Tentación Irresistible

26|Armaduras.

68747470733a2f2f73332e616d617a6f6e6177732e636f6d2f776174747061642d6d656469612d736572766963652f53746f7279496d6167652f6938364248586e723238706457673d3d2d313331313033303338312e313733663436393466633064326438613237383236383439373032332e6a7067?s=fit&w=1280&h=1280

Justin.

 

El dolor de cabeza que me obliga a despertar es insoportable.

Se siente como si alguien estuviese lanzándome dardos justo en medio del cráneo. Estiro los brazos por encima de la cabeza y parpadeo lentamente para adaptarme a los halos de luz que se cuelan por las persianas negras. Percibo a mis músculos desmadejados y entumecidos, como si me hubiese despertado luego de una brutal paliza.

Entonces, noto el hematoma brillante sobre mis nudillos. Parpadeo una vez más y me incorporo en la cama, chequeando que las demás partes de mi cuerpo se encuentren bien. Tengo un par de moretones en los brazos, y un pequeño rasguño en el antebrazo.

¿En qué mierda me metí anoche?

Echo una ojeada a mi alrededor percatándome que me encuentro en la habitación de alguien más. Miro los estantes repletos de fulgurantes trofeos dorados, algunos libros y un par de cámaras. Las sábanas se escurren entre mis dedos debido a la suavidad de la tela. Son de un azul oscuro eléctrico. Y luego, al volcar la mirada sobre el mesón junto a mí, distingo una fotografía del dueño de la habitación.

Frunzo el ceño, asimilando el ambiente familiar.

Un par de aporreos contra la puerta, me hacen enfocar mi atención en alguien más.

—No me imagino el dolor de culo que debes estar sufriendo justo ahora. —Chandler se encuentra de pie junto a la puerta. Tiene la cadera recargada contra el maquillo y los brazos cruzados sobre el pecho.

Entonces, uno los cabos sueltos; estoy en la habitación de Chandler.

¿Qué coños...?

Me rasco el entrecejo y le dedico una mirada recelosa antes de preguntar:

—¿Por qué mierda estoy en tu habitación?

—Porque te quedaste dormido aquí —replica sin más. Detecto su expresión burlona detrás de esa mirada.

—¿Por qué?

—Dormimos juntos. —Se mete de lleno en la habitación. Corre las cortinas y la luz entra bruscamente, agravando los latigazos que me atenazan la cabeza. Pongo cara de horror y le oigo soltar una risita—. No te preocupes. No eres mi tipo. En resumen, abandonaste el trabajo a mitad de la jornada para largarte a un mugriento bar y acabar con sus reservas de alcohol.

—¿Me emborraché?

—Y también te caíste a piñas con unos tipos del bar —me recuerda. Bueno, eso explica la cantidad de moretones que maquillas mi piel.

Suelto un suspiro, arrimando la sábana fuera de mi cuerpo. No llevo más que un calzón negro alrededor de la cadera.

—Te vomitaste encima cuando te llevábamos al auto. No te preocupes, fue Hans el que te desvistió. —Se apresura en aclarar.

Mientras le observo en silencio recabar en su armario por alguna cosa, mi cabeza empieza a despolvar los recuerdos de regreso. Recuerdo que David fue a la cafetería a decirme que James, mi padre biológico estaba muerto luego de tantos años desaparecido de mi vida. Necesitaba un trago para digerir toda la información así que fui a un bar cerca del campus. Y luego del sexto trago empecé a perder la conexión con la realidad.

No recuerdo mucho más que eso por ahora.

Hace más de dos años que no me perdía de esa manera al beber. La última vez fue esa noche que reuní la valentía para hacer la denuncia en contra de John. Fue la única manera en la que podría presentarme en la estación de la policía sin temblar como un niño.

—¿Hans estuvo allí? —inquiero, frotándome los ojos.

Chandler con el torso desnudo y una toalla negra enrollada en la cadera, saca un par de pantalones de chándal y una camiseta sin mangas con la etiqueta del equipo. Arroja las prendas a la orilla de la cama, y también lanza un botecito naranja de píldoras. Éstas aterrizan en mi regazo y leo la etiqueta.

—Son aspirinas. Para la resaca. Y sí, Hans estuvo allí. Tuve que llamarlos para que me ayudasen a sacarte antes de que terminaras tras las rejas por alborotar a un grupo de gorilas —explica con una sonrisa de orgullo—. De nada. No me lo agradezcas. Aunque... ahora que lo pienso, podrías agradecerme.

Toma uno de los pantalones, y se encamina a la salida.

Entonces, mi mente se detiene en una palabra de las que acaba de decir. "Llamarlos".

—¿Llamarlos?

—Sí. Lot también voló a rescatarte. Ah, y tu ropa está lavándose. Mientras puedes ponerte esa cosa de allí.

Señala la ropa que ha dejado en la cama, y luego se pierde hacia el pasillo.

La migraña empeora cuando pienso en Lotty. ¿Por qué mierda la llamó? Lo último que quería era hacerla correr por mí. No es justo para ella lidiar con lo peor de mí. Desde que esto que tenemos comenzó no he hecho otra cosa que arrastrarla junto a la nube negra que me persigue. Y ahora con David revelándome cosas, mi mundo se acababa de fragmentar un poco más.

Empujo el edredón a un lado para levantarme de la cama. Tomo el pantalón de chándal y me lo pongo. También me pongo la camisa que me ha prestado, y salgo descalzo a través del pasillo hasta la sala-comedor. Examino el departamento, no está tan mugriento como asumí que estaría luego de mi partida.

El olor a huevos y tocino en vez de mejorar mis síntomas post borrachera, le da una patada a mi estómago. En la cocina, veo a Fergus apilando una torre de panqueques y Hans tumbado en el mueble revisando el periódico. Chandler está haciéndose un batido proteico de esos que se hace luego de correr una milla en media hora y noto que su móvil está calzado en el trípode, probablemente haciendo algún video para su Tik Tok.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.