Minna se hallaba en un cuarto semi oscuro dentro de la Biblioteca del Limbo. Llevaba arrastrando el cuerpo de Mak-oh cuando Hiro recobró la conciencia.
—Uno, dos, tres, Mina te persigue. Cuatro, cinco, seis, te jalará los pies. Siete, ocho, nueve, te hará lo que quiere. Diez, once, doce, te hará desaparecer —canturreaba Minna con un tono infantil y siniestro.
Al fondo del cuarto, Hiro pudo distinguir varios bultos colgando del techo. Algunos daban la impresión de retorcerse ligeramente.
Aún aturdido, se puso de pie, tratando de recordar. “¿Dónde estoy? ¿Qué hora es? ¿Qué fue lo último que hice?” eran algunas de las preguntas que rondaban por su mente.
Y entonces lo recordó.
—Oye, tú... bruja —gruñó con esfuerzo mientras se levantaba con dificultad—. ¿Qué le hiciste a Peter y a Mak-oh?
Su tono era frío, no era el mismo Hiro. Aunque su cuerpo temblaba, luchaba por mantener la determinación. Si su amigo había muerto, al menos llevaría su cuerpo a lo que quedara de la Tierra y le daría una sagrada sepultura.
Minna no le prestó atención. Solo se limitó a continuar arrastrando a Mak-oh hasta una mesa con correas y una gran lámpara sobre ella.
Hiro sacudió el polvo de la ropa y se acercó más, llamándola nuevamente “bruja”. Minna hizo una mueca de fastidio.
—Ay, Dios… ¿no sabes decir otra cosa? Hablas demasiado —soltó ambas piernas de Mak-oh y, sin esfuerzo alguno, la colocó sobre aquel artefacto metálico.
—¿Dónde está Peter? —preguntó Hiro con una mezcla de miedo y valor.
—¿Sabes lo que es este lugar? —dijo Minna mientras conectaba una clase de electrodos a la cabeza de Mak-oh—. Este lugar es una de las cuatro fortalezas que preservan la creación: el Limbo del Conocimiento. Y con todo lo que yo sé... —se escuchó el crujido de un cinturón al ajustarse sobre la camilla— los haré útiles.
Mak-oh soltó un grito fuerte, una mezcla entre sorpresa y temor que rápidamente escaló a enojo.
—¡Suéltameeee! —su voz alternaba entre furia, terror y desesperación.
—¡Detente! ¿Qué diablos haces, maldita? —Hiro intentó desesperadamente activar el sistema, pero este no respondía.
Minna chasqueó la lengua y negó con la cabeza.
—Ese sistema lo creó el Primordial del Conocimiento, y me dio pleno control sobre él. Ya te lo dije, Hiro Asaushi: no eres nadie.
Hiro retrocedió un poco. Pensó en huir por las ventanas, pero, extrañamente, sabía que arrojarse por aquel vacío lo mataría. Además, aunque Mak-oh le daba miedo, no quería dejarla atrás. No quería que Peter se decepcionara de él.
La pantalla del sistema parecía glitchearse. Minna fue la primera en darse cuenta, pero eso también era parte de su plan.
—Seguro estás pensando en salvarla y hacerte el héroe frente a Nocturne. Pero, cariño, todo este tiempo él solo te ha visto como un medio de transporte, un miembro inútil... y hasta un alivio cómico. —Minna tomó una daga de la mesa quirúrgica y caminó lentamente hacia Hiro.
—Yo lo sé —respondió Hiro con rabia, cargando con el peso de una verdad que lo aplastaba—. Peter solo me aceptó en su grupo porque se sintió responsable de que no reviviera en un mundo distinto. Sé que soy una carga para él, pero en múltiples ocasiones me ha salvado. Es mi turno de devolverle el favor, ¡maldita bruja sabelotodo!
El sistema empezó a arrojar pantallazos de error, uno tras otro, hasta que apareció un mensaje frente a él:
[Mensaje del sistema]
Se ha detectado intento de influencia externa. Ejecutando medidas de contención... [fallido]
Todas las defensas del sistema se han activado... [fallido]
El sistema está siendo corrompido. Se ejecutará una actualización forzosa.
La pantalla del sistema de Hiro se ennegreció. Una espesa bruma negra lo envolvió, y su apariencia comenzó a cambiar: su estatura aumentó, su cuerpo flacucho mostraba ahora músculos marcados, su cabello verdoso creció y adquirió una tonalidad más profunda. Su mirada se volvió distante... incluso melancólica.
[Mensaje del sistema]
Se ha instalado la actualización. Se ha distribuido a todos los servidores.
Felicitaciones. Has despertado por completo tu habilidad latente. ¡Bienvenido, heredero del Rey Demonio Kim Min-soo!
Hiro no prestó atención a las palabras. Estaba concentrado en Minna, quien sonreía con satisfacción y aplaudía de forma burlona.
—Bravo. Has burlado al sistema... literalmente. Ahora, Hiro, ¿qué sigue? ¿Vas a atacarme con este nuevo “tú”?
Hiro simplemente se abalanzó con velocidad sorprendente. Minna se asustó y retrocedió un paso. Él aprovechó ese instante para colocarse frente a ella. Pero todo fue un truco. Una vez que estuvo lo suficientemente cerca, sacó uno de los revólveres y le disparó en la frente.
Inmediatamente, Hiro cayó de espaldas en su propio espacio espiritual.
Minna lo observó tumbado y suspiró.
—No me pagan lo suficiente para hacer estas cosas… —refunfuñó—. ¡Ni siquiera me pagan!
Al ver a Mak-oh, notó que ya estaba tranquila.
—La estimulación eléctrica provoca que las neuronas se fuercen a establecer conexiones —comentó mientras se acercaba nuevamente a ella—. ¿Quieres morir en esta vida... o me dejarás salvarte?
Mak-oh soltó una lágrima. Sabía que en ese lugar el futuro dejaba de ser visible para ella. No quería confiar en la bibliotecaria que le había disparado a Peter, pero tampoco podía escapar.
—Mackenzy Ohara… ¿quién es Peter Williams para ti? —preguntó Minna con voz baja.
-----
De vuelta a la Tierra, Jade retrocedió unos pasos al escuchar la voz de su hermana.
—¿Qué es esa cosa? —dijo, señalando el eco del avatar de la corrupción. Su silueta femenina ondeaba envuelta en sombras.
La pantalla del sistema le alertó, para después apagarse sin razón.