Capítulo 7 [Parte 1]: Verdades del corazón.
—¿Cómo que se suicido? Y… ¿Qué tiene que ver eso con el brazalete? —las neuronas en mi cerebro empezaron a hacer cortocircuito, era demasiada información que procesar en muy poco tiempo.
Sergio tomó una gran bocanada de aire, como si le costase lo que estuviese a punto de decir.
—Teresa, es… complicado y digamos que no soy la persona indicada para contarte esto.
—Pues te jodes, porque no me moveré de aquí hasta que me cuentes —solté más como una orden que una súplica, pero estaba desesperada por respuestas.
—Esta bien, solo te contaré mi versión de la historia, porque cada uno tiene la suya —¿Cómo que cada uno tiene la suya? ¿Hay más personas involucradas?, esto estaba cada vez más confuso.
—Lo que sea, pero tiene que contarme. Ahora.
—Irina Hoffman, melliza de Pierre, la chica más guapa de toda Groween, inteligente, extrovertida, porrista, campeona del torneo de ajedrez, su simple presencia inspiraba perfección y ni se diga esos ojos verdes… esos ojos fueron mi perdición —tomó una pausa. Le costaba mucho hablar de ella, pero aún así continuó—. Ella tenía la vida perfecta, o bueno, eso es lo que creíamos todos, hasta que esos muros de perfección se fueron desmoronando lentamente ante todo el instituto, ella se equivocó y mucho, el querer llamar la atención, le salió caro, muy caro.
>>Todo estaba bien, Irina era novia de Meyer y mejor amiga de Soleil. Agnes e Irina hacían un gran trabajo como cocapitanas del equipo de porristas y con Calíope eran las mejores de la clase. En ese entonces Soleil y Pierre eran novios, cosa que los mellizos y Soleil andaban juntos de aquí para allá, hasta que un día, de la noche a la mañana Pierre y Soleil terminaron, Irina y Meyer terminaron, pero lo más interesante aquí es que pocos días después, Soleil y Meyer se hicieron novios.
La cabeza me palpitaba, eran demasiadas cosas que pensar y el impacto de haber visto el brazalete aún me traía un poco desconcertada. Parecía drama de telenovela.
—¿Y no que Irina y Soleil eran mejores amigas?
—A eso voy, para nadie era un secreto que Meyer le estaba echando los perros a Soleil, así que cuando terminaron ya no fue sorpresa que Meyer y Soleil se juntaran.
—¿Y tú que tienes que ver en todo esto? —lo único que quería saber era de donde carajos había sacado el jodido brazalete.
—¿Quieres que te cuente bien o no? —asentí —. Entonces escucha primero.
—Esta bien.
—Ese fue el primer drama, luego me enteré que tuvo una acalorada discusión con Agnes, nunca supe el porqué, pero por ello, Irina tuvo que retirarse del equipo de las porristas. Luego, una persona que hasta la vez se sabe quien demonios fue, envió fotos desnudas de Irina a todos los estudiantes, faltó una semana al instituto por ello —¿Acaso me había mudado a un pueblo de depravados mentales?
—Enfermos –murmuré para mí misma.
—Perdió la materia de química con la peor de las notas, muchos no sabemos qué fue lo que le pasó como para que bajara sus calificaciones abruptamente, pero bueno, eso ya no importo después de que… se suicidó. Así poco a poco se fue apagando, vinieron más problema y a eso aumentarle que sus padres casi nunca se la pasaban en el pueblo, ya que ellos trabajan en la ciudad. Cuando tocó fondo, cuando todo el mundo la señalaba, cuando ya no quedaba nada por lo que luchar, la conocí —esbozó una pequeña sonrisa, como si el recuerdo le resultara ser uno de los más hermosos que tendría por el resto de su vida.
—¿Cómo? ¿Eras nuevo en el pueblo? O…
—No, nada de eso. Todos los años me había destinado a verla desde las sombras, hasta cuando ya no le quedó nadie más, ni su propio hermano.
—Imposible, Pierre no es así… —me interrumpió.
—No puedes decir eso, ni siquiera lo conoces del todo ¿Sabías que tenía una hermana? —negué —entonces déjame terminar. Un día se sentó junto a mí en la cafetería y empezamos a hablar, ahí comprobé que era una chica preciosa, no solo físicamente, era tan interesante que no me podía creer como todo el mundo le había dado la espalda. Las charlas empezaron a ser más frecuentes, las salidas, los paseos en mi motocicleta, pasar tiempo con ella era de las mejores experiencias que la vida me pudo dar —la emoción con la que me lo relataba era impresionante.
—¿La amabas?
—Más que a mí mismo —luego de esas palabras su rostro se volvió serio—, en una de nuestras salidas, a ella le llamaron atención unos brazaletes iguales que vio en la bisutería del centro, entramos a la tienda y la chica nos mostró muchos, pero ninguno convencía a Irina, hasta que sacó este —señaló el brazalete de su muñeca—, a Irina le encantó, dijo: “Es perfecto” y luego de que los compráramos le pregunté porque los eligió y la respuesta que me dio fue preciosa: “Porque es sencillo y perfecto como nosotros”.
Noté como sus ojos se cristalizaron un poco, pero no derramó lágrima alguna.
—¿Qué fue lo que pasó para que se suicidara?
—Nos hicimos novios, Pierre le vivía diciendo que yo no era lo suficiente para ella, pero nunca le importo, nunca lo escuchó, llevábamos varios meses juntos, todo estaba bien, hasta que empezaron los problemas. Ella empezó a ser muy impulsiva y controladora, se molestaba cuando no sabía dónde me encontraba y me formada unos escándalos cuando no contestaba el teléfono, siempre me echaba la culpa de todo y ese fue mi mayor error, darle la razón.
>> Ya para ese entonces nos habíamos vueltos dependientes el uno del otro y eso no era sano, para ninguno de los dos. Ella ya no tenía a nadie y yo tampoco tenía a nadie. Cuando noté lo enfermiza que era nuestra relación ya era demasiado tarde, terminé con ella y dos semanas después la encontraron muerta en su habitación por una sobredosis… —se calló de golpe cuando una lágrima rodó por su mejilla.