En una nave fria devorada por la oscuridad y perdida en los margenes del universo un general de porte imponente dirigía su flotilla. Su destino: el sector 18521 de la Vía láctea, sistema 587 Sol... Tercer planeta.
— No tenemos tiempo para estás cosas Peter — dijo Roan apurandolo.
—Siempre hay tiempo para una buena historia. Si te pones a pensar todos nosotros somos una historia narrada desde la perspectiva de algo más alto. Naces, creces, conoces el amor, te reproduces y mueres. — Respondió Peter guardando su libreta de apuntes. — y como toda historia la nuestra ya ah llegado a su fin. Creo que Eduardo los puede guiar bien.
—Se llama Hiro, y no. Vendrás con nosotros hasta que Sieg averigüe porque te llaman el Nexo. — dijo sin darle tiempo a refutar.
El cuarteto de héroes, que de héroes solo tienen el titulo impuesto. Avanzaban a pie atraves de los restos humeantes de lo que fue Corea del sur. Nuevamente rumbo a Japón.
—¿No se supone que esa bibliotecaria nos llevaría hasta allá? — se quejo Peter.
— Ya habíamos llegado, pero de alguna forma extraña terminamos en una balsa lejos de nuestro destino. — bufo Roan mirándolo con acusación.
— Porque me ves a mi, ¡Yo no hice nada! — se defendió Peter.
—Exacto y tampoco sabes a dónde debemos ir — dijo Roan.
— Claro que sí — respondió Peter hojeando el libro que habia robado de la biblioteca de Minna — aquí dice que debemos buscar un lugar seguro, mira.
—Sus metodos de navegación son... cuestionables Sire Williams. — añadió Siegfried sin despegar la vista del entorno.
—Estamos por llegar a la costa, de hecho si hubiéramos seguido en la balsa bajando el río no tendríamos que buscar un nuevo barco. Pero para su fortuna tienen al mejor capitán de todo Japón. — Hiro inflo el pecho.
—De los restos de Japón — se burló Peter.
— ¿De verdad sabes navegar Hirito? — Roan se acercó a el curiosa.
—Vi todos los capitulos de One Piece, si alguien puede dirigir un barco, ese soy yo.
Peter suspiro, preguntándose cuando sería el momento adecuado para sentarse y continuar con su terapia de escritura.
—Ahi está, ¡un velero! —señalo Hiro.
—Sire, disculpe mi atrevimiento e ignorancia. ¿Los barcos aqui, navegan físicamente sobre el agua? — Siegfried parecía decepcionado por milésima vez.
Hiro subio al barco y, tras examinar los controles durante 40 minutos bajo resignando.
— Nop, es demasiado viejo. Inutilizable.
—Hiro es un motor de polea, solo hay que jalar estoy. — dijo Peter señalando una cuerda.
—Jefe, no tienes visión. — replicó Hiro sonriendo con arrogancia — Tal parece que el universo exige que use mi verdadero poder.
Adopto una pose absurda y gritó: ¡ES HORA DE ACABAR CON LA MALDAD!
Una nube de humo sacudió la playa. Frente a ellos emergió un criptido: cuello largo, cuerpo liso y cuatro pares de aletas.
—Se llama marisco — Dijo acariciándole el lomo.
—Invicaste al monstruo del lago Ness y lo llamaste ¿como? — Peter se notaba estresado.
—Una persona sin estilo nunca lo entendería —Respondio Hiro con falsa seguridad. —¿Porque no te agrado?
—Ambos estamos en este viaje en contra de nuestra voluntad... Bueno tú puedes decidir irte, nosé porque sigues aquí. — Dijo Peter fríamente,
Hiro hizo una pausa larga, es cierto que nadie lo había invitado a unirse a ellos, pero no tenía otro lugar al cual ir, y conocer el mundo no estaba mal. — Tampoco lo se...
Y así el grupo volvió a embarcarse en un viaje rumbo a las tierras niponas.
O eso creían.
—Peter, ¿como paso esto?— Roan estaba desconcertada, y no sin razón. Hace un breve momento estaban montando una bestia mitológica e instantáneamente una docena de guardias alienígenas los rodeaban. Habían sido transportados sin previo aviso dentro de una de las naves invasoras.
—¡SILENCIO! — grito un ser amorfo y repulsivo, da do vueltas alrededor de ellos. — ¿Cómo entraron a esta nave?
—Ahh es tu nave, bonita decoración — Respondió con nerviosismo Peter. — Deberías de pasarme el nombre de tu diseñador de interiores.
—Insensato, ¿te atreves a burlarte de nosotros? Nuestra especie puede leer las mentes débiles, veamos cuál es tu propósito. — escupio la criatura.
—Alto, no le hagan nada, el jefe tiende a hablar sin pensar. A Roan le irrita eso. — intervino Hiro.
Después de escudriñar los rincones de su cerebro el ser amorfo dio un paso atrás. —Peter... Peter Williams. ¿Usted es Nocturne?
El rostro de Peter se congeló. Nocturne era su pseudónimo, nadie lo conocía.
El alienígena activo un transmisor — Señor, lo hemos encontrado.
El silencio invadió el lugar, acompañada de incertidumbre y temor.
El aire se torno pesado. Desde lo alto una voz vibro en los altavoces, profunda, sería y suntuosa. Su voz era tan calma que dolía. Eso es lo que piensas ¿verdad?
Peter sintió que algo en su interior se erizaba.
—Es la primera vez que hablamos, Padre — dijo la voz en los altavoces.
Peter río por reflejo, confundido por las palabras. — No recuerdo haber tenido hijos, ni haber sido abducido — Luego repitio en un tono más bajo, sujetandose el estómago con temor —No recuerdo haber sido abducido.
—Juraba que eras virgen — le susurro Roan.
La voz volvió, ahora más afilada pero aún contenida.
— La tarde en el palacio era una danza de destellos azules violaceos cuando se encontraron por última vez. — La furia podía saborearse detrás de aquel tono tan sereno.
Peter retrocedió un paso.
—Tu...
—Asi es, padre. El universo ah conspirado contra ti. Pagarás por quitarmelo todo. Hasta la última pizca de esperanza.
— ¿Como es que me conoces? — Peter estaba confundido, sentía algo familiar en la voz y lo peor de todo, había culpa emergiendo sin razón aparente. — ¿Que clase de broma es esta?
— Tu mundo está colapsando y, ¿piensas que esto es una broma?