El nacimiento de Terra.
En el Reino de los universos yacía el Supremo quien había tenido una gran idea y esa sería crear otro ser para que estuviera cerca a él, tomo una pequeña luz blanca y empezó a moldearla, al darle forma de cuerpo está empezó a retorcerse como si fuese un gusano, le tomaría solo veintitrés escalas de tiempo (hora) en tomar forma, lo que para los demás sería un año.
-¿Que haces ahora Supremo mío?-. Le pregunto Ambilic guardiana del universo de Andrómeda.
-Me sentía algo solo y quise crear un nuevo ser, se que solo estará un día conmigo hasta que madure, necesitaba ver una vez más como nace un nuevo ser-. Respondió.
-Te sientes solo nuevamente-.
-Así es, todos están ocupados, espero y esté sea uno cercano-. La guardiana lo miro.
-¿Que no me estás diciendo Supremo? -. Ella era la única que lo traba de igual ya que fue su primera creación.
-Nada se te escapa verdad-. Negó. -Cree otro ser para que esté conmigo y no me deje-. La guardiana lo miro.
-Supremo dime qué tramas-. Aunque estuviera miles de millones de años, a veces actuaba como niño.
-No tramo nada, has visto como son todos al madurar todos se van, a sus respectivos universos, así dejándome solo, solo quiero alguien con quien estar en este inmenso lugar, hasta tu me abandonaste-.
-Si, pero lo hice por que ese es mi deber soy la guardiana de Andrómeda la galaxia más grande de todas-. Comentó mirando al pequeño gusano que tomaba forma poco a poco.
-Es verdad pero que no se te olvide que también está Kiklios Galaxios-.
-Si como olvidarlo Supremo, me disculpo-.
-Como sea de igual forma todos mis creaciones, no llenan ese algo que yo quiero-.
-Y ¿Qué es lo que buscas?-. Pregunto la guardiana con curiosidad.
-Busco un planeta o universo que tenga algo diferente, como ves todos ellos son similares, necesito algo con diversidad de colores, un planeta donde haya vida, un planeta diferente a todos y si no lo logro con este ser me daré por vencido, en busca de ese algo eh creado diez seres que vienen con planetas inhóspitos-.
-Has creado diez planetas más buscando uno en especial, te recuerdo que todos los planetas tienen vida-. Reprochó, ya no le gustaba que alguien más tomase su lugar.
-Si hay vida pero son seres no se muy complejos-.
Volvió su vista a aquella masa que poco a poco se iba moldeando y con ella una pequeña esfera tomaba forma, primero era hielo, luego la rodeo un tipo de fuego, y así la fueron rodeando varía capas..
(*:*)
Ya había pasado más de veintitrés escalas de tiempos (horas) y el pequeño ser ya tenía su cuerpo completo y con él la pequeña esfera se moldeaba a su lado, esta tomaba una forma redonda y sus colores se empezaban a notar faltaba solo una escala tiempo..
Al terminar de formarse el pequeño ser brillaba, estiro sus bracitos y pies, el Supremo se maravillo con lo que veían sus ojos, era una hembra, no un macho como lo quería, pero quien dijo que siempre se obtiene lo que uno quiere, la esfera de color azul y verde se colocó al lado suyo, el pequeño ser la tomo entre sus pequeñas manos, este creció con tan solo tocarlo.
-Tierra-. Fue la primera palabra que menciono ella, sus voz angelical resonó en el lugar.
-Eres hermosa-. Dijo el Supremo tomándola en sus manos. -Te nombraré Terra la guardiana y protectora del planeta tierra-. Le toco la pequeña nariz.
La guardiana Ambilic sintió celos al ver al Supremo tan carismático con Terra.
-No deberías encariñarte con ella-. Dijo sonriendo.
-Por que no, la mantendré cerca de mi serás una hermosa guardiana mi linda Terra-. La niña tomo su dedo y sonrió. -Es hora de entrenarte-. Le dijo con voz melodiosa, ni siquiera se percató que Ambilic no lo seguía.
Al llegar al inmenso jardín estrellado depósito a Terra en él aire, la niña gimió y sus ojos se aguaron, el planeta empezó a tomar una tonalidad grisácea.
El miro sorprendido a la niña, ella y el planeta eran uno solo.
Pero lo que más le llamo la atención fue que su piel tomaba diversos colores, como si fuese un camaleónico, los camaleónicos son seres, que cambian de color en su piel para camuflarse de los peligros.
-Ya mi linda Terra, solo flotaras como lo hago yo, o tienes frío-.
-No-. Dijo con vocecita tierna.
-Debemos entrenar mi pequeña-.
Aunque Terra aparentaba tener un año de vida ya tenía mucho conocimiento, aprendía a media que pasaban las escalas de tiempo, un segundo era una hora, un minuto era un día, un día era un año.
Mientras ella seguía aprendiendo del guardián Supremo, Ambilic planeaba deshacerse de aquel ser que solo vino a robarle su lugar, era lo que pensaba.
De tantas ideas que estuvo se decidió por una, camino a donde estaban los mensajeros aquellos que se encargaban del traslado de los seres y sus planetas, o lo que hubiera nacido con ellos.
-Tienen un nuevo ser que transportar-. Les dijo.
-¿A donde será? -. Pregunto uno de ellos.
Lo pensó por un instante para ella sería mejor enviarla por un agujero negro pero era mejor mantenerla cerca.