2 años después
Y ahí estaba yo, presenciando el momento en que mi hermano mayor le pedía matrimonio a mi media hermana.
—Sí, sí sí sí y mil veces sí, si es contigo—dijo Jessica con euforia mientras recibía el anillo.
Joshuad la abrazó, Teresa estaba a mi lado llorando de la emoción mientras grababa con el celular.
Y yo solo podía pensar en que el Terry que los descubrió en la cocina hace 5 años no estaría feliz con esto, pero ya no soy ese Terry, aun así, me alejé un poco de la gente para procesar lo ocurrido.
—Me quedé con las ganas de que fuéramos nosotros.
Al oír esas palabras mi alma salió de mi cuerpo, esto no puede ser real. Me emocioné un momento, pero guardé la compostura.
—Eso quisieras.
David sonrió y puso su brazo alrededor de mi hombro.
—Nah, ya estás superado.
Las risas y las voces de la celebración llenaban el salón. ¡Jessica y Joshuad se van a casar! Tendrán su “felices para siempre”.
—¿En qué piensas? —preguntó David.
—En nada realmente.
—Últimamente piensas mucho en nada—sonreí.
—Quizás pasar tanto tiempo contigo me está dejando hueco.
—Ya quisieras que se te pegara algo mío.
—¡Ja! Sueña.
David negó con una sonrisa en los labios—Vale, voy a ir a felicitar a los prometidos.
—Te alcanzo en un momento.
David asintió con una sonrisa y se perdió entre la multitud, dejando un vacío extraño a su paso. Me apoyé contra la pared, observando la escena frente a mí: Jessica enredada en los brazos de Joshuad, Teresa secándose las lágrimas mientras repetía “esto es hermoso”, los amigos y familiares acercándose para felicitarlos. Todo parecía tan… feliz.
Yo también estaba feliz por ellos. De verdad. Pero al mismo tiempo, una parte de mí se sentía un poco triste. Yo también quiero mi happy ending.
Miré a David, que en ese momento abrazaba a Jessica, murmurándole algo al oído que la hizo reír.
David… David últimamente hacía que mi corazón diera un vuelco cada vez que hablaba, y eso me asustaba, pero me hacía tan feliz al mismo tiempo.
Teresa se acercó a mí —Teté, viste ¡Mis papis se van a casar!
—Sí, hermosa. Por fin llegó el día.
—¿Cuándo te vas a casar tú?
Me reí.
—Uy, para eso falta muchooooooooo.
—Cásate con Tío David—su espontaneidad, era su mejor cualidad.
—Quisiera, pero ya perdí mi chance.
Teresa frunció el ceño, confundida.
—¿Cómo que perdiste tu chance?
Me agaché un poco para quedar a su altura y revolví su cabello con cariño.
—Sí, algunas cosas solo pasan una vez, peque. Y cuando las dejas ir, a veces no vuelven.
Teresa pareció pensarlo por un momento, luego sonrió con esa inocencia tan suya.
—Yo creo que todavía tienes chance.
No pude evitar reírme.
—¿Sí?
—Sí. El Tío David siempre te está mirando cuando no lo ves.
Me volví a reír.
—Eso no significa nada.
—Claro que sí, tiene una foto de ambos de fondo de su celular y ustedes andan juntos de arriba para abajo. Papi dicen que son un chicle.
Antes de que pudiera responderle, alguien nos interrumpió.
—¿De qué hablan?
David apareció junto a nosotros, con una copa en la mano y una sonrisa tranquila en el rostro. Teresa me miró con complicidad antes de responder.
—De nada. Cosas de adultos.
David levantó una ceja.
—¿Cosas de adultos? ¿Ustedes dos?
—Sí —Teresa cruzó los brazos—. Pero no te vamos a decir.
David se rio y me miró.
—¿Me perdí de algo?
—Nada importante.
—Estás sonriendo—me dijo.
—Estoy feliz—respondí.
—Yo también.
Lo miré. Algo dentro de mí se removió con fuerza, una sensación que había tratado de enterrar hacía mucho.
Tal vez Teresa tenía razón. Tal vez todavía tenía chance.
Fin.
#289 en Joven Adulto
#4585 en Novela romántica
amistad amor y drama, adolescencia y noviazgo, problemas familiares y autoconocimiento
Editado: 23.03.2025