Teorema de lo absurdo

Apéndice 6A Reseñas literarias by Minna

Hola, criaturitas. Lamento haberlas abandonado, estos días tuve demasiado trabajo. Recientemente fui brutalmente atacada por dos individuos. Gracias a los cielos, estoy bien. Entonceeeeees, la recomendación de hoy es: Llovizna al atardecer. Este libro fue escrito por el misterioso y aclamado autor Nocturne. Refleja una gama de emociones que van desde el amor, la esperanza y la pérdida, mezclando arte Murim en una Corea feudal.

La historia sigue a Min-soo Kim, un antiguo rey que ha vagado por el mundo presa de una maldición de inmortalidad.
Min-soo ha perdido el valor de la vida y constantemente intenta terminar con ella, fallando una y otra vez a causa de la maldición.

En cierta ocasión, Min-soo llega a una aldea con heridas notables. La gente lo evita, excepto una humilde mujer. Al ver el estado de aquel hombre y pensar que es un vagabundo, decide tratar sus heridas.
Gracias a la actitud de aquella mujer, Min-soo siente un poco de la calidez que la humanidad alguna vez le ofreció.

Min-soo quiso pagar por la generosidad de su benefactora y, usando su apariencia imponente, tomó el rol de protector de la aldea. Tan solo un mes después, la comunidad lo había aceptado completamente.
Eilidh —como se llamaba aquella mujer— le explica que la gente del lugar sufre constantemente abusos por parte del rey, quien, aparte de cobrarles un alto impuesto, les robaba los suministros… y a las mujeres.
Min-soo, molesto por la mala administración del reinado, decide viajar al reino a tener una audiencia con el monarca. Pero en el camino es encarado por un mago cubierto de sombras negras, el mismo que lo maldijo años atrás.

Tras un intercambio de palabras y una batalla dura, el mago decide retirarse, no sin antes advertirle que debería regresar a la aldea… o su amada podría tener un final terrible.

Min-soo regresa y encuentra la aldea casi destrozada. Los aldeanos están siendo intimidados dentro de un granero por los soldados imperiales. En un descuido, uno de ellos deja caer una lámpara de aceite, comenzando un incendio.
Los soldados, al ver la situación, entran en pánico y deciden cubrir el suceso cerrando con llave el granero, dejando a los aldeanos a su suerte.
Min-soo, al llegar, se llena de ira y, en un instante, termina con la vida de aquellos soldados, liberando a los aldeanos y a Eilidh del fuego.

—Tomaré este reino —dijo Min-soo mientras la larga coleta negra de su cabello ondeaba, llevada por el aire.

La multitud quería detenerlo, pero sabían que una vez que se supiera lo que sucedió esa tarde, todo el lugar sería devastado y ellos asesinados.

Min-soo viajó al reino acompañado por Kieran, el jefe de la aldea, y por Eilidh. Al llegar, fueron detenidos por los soldados, quienes no le permitieron acceder a la cámara de audiencias.
Entre burlas y amenazas, uno de los guardias golpeó a Eilidh, empujándola al suelo. Min-soo sintió que la sangre le hervía. Ningún rey debería permitir que abusaran de los débiles.

Haciendo un movimiento rápido y ligero, desenvainó una katana y cortó la garganta de los soldados.
La gente que pasaba por ahí —los marginados, los plebeyos— lo miraron con una mezcla de miedo y asombro.
Inmediatamente, la guardia imperial los rodeó.

Eilidh se levantó deprisa y tomó la mano de Min-soo, pidiéndole que se detuviera. Él solo gritó a todos los presentes:

—Mientras todos ustedes permitan ser humillados, el ciclo no terminará. Su vida es demasiado corta para desperdiciarla.

La gente se estremeció. Aquellas palabras estaban cargadas de una mezcla de emociones que se desbordaban desde los ojos llorosos de Min-soo.
El general de la guardia se rió de él y de la gente presente, comenzando a arrestar —con orden de ejecución— a cualquiera que interviniera.

Min-soo no se quedó quieto. Había decidido tomar el reino y liberar a la gente, y así lo hizo.
Tomó la katana y rebanó uno por uno a aquellos que se oponían a él. Pero a los que se rendían… les perdonaba la vida.

Así llegó hasta la cámara de audiencias del rey, quien, en un tono prepotente, trató de disuadirlo. Pero Min-soo no se retractó y, de un tajo, lo asesinó.
Así, el rey ancestral maldito encontró algo que proteger. Se casó con Eilidh. Ya no se sentía solo.

Aquí termina el libro, y es la parte de la historia llena de amor y esperanza. Mas hay un borrador para la segunda parte que Nocturne no lanzó al público.

Dos años después, el reino prosperó. La justicia y el bien común eran parte de sus valores. Min-soo llegó a ser amado por la gente del pueblo como un rey sabio y misericordioso. Además, Eilidh quedó encinta. Todo marchaba bien… hasta una noche de luna llena.
El rey recibió un aviso de presentarse en la sala de audiencias por un asunto urgente. Al llegar, sintió que la piel se le erizaba.

Era él.
El mago oscuro que lo maldijo.

—Gran rey y general —dijo con un tono presuntuoso—. Escuché que el reino ha crecido… y que esperas a un heredero.

—¿Qué es lo que deseas? —dijo Min-soo con un tono serio y autoritario.

—Creo que no me expliqué bien. Dije… tu reino ha crecido y esperas un heredero.

Inmediatamente, la gente del reino comenzó a toser y a caer de rodillas. Un grito sonó desde el cuarto interior, seguido por la intromisión espontánea de la dama de la reina, que tosía desesperada.

—Mi señor, su majestad… la reina se ha desmayado y está sangrando mucho.

Min-soo se levantó.

—Alto. No he terminado aún —dijo el mago. Min-soo lo miró con furia.

—¿Por qué haces esto?

—No tienes permitido vivir en tranquilidad. Ese es tu destino. Todo cuanto tienes va a perecer frente a tus ojos. Esa es la maldición de la inmortalidad —dijo en un tono sombrío—. Sin embargo, salvaré a tu hijo y lo enviaré lejos. Está destinado a heredar tu sangre. Será el próximo Rey Demonio. Él será la clave si deseas recuperar todo lo que perdiste hoy.



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En el texto hay: referencias, magia, ficcion

Editado: 09.09.2025

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