Teresa y el misterio de Groween [corrigiendo]

Capítulo 12 [Parte 1]

Capítulo 12 [Parte 1]: Nuevas amistades y problemas en el bosque.

Un mes.

Ya había pasado un mes desde la muerte de Remi, un mes en el que no había recibido ningún mensaje en mi nuevo teléfono.

¿Me encontraba bien?

Ni bien ni mal. Acepté asistir a un psiquiatra por petición de mamá y de Pierre, aún más después de haberle dejado ver esa parte de mi pasado a Sergio. Me sentía expuesta, asustada y el solo pensar que ese psicópata seguía suelto por las calles me ponía los pelos de punta.

En el instituto me seguían viendo como si estuviese maldita, ya que antes de que Remi falleciera, él se había vuelto bastante cercano a Pierre y a mí, cosa que no hizo más que acrecentar las sospechas en los estudiantes de Groween de que yo estaba apoyando al presunto asesino.

Aunque la opinión de esos inútiles no me importaba, me seguía afectando de cierta manera que se me relacionara con el susodicho.

Jamás sería capaz de hacerle daño a nadie.

—Tierra llamando a Teresa —dijo Pierre mientras cerraba mi casillero con fuerza, sacándome de mi ensimismamiento.

—¡Oye! No me asustes así —reclamé.

—Muévete que vamos a llegar tarde.

—Ya te alcanzo, debo sacar un libro del casillero que cerraste —señalé y rodó los ojos.

—Bueno, yo me adelanto —dijo alejándose a paso torpe.

Volví a abrir el casillero para sacar el dichoso libro y unas manos rodeando mi cintura me hicieron pegar un gritico.

—Buenos días hermosa —susurró Sergio en mi oído, lo que me hizo sonreír como tonta. Manoteé su brazo para que me soltara y me volteé para verlo a la cara.

No me dio ni tiempo a saludarlo cuando atrapó mi mandíbula con su mano dejando un casto beso en mis labios, que repitió unas cuatro veces más lo que me hizo reír contra sus labios y apartarlo lentamente.

—Voy a llegar tarde, nos vemos después.

—¿Otro beso? —pidió haciendo un puchero que me hizo reír.

Con mis brazos rodeé su cuello acercándolo a mí, para fundir nuestros labios en un beso lento pero apasionado. Intenté separarlo nuevamente, pero se aferró aún más a mi cintura haciendo que lo empuje un poco más fuerte.

—Basta, basta, ya me tengo que ir —cerré mi casillero y comencé a caminar hacia el salón sintiendo la mirada de Sergio sobre mí, no pude evitar que una sonrisa se formara en mis labios.

Desde la cena, Sergio y yo empezamos a tener una especie de “relación” si es que así se le puede decir. Empezamos a vernos frecuentemente, salíamos después del colegio, dábamos paseos en su moto y una que otra vez hacía que nos fugáramos de clase para ir a comer helados.

Obviamente Pierre no sabía nada de esto, nunca le conté lo que ocurrió en la cita, solo le dije que Sergio me llevó a comer y ya. Por lo que cuando nos veíamos, siempre era a escondidas de Pierre, porque no quería problemas con él, sentía que le había traído tantos problemas a su vida como para que se enterase que estaba saliendo con Sergio.

—Lo siento muchísimo —salí de mi ensimismamiento al caer en cuenta que había tropezado con una chica.

Soleil.

—No… no te preocupes —tartamudeé un poco desconcertada porque no me di cuenta de que habíamos chocado y que mis libros se habían caído al piso, como los de ella.

—Tranquila no pasa nada —me dijo con ese tono dulce mientras se agachaba a tomar los libros

Se levantó y me extendió mis libros conectando su mirada con la mía y…

Me quedé estática durante un momento porque sus ojos… sus ojos eran muy intensos. Parecía como si en cualquier momento te atravesaría el alma con ellos. Pero también noté un destello oscuro, como si quisiese ocultar algo, pero le sería imposible porque estaba a la vista, se podía palpar y en cualquier momento tendría que soltarlo.

—¿Hola? —movió su mano libre frente a mi rostro para que reaccionara.

—¿Eh? —pregunté un tanto desconcertada.

—¿Qué cuál es tu nombre? —preguntó con el mismo tono calmado mientras yo tomaba mis libros.

—Teresa —respondí un poco cohibida, tenía miedo de que ella fuera una de las que también me tenían como la asesina del instituto.

—Que nombre para más lindo, soy Soleil —ya lo sé.

Me extendió su mano libre junto a una sonrisa genuina, por lo que correspondí el saludo mientras ella no dejaba de mirarme a los ojos con suma atención.

—Lo siento, pero ya me tengo que ir —le hice saber ya que no soltaba mi mano. Lo notó y la apartó rápidamente un tanto avergonzada.

—Claro, yo también me tengo que ir. Espero verte pronto bella Teresa —dijo mientras me rodeaba para seguir avanzando.

Me insté a caminar hacia el salón luego del desconcertante momento que había tenido con Soleil, ella parecía ser muy amable.

Demasiado.

Sacudí mi cabeza, centrándome, me estaba volviendo demasiado paranoica. Solo me había topado con una chica amable que también estaba en la mira del asesino.

Llegué al salón de clases, pero para mí fortuna –nótese el sarcasmo– el maestro ya se encontraba allí.

—Buenas noches señorita Crymble —espetó con falsa amabilidad.

—Disculpe profesor, es que estaba…

—Guárdese las excusas y tome asiento —asentí y caminé hacia el puesto vacío junto a Pierre.

—¿Dónde te quedaste? —preguntó el susodicho en un susurro.

—Me tropecé con Soleil, eso me atrasó —el rostro de Pierre se contrajo en una mueca de disgusto, pero enseguida lo cambio por una sonrisa y un asentimiento para luego prestar atención a la clase.

***

Salí despavorida del salón en cuanto se acabó la clase, debía encontrar a Soleil porque me había dado su libro de cálculo por equivocación, mientras ella se había quedado con el mío. Estaba tan despistada que ni siquiera me fijé en que no era mi libro hasta que nos tocó dicha materia.



#7494 en Thriller
#4312 en Misterio
#2927 en Suspenso

En el texto hay: aseinato, suspenso drama, misterio aventura

Editado: 22.01.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.