Isabel llego alegre a su departamento en San Lorenzo se encontraba un poco cansada por el viaje en carretera pero se moría por contarle a su amigo lo que le había pasado en Terranova.
Derek era su mejor amigo desde la universidad, lo había conocido en una fiesta y desde entonces se hicieron inseparables. Él había estudiado arquitectura y vivía con sus padres en San Lorenzo pero una vez que consiguió trabajo se mudó con Isabel, ya que tenía un cuarto vacío en el departamento que rentaba.
-¡Derek! ¿Estás?-Grito Isabel por el departamento.
-¡No estoy!-Escucho una voz del cuarto de enfrente del suyo.
Isabel abrió la puerta y se encontró con su amigo comiendo papitas y viendo una serie. Lo normal en su fin de semana.
-¡Isabel! Por dios, pude haber estado teniendo sexo con un chico guapísimo y tu abriendo la puerta.-Fue lo que dijo su amigo mientras la miraba feo. Su amiga solo se rio a carcajadas.
-Claro…Te la pasas aquí encerrado desde hace meses. Es más probable que sea yo quien me encuentre teniendo sexo con una chica hermosa. A demás, para eso está el seguro.-Isabel se sentó a la orilla de la cama mientras le arrebataba la bolsa de papitas.
-¿Por fin te animaste?-Derek pregunto entusiasmado y se sentaba en la cama para conversar a gusto.
-Si me das vino, te cuento.- Isabel lo chantajeo. Su amigo se levantó por otra copa y le sirvió, ya que estaba ansioso de saberlo todo. Cada fin de semana que Isabel regresaba siempre la atosigaba con preguntas, pero siempre era un fracaso y Derek ya se había acostumbrado, así que saber que había algo positivo lo asombro de sobremanera.
-Ahora sí. Cuéntamelo todo.-Derek se acostó de nuevo esperando a que su amiga le contara.
Isabel le relato desde lo que hablo con su madre hasta que intercambiaron números. Su amigo se había quedado igual de sorprendido cuando se enteró que la muchacha del café fue la que tomo la iniciativa.
-Estoy sorprendido porque ella fue la que te pidió el número pero a la vez no porque siempre eres una miedosa para esas cosas.-Derek se terminó la copa sirviéndose otra.
-Ya lo sé, pero enserio estaba decidida a hacerlo el siguiente fin de semana.-Isabel se excusó.
-Eso es lo que he estado escuchando desde que la conociste… ¿Y ya le mandaste mensaje?-Cuestiono curioso.
-No. Ella dijo que me hablaría pero no lo ha hecho, así que no se si hacerlo yo porque no quiero que piense que soy una acosadora o algo así.-La chica respondió.
-Pienso que deberías de marcarle. Ella te pidió el número, si le marcas o mandas mensaje va a saber que también tienes interés en ella.-Derek le aconsejo.
-¿Mensaje o llamada?
-Llamada porque muestra más intereses.-Derek le arrebato el celular de la mano y presiono el botón de llamada donde decía “Srta. Terranova”.- ¿Por qué no la guardaste por su nombre?
-Me apareció algo lindo ponerle de esa forma.-Isabel contesto con una sonrisa soñadora a lo que su amigo finjo que vomitaba.
-Ya vas a empezar con tus cursilerías y todavía ni sales con ella.
Isabel lo callo con su mano y puso el altavoz pero la llamada entro inmediatamente al buzón de voz.
-Bueno, al parecer hoy ya tuve demasiada suerte. Intentaré mañana y te recuerdo que hace meses tú eras un arcoíris muy gay, en extremo.-Isabel lo miro reprochándolo y le arrebato la botella de vino para servirse más.
-Eso era antes de comprobar que todos los hombres son iguales. Son unos desgraciados infieles. Me voy hacer heterosexual, creo que las mujeres son más fáciles.-Derek respondió dramáticamente haciendo que su amiga riera a carcajadas.
-En primera, las mujeres son más complicadas y en segunda, tu eres lo más gay que existe. Serias un fracaso siendo hetero y en tercera, nunca encontraras al príncipe encantador encerrado en este departamento.
-Estas siendo toda positiva y feliz. Te detesto, extraño a la fracasada en el amor como yo.-Su amigo le dijo seriamente.
-Eres un maldito…así que me voy con mi felicidad a mi cuarto y con la botella de vino obviamente.-Isabel corrió y se encerró en su cuarto escuchando los reclamos de su amigo para que le regresará la botella, cosa que obviamente no hizo.
Isabel se bañó y se puso su pijama para dormir, ya que al día siguiente tenía que levantarse muy temprano para ir al trabajo. Intento dormirse pero no podía conciliar el sueño, en lo único que podía pensar era en los hermosos ojos de Aleshka, en su voz y en su sonrisa.