★Narrador★
Se encontraba en The Cavern Club con Tom, su mejor amigo, su confidente. Decía que él era parte de ella, que no le podían faltar sus buenas nuevas. Eran la pareja perfecta, pero ellos no sentían esa atracción sentimental.
Solo son grandes amigos, decían, pero para ellos no era así, los dos pensaban que eran como hermanos.
El lugar no estaba nada mal, estaba tranquilo aunque no es que sea un mar muerto, no, pero era más tranquilo que uno de esos bares donde va la gente como si estuvieran dando comida gratis. Era más bien de esos lugares para gente que va a hacer negocios.
Sasha respiró profundo. No se sentía cómoda por lo que iba a hacer, pero se decidió en hacerlo porque no podía poner en riesgo a sus amigos con alguien que está fuera de control.
Un hombre con la apariencia de unos 40 años, barba sumamente larga, traje de cuero que a una distancia se le puede ver lo caro, sombrero y bastón como si fuera una persona muy importante o de esas que se ahogan en dinero, les sonríe y se sienta frente a ellos en una mesa de cuatro.
Él era el señor Lombardo.
—Piacere di rivederti— les dijo al sentarse y posar sus manos en el bastón. Usaba esa frase siempre que veía a un conocido desde hace tiempo <Un gusto volverlos a ver> una típica frase que utilizaba para querer decir: me han olvidado.
Aunque Sasha lo conocía del todo, porque una vez fueron grandes amigos, no le permitía dejar de pensar en que si la liaba la cagaba, porque aunque sean "amigos" todo se paga si la haces. Mas si son cosas que involucren la mafia.
—Intenté unirme más a mis padres— dijo Sasha mirando a la mesa con puros pensamientos que le rondaban por la cabeza. Nadie dijo nada así que ella continuó—, tenía que conseguir que pagaran la universidad.
—Entiendo, aun eres joven, pero te dije que te podía conseguir un buen trabajo.
—Es que...
—Es todo fuera de esa mierda como le dices, solo serás la de los tragos. Te sabes todo eso y te pagaría muy bien— él le había enseñado a mezclar bebida y también a beberla.
La primera vez que Sasha tomó alcohol fue con él.
—Si, tal vez lo piense— dijo Sasha aunque no se sentía muy segura. Para ella ese trabajo era soportar a borrachos aunque nunca lo ha trabajado, así que no sabe cómo es en realidad.
Tom se toma una copa de champán y le saluda con la cabeza a Lombardo. Él lo mira con la misma sonrisa. Para Lombardo, él seguía siendo el mismo muchacho de siempre, no había cambiado para nada.
—Bien, supongo que para algo que no fue a visitarme vinieron o ¿me equivoco? —les dice Lombardo.
Sasha y Tom se miran, ella no se lo podía creer, él tampoco, pero estaban ahí y no querían echarse para atrás.
—Es Asdrick, ha vuelto— dice por una ves Sasha.
—Oh, es una sombra en los negocios, hace años que no lo veo, pero me han dicho que se ha metido a lo profundo, lleva un sin número de muertes que me sorprende y bueno, ya sabía de su llegada, solo no esperaba que hiciera de las suyas.
—¿De qué hablas? —Sasha sabía que él había cambiado pero no se imaginaba cuánto.
—¿Qué? ¿No te ha dicho nada?
—No somos nada, lo nuestro se acabó hace años, pero no lo quiere aceptar— se cruza de brazos y mira a Lombardo fijamente. Él también ha cambiado.
—Veo que le has guardado todo el odio— le responde y toma de su copa.
Aunque no quisiera, tiene que ayudarla porque ella fue, es y seguirá siendo como una hija para él. Aún recuerda lo mucho que le gustaba su madre, era su verdadero amor, pero todos sabemos que no siempre hay un final feliz.
—No es odio, solo que su cambio no me deja dormir por las noches. La noche que llegó le apuntó a la cabeza con su arma favorita a Luis y sabes qué es eso ¿no?
—Se ha salido de control, lo sé— le contesta Lombardo pensativo—. Dime entonces lo que quieres que haga con él y lo hago.
Sasha intenta hablar, pero es interrumpida por Tom.
—Oigan, si ese tío no se quita esas jodidas cadenas del cuello, se va a caer y créanme, no se va a poder levantar— dice haciendo que Sasha y Lombardo lo miren raro.
—¿Te puedes callar? —dice Sasha tratando de no soltar una risilla, pues el hombre llevaba como 6 cadenas de oro, tal vez, en el cuello.
—No has cambiado nada Tom.
—No digo lo mismo de usted señor Lombardo— le responde Tom.
Tom era un caso serio, pero siempre hacía falta una broma como las de él.
—Bien, al punto— Lombardo la mira al igual que Tom y ella continua muy decidida—. Quiero que saques a Asdrick del país, de la isla. Quiero que lo deporten y que lo envíes lejos. Si es posible que lo metan en una cárcel, pero en los estados.
—Dime cuando inicio y empiezo todo, haré todo lo posible para favorecerte hija mía— le dice Lombardo con el cariño que le tiene a Sasha.
—Desde ahora y quitale todo lo que tiene— le dice y toma de su copa—. Ya he tomado mi decisión.
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¡Hola!
Espero que estén bien y si no es así: escuchen música y desahoguence, ya luego se cansaran de llorar y se les pasará.
Creo :v
Gracias por estarlo leyendo.
Hasta la próxima y...
Chao!!!
🖤😊🖤