueñan de mi labio inferior y mis dedos comienzan a entrelazarse como gusanos nerviosos.
—¿El Justin que vive contigo? —inquiero en un murmullo.
Chandler asiente, y sigue perforándome la cara con sus intensos ojos.
—Si. El mismo Justin que vive conmigo —reitera. Noto que hace una pausa, y sus ojos se achinan sin moverse lejos de mi cara. Está atando cabos. Puedo olerlo en el aire—. ¿Todo en orden, Lotty?
—Sipi. —Asiento, y sacudo los dedos para recuperar mi confianza.
Oh, Dios.
¿Es posible que me de una arritmia súbita solo por mi ansiedad?
Entonces Chandler hace algo que termina de aplastarme contra el suelo. Sube un brazo, y emite un potente silbido que juro, podría haberlo escuchado desde el edificio de chicas. Pronto, caigo en cuenta que está llamando la atención de Justin. Porque, éste se gira a nosotros.
Mi instinto de volverme repentinamente la mujer invisible me ataca. El aire se larga de vacaciones fuera de mis pulmones, y mis neuronas son invadidas por el pánico. Ni siquiera entiendo de dónde he sacado este huracán de espanto que me consume viva.
Justin se queda tan quieto por un segundo, que pienso que va darle un soponcio. Pero se recupera sin esfuerzo, y echa a andar hacia nosotros, emanando jovialidad y sensualidad. Porque su rostro es bastante atractivo, y el modo en el que se mueve reafirma seguridad en sus atributos. Cada paso que avanza se asimila a un puñetazo en la cara.
Se detiene frente a nosotros, y cuadra una sonrisa torcida al verme.
¿Puedo querer morir y vivir a la vez?
—¡Chandler! —exclama, dándole una palmada en el brazo al chico junto a mí. Su sonrisa se vuelve mil veces más grande cuando deja caer su atención sobre mí—. Mierda... me recuerdas tanto a una nerd insoportable con la que estudié —canturrea, sin dejar de sonreír.
Mi cara se vuelve más caliente que una fogata.
—Tú me recuerdas a un idiota egocéntrico al que detestaba también —murmuro por lo bajo, esmerándome con desesperación de haber sonado segura y no hecha una bola de nervios y torpeza.
Justin suelta una risita ronca.
Una risita que alimenta a la fauna de termitas gigantes que se devoran mi estómago.
—Joder, ¿quién habrá sido ese idiota? —Justin arruga la cara, y se hunde los dedos en el cuero cabelludo. Pero, su sonrisita guasona sigue intacta en sus labios.
Haciéndose notar, Chandler emite una tos prefabricada, llamando la atención de los dos. Aunque Justin no quita sus intensos ojos grises lejos de mí. Puedo sentirlos quemándome la cara.
—Ustedes dos... —Chandler nos apunta con su dedo índice, intermitentemente—, ¿se conocen de antes?
Justin me roba la palabra de los labios. Suena tan relajado y casual mientras habla. Nada que ver con el desastre que me he convertido.