-Lo único que en realidad existe, es el…
-Suficiente Patrick, solo… haga silencio.
-El que yo cierre mi boca aún deja libre al caudal que corre por mi cerebro, es como ponerle un tapón a una catarata, tarde o temprano va a estallar. Y mucho cuidado, porque la corriente continua puede hacer daño, pero la que es aprisionada, atrapada hasta no poder ser contenida… desata un enorme caos cuando es liberada.
-Ya basta, no puedo aguantarlo más. He tratado, y créame que he sido muy, pero muy paciente. Incluso así no hay manera, no hay camino para poder cerrarle la boca, o el cerebro, o lo que sea…
Estoy cansado de esto, de fingir poder escucharlo sin más drama, finjo pensar en lo que debo de hacer después, pero, simplemente: ES IMPOSIBLE. USTED ES IMPOSIBLE.
Lo derivaron conmigo porque había hacho lo mismo con los cuatro doctores anteriores: actuó naturalmente, plácido, pacífico, como si nada malo lo ataviara. Habló de mi profesión, habló de mi consultorio, de mi persona… ¿Cómo puede ser? ¿Acaso no soy yo el psicoanalista?
-Es que mi entretenimiento sienta sus bases en la idealización de una conversación: verá, Doctor, mi… cabeza, idea una consecución de argumentos y frases, crea posibles respuestas, y las anticipa a la pregunta.
Mis palabras son solo la puesta en escena de una obra ya vista.
-¿QUÉ ACASO NO PUEDE CERRAR LA BOCA?
-El que yo cierre mi boca aún deja libre al caudal que corre por mi cerebro, es como ponerle un tapón a una catarata, tarde o temprano va a estallar. Y mucho cuidado, porque la corriente continua puede hacer daño, pero la que es aprisionada, atrapada hasta no poder ser contenida… desata un enorme caos cuando es liberada.
-¡VAYASE YA MISMO DE MI CONSULTORIO, BASURA!
-¿Lo ve?