Tentaciones bajo los reflectores★bamtao★

Capitulo cinco.

Hu Yetao.

El espejo del dormitorio reflejaba mi expresión ceño fruncido, labios apretados, ojos brillosos. Molesto.

Pero no solo por lo ocurrido.

Era por mí mismo.

¿Por qué esperaba algo más?

Me acerqué al espejo, deteniéndome a pocos centímetros. Mi reflejo me devolvió una mirada que no quería enfrentar.

—Ridículo—murmuré, tocando el borde frío del cristal.

No es la primera vez. Esperar. Ilusionarme. Salir herido.

Esta vez no quería que fuera igual.

No con BamBam.

Giré sobre mis talones, inquieto. Caminé de un lado a otro, mordiendo mi labio inferior. La varita mágica que había rechazado al saber que pertenecía a Zihao seguía sobre la mesa. Ese objeto tonto… símbolo de una decisión apresurada.

¿Por qué todo se siente tan complicado?

Me dejé caer en la cama, dejando escapar un suspiro que sonó más a queja.

—¿Yetao? —la voz familiar y tranquila de Zihao me sacó de mis pensamientos.

Me giré bruscamente. Él estaba en la puerta, apoyado con los brazos cruzados, mirándome como si pudiera leerme.

—¿Qué haces aquí? —pregunté, forzando una sonrisa.

—Te he estado observando. Estás raro desde ayer—Caminó hacia mí. Sus pasos resonaron suaves, casi con cautela.

—No estoy raro —Me encogí de hombros, evitando su mirada. Sonaba a excusa y lo sabía.

Zihao se sentó en la cama, dejando espacio a su lado. Me miró con esa expresión suya que mezclaba comprensión y seriedad.

—¿Molesto?

—¿Por qué estaría molesto?

—Sabes que sé por quién.

Me tensé.

—No es asunto tuyo.

—Claro que lo es—Su tono se volvió más suave— Somos amigos, ¿recuerdas?

—Eso no significa que deba contarte todo —Le lancé una mirada de advertencia, pero él solo me devolvió una sonrisa leve.

Silencio.

Sentí su mirada fija en mí, demasiado intensa. Finalmente, me rendí.

—No quiero salir lastimado otra vez.

Su rostro cambió. Seriedad. Empatía.

—¿Te gusta? —preguntó con voz baja.

Me mordí el labio. ¿Decirlo? ¿Admitirlo?

—No es tan simple.

Zihao sonrió de lado.

—Siempre es simple. O sí o no.

—Es BamBam—Murmuré, con la voz casi quebrada— Es complicado.

Zihao me observó, ladeando la cabeza.

—¿Te besó, cierto?

Mi cabeza se alzó con fuerza. Ojos abiertos.

—¿Cómo lo sabes?

Él soltó una risa leve, como si fuera obvio.

—Tu cara lo dice todo.

Bajé la mirada. Mis dedos jugueteaban con el borde de la sábana.

—Me dijo que no se considera gay. Después del beso —Reí con amargura— Como si eso me debiera importar.

Zihao frunció el ceño.

— ¿Te molestó el beso o lo que vino después?

—Ambas cosas.

—¿Por qué?

—Porque no quiero sentir que soy un error para alguien.

—¿Te avergüenzas?

Levanté la mirada, firme, decidido.

—No. No me avergüenzo.

Zihao me sonrió.

—Eso pensé. ¿Y si él también está confundido?

—Yo… —dudé, mirando mis manos —Solo no quiero ser el experimento de alguien otra vez.

Zihao suspiró. Se puso de pie y extendió su mano hacia mí.

—Entonces, concéntrate en lo que importa.

—¿Qué es lo que importa? —Pregunté, con un hilo de voz.

Su sonrisa se ensanchó. Cálida. Segura.

—Debutar.

Sabía que tenía razón. BamBam podía esperar. Mi sueño, no.

[...]

El estudio de ensayo estaba lleno de voces, pasos resonando y respiraciones agitadas.

—¡Otra vez desde el inicio! ¡Sin excusas! —gritó el entrenador.

Estábamos todos agotados. La competencia se estaba poniendo caliente.

Cada quien estaba dando todo para llegar o permanecer en la Clase A.

Me sequé el sudor de la frente. Mi respiración estaba agitada, y mis piernas temblaban.

No puedo aflojar ahora.

Dong Dong se desplomó a mi lado, jadeando.

—¿Cómo estás tan fresco? —bromeó entre risas.

—No lo estoy—Respondí, tomando agua.

El ambiente era tenso. Thi-o practicaba la coreografía frente al espejo una y otra vez. WhyLucas revisaba la letra murmurando.

De repente, el entrenador se giró hacia nosotros.

—¡Posiciones!

Corrimos a formar la línea, pero al momento de colocarnos… me congelé.

¿Dónde iba? ¿Derecha? ¿Izquierda?

Miré rápidamente a whyLucas, quien ya estaba en su lugar. El entrenador notó mi confusión.

—Yetao, ¿qué estás haciendo? ¡Concéntrate!

—L-Lo siento…

¡Maldita sea, Yetao, concéntrate!

Sentí las miradas de todos sobre mí. Mi corazón latía con fuerza.
No podía fallar.

Tras repetir la coreografía varias veces, el entrenador suspiró:

—Está bien. Descanso de cinco minutos.

Caí al suelo, jadeando.

—¿Te pasa algo? — Thi-o se agachó a mi lado.

—Estoy bien—Mentí.

—No. No lo estás.

Levanté la mirada hacia el espejo. Mi reflejo estaba ahí, cansado, confundido, vulnerable.

El mundo exterior es tan duro.

No podía permitirme flaquear. Si no mantenía mi posición en la Clase A, nada de esto importaría.

La competencia no se detenía. Ni por un corazón roto, ni por inseguridades. El escenario solo esperaba a los mejores. Y yo… tenía que ser uno de ellos.

[...]

Era otro día de ensayo. Más, más agotador.

Los cuerpos se movían al ritmo de la música, sincronizados, perfectos.

Excepto el mío.

—¡Otra vez desde el coro! ¡El ritmo está bajando, no podemos permitirlo! —gritó el coreógrafo.

Las miradas se cruzaban. Algunos caían al suelo jadeando, otros se levantaban de inmediato. Nadie estaba dispuesto a ceder su lugar.

Yo tampoco.

No puedo dejar que me superen.

Cada paso dolía. Los músculos ardían.

Pero recordé las palabras de hace tres años.

—Si te distraes, perderás lo que más quieres.

Cerré los ojos por un segundo. Cuando los abrí, BamBam estaba observando desde el borde del estudio.



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En el texto hay: romance, boyslove, bl juvenil

Editado: 25.03.2025

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