Teresa y el misterio de Groween [corrigiendo]

Capítulo 16 [Parte 2]

Capítulo 16 [Parte 2]: Soleil.

–Gracias… por contarme esto, me ha ayudado a entender muchas cosas –me miró a los ojos y me regaló una sonrisa genuina.

–No hay de que, espero que no te vuelvas a comportar como un patán.

–Si señora –imitó la pose militar haciendo que ambos riéramos estruendosamente.

Nos recostamos en su enorme cama y conversamos por horas y horas hasta que tuve que volver a casa. Procuraba guardar muy bien esos recuerdos en mi memoria, porque definitivamente los momentos con ese castaño de ojos verdes, eran inigualables.

***

La mañana siguiente me levanté muy temprano, tenía varias cosas que hacer antes de que empezara la jornada escolar.

–¿Y ese milagro? –preguntó mamá en cuanto tomé asiento en el mesón y me empecé a servir un vaso de jugo.

–Tengo cosas que hacer –entrecerró los ojos hacia mí, pero no preguntó más y me sirvió el desayuno.

Lo terminé lo más rápido posible y enseguida subí a mi habitación a cepillarme los dientes y tomar mis cosas para emprender camino hacia el instituto. Cierta seguridad me embargaba de pies a cabeza, ya que la información que había obtenido era muy valiosa y esperaba utilizarla de manera correcta. Definitivamente había alguien que quería vengar la muerte de Irina, pero ¿Quién? Había demasiadas personas involucradas en el asunto que todo parecía un puto rompecabezas del que no llevaba ni la mitad resuelto.

Al llegar, me encontré con Pierre esperándome en la entrada –como siempre –y enseguida me enganché de su brazo para ingresar al establecimiento.

–Buenos días mi pequeña Sherlock Holmes ¿Cómo amaneciste?

–Mejor, quiero hablar con alguien, pero necesito que me ayudes –fui directo al grano y él me miraba un poco desconcertado.

–Claro, ¿Con quién quieres hablar?

–Con el chico de informática, el que nos ha ayudado a rastrear el número del asesino –lo noté palidecer, pero se recompuso de inmediato.

–Si. Ven, es por aquí –cambió nuestro rumbo llevándome hacia el aula de informática.

Al ingresar, pude notar que no había ni un alma en aquel salón, lo que era entendible porque era bastante temprano como para que hayan llegado la mayoría de estudiantes, pero al final del aula, se podía apreciar la luz que emanaba de una de las máquinas. Nos acercamos y entonces vi que un muchacho flacucho, del piel pálida y lentes está detrás de ella.

–Hola Tyrone, te presento a Teresa –el muchacho levantó la vista enfocándonos a ambos y se puso de pie en un movimiento torpe.

–Hola, mucho gusto en conocerte –extendió su mano hacia y la tomé, pero la solté de inmediato porque estaba muy sudorosa.

–El gusto es mío –respondí y entonces nos sumimos en un silencio incómodo donde ninguno de los tres sabía que decir, así que continué –, me gustaría hablar contigo… a solas.

Miré de soslayo a Pierre quien al parecer no le gusto nadita mi petición, pero trataba de mantenerse neutro ante mis palabras.

–Por favor –le pedí encarándolo, cuando noté que no tenía intenciones de irse.

–Bien –resopló frustrado y se dio media vuelta para luego marcharse del salón y dejarnos solos a Tyrone y a mí.

–Será rápido –le dije y entonces comencé a explicarle todo lo que sucedía y lo que tenía que hacer.

***

Salí del salón satisfecha por la charla que tuve con nuestro rastreador humano personal, pero toda esa felicidad se esfumó en cuanto vi como Pierre me observaba con cara de pocos amigos.

–¿Se puede saber qué es eso tan importante que han tenido que hablar a solas? –preguntó con ironía.

–No –respondí mientras me encaminaba hacia el salón de clases con él pisándome los talones.

–¡¿Cómo que no?! Teresa no me jodas, dime que hablaron –negué con la cabeza y suspiré con frustración. Pierre podía llegar a ser un grano en el culo cuando se lo proponía.

–Te lo diré después, ahora necesito encontrar a… ¡Blaz! –bingo. El rubio venía caminando en dirección contraria a nosotros y el que lo llamara lo hizo detenerse, me acerqué a él rápidamente y pude notar que se había puesto un poco nervioso.

–Hola chicos, ¿Qué sucede? –preguntó un tanto desconcertado por nuestro repentino acercamiento y pude notar que no despegaba la mirada de Pierre.

–Hola, me podrías regalar… ¿cinco minutos? Será rápido, solo quiero preguntarte algo –el asintió hacia mí y entonces volteé a ver a Pierre buscando que entendiera que debía irse.

–¿Qué? ¿Tengo algo en la cara? –preguntó tanteando su rostro y yo rodé los ojos.

–A solas –mascullé y él formó una o con su boca por la sorpresa e indignación.

–Bien –siseó y se alejó de nosotros.

Empecé a exponerle mis dudas a Blaz y él las disipó absolutamente todas, bridándome la información necesaria, las cosas estaban saliendo como las tenía planeadas, estaba empezando a avanzar y eso me ponía muy feliz.

Después de hablar con él me encaminé hacia mi aula correspondiente ya que las clases estaban a punto de comenzar, visualicé a Pierre en nuestros puestos de siempre y me senté junto a él.

–¿Ya se fueron tus padres? –pregunté para sacar tema de conversación, rebuscó algo en su mochila haciendo como si no me estaba escuchando.

¿Es en serio?

>> Pierre, no te pongas así –me quejé mientras hacia un puchero y él seguía ignorándome –, te prometo que te lo contaré todo, pero no te pongas así.

–¿Por el meñique? –levantó su mano, cerrando todos sus dedos excepto el meñique.

–Por el meñique –imité su acción y cerramos nuestros dedos para luego empezar a reírnos como dos retrasados.

Era imposible estar enojados mucho tiempo.

La mañana transcurrió normal hasta que el timbre anunció la hora de descanso, le dije a Pierre que me esperase en nuestra mesa de siempre ya que tenía muchas ganas de ir al baño. Afortunadamente no había ninguna chica en el baño de mujeres, por lo que ingresé a un cubículo e hice mis necesidades fisiológicas sin que nadie me estuviese apurando.



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En el texto hay: aseinato, suspenso drama, misterio aventura

Editado: 22.01.2021

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