Tercera.

Introducción.

            Hola, soy Lucie Elizabeth Sallow III. ¿III? Sí, tercera. Provengo del linaje de brujos más antiguos de la historia. Yo y mi hermano Lucian II –luego de cumplir la edad legal de un brujo para cambiarse el nombre decidió ser el segundo único de la familia en tener un nombre corto, falacias –. A lo que iba, mi hermano me hace perder la ruta constante de pensamientos, es que él es algo… diferente.

Esperen.

            Agh, Lucian hizo un reguero que tendré que limpiar luego, ahora a lo que iba, antes de su innecesaria interrupción de pacotilla.

            Soy, según mi madre, mi padre, los abuelos y todos mis ex–profesores cuando iba a la escuela de brujos; unos tres o cuatro siglos atrás, cuando mis poderes a penas se manifestaban por simples chispas desde las puntas de mis dedos. Soy la bruja más poderosa de mi linaje, hasta los instantes en que nos encontramos existiendo. Y mi hermano menor, por dos minutos–a petición del quejumbroso se los comento–, sirve más para crear explosivas pociones, que asombrosamente funcionan y me han sacado de más de un apuro.

            Y sigo desvariando de mi objetivo final… dicho todo aquel discurso inservible, excepto por la parte de los poderes, les diré el porqué de que hoy este yo aquí, diciendo todo esto: mi mellizo y yo hemos sido encomendados a una misión que involucra nuestro dueto tan… atípico. Mi inteligencia y su creatividad. Nuestros asombrosos dones y básicamente mi raciocinio activo y su… especialidad de meternos en apuros. Debemos partir de nuestra comodidad en Osiris al rescate del granuja de nuestro primo Hermes, y no, él no es un dios del olimpo, es solo un gran sinvergüenza muy descarado, que junto a su mejor amigo Abraham se han metido en un terrible pacto con Athos Vinil: el brujo más rencoroso, vengativo y de poderes más oscuros y siniestros que conozco existe.

            Así que a ello, espero razonar con el siniestro de Athos y hacerle recapacitar de evaporar a mi primo, aunque en perspectiva, y si lo pienso mejor, se merece que eso le suceda, pero como tengo que entrar en papel de la prima bondadosa y caritativa que mi familia sabe bien que no soy, y hacerle ver bien el panorama: hizo un trato con un niño. Si bien Hermes es un siglo mayor que yo, en su alma y en su mente sigue siendo un bebé que necesita le cuiden siempre, ese es el papel que Abraham debía ejecutar y por lo visto a lo que he sido arrinconada hacer, falló en grandes proporciones a su misión.



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Editado: 23.03.2018

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