Tertulia

El limbo

 

 

Umut ha aparecido en un misterioso lugar, parece que ha despertado de un largo sueño, en este lugar existe una especie de muralla que divide la oscuridad total y una luz proveniente de lo desconocido, Umut se levanta y se percata que donde están sus pies se está desmoronando, el suelo se cae al vacío y desaparece, al parecer la muralla a su costado también se derrumba, Umut le da la espalda al desmoronamiento y a su derecha tiene la gran muralla pero a su izquierda el horizonte que parece interminable, en un intento de huir de las rocas y el suelo inestable que cae al vacío, Umut se dirige cautelosamente hacia el zurdo siniestro, al llegar hasta al límite de estas tierras heladas y penumbras le llama la atención, la inmensa oscuridad que lo rodea y el abismo engullidor que lo estremece, ante tanta oscuridad Umut levanta la cabeza y capta un diminuto haz de luz que llega por encima de la gran muralla a su derecha, esta vez se dirige hacia el sentido contrario, la gran muralla era inhóspita enorme como si de una montaña se tratara, Umut con impulso desvelador pudo trepar a través de peldaños formados por rocas sobresaliente del inmensurable muro, de cerca la muralla parecía tener una pendiente escalonada como una gran pirámide, cuando después de un gran tiempo escalar, casi no le quedaba aire, se contuvo y volvió a respirar con profundidad, Umut había llegado a la cima, a su izquierda veía el horizonte de las tierras llanas y extrañas que desembocaban en un precipicio de oscuridad eterna, atrás veía desmoronarse el muro con todo y llanura hacia la misma oscuridad hacia arriba más oscuridad como si una noche eterna envolvía el lugar, hacia el frente la llanura junto al muro parecía no tener fin, algo le impedía observar hacia su derecha, era la luz resplandeciente que ilumina como si fueran todas las galaxias del universo juntas, Umut no se resistió y su rostro poco a poco se movía para observar su diestra. 

Entre el resplandor de la cima en frente de Umut algo surgió, como una niebla divina con vos melodiosa, en el pico de un Muro-montaña alguien se asomó a Umut y dijo;

—¿Qué haces aquí? sube te llevaré de vuelta abajo—

—Vamos —

Sin pensarlo, Umut subió, el calor era insoportable, la luz era radiante hasta el punto de ser molesta, la melodiosa voz de un ángel le había sacado de apuros. 

Al bajar la muralla Umut notaba características de su salvador, sus vestidos era una especie de armadura opaca y oxidada, envolvía todo su cuerpo, usaba un casco antiguo también, era un ser femenino por su agradable voz, y su cabello que se meneaba con el viento. Al bajar completamente y alejarse de la muralla, Umut giró su cabeza para contemplar el muro, este apenas y se había dado cuenta que en la enorme pared había una especie de puerta gigante y así en todo el resto de la interminable muralla. 

—¿Qué es esto? —preguntó Umut al bajarse del animal equino. 

—En mis tiempos se decía gracias, señor—contestó la muchacha. 

Al sacarse el casco, a los ojos de Umut era como si lo hiciera lentamente, como si revelara lo más hermoso que había visto jamás, sus cabellos eran castaños y se enredaba con el casco haciendo el momento aún más eterno. Sus ojos eran claros color azul, y en su boca se dibujaba un puchero. 

—Recién llegado, te entiendo—dijo la hermosa chica. 

—No recuerdas nada, ¿cierto? —

Umut respondió con tartamudez—Yo no soy un recién llegado, yo soy Umut y soy… 

Ella lo quedó viendo atentamente como si nada más le importara, esperando que Umut terminara su oración, la sonrisa de aquel ser femenino se apagó y dijo. 

Tendré que llevarlo con él, señor Umut. 

Con quien señorita… 

Oh mis disculpas señor Umut he omitido mis presentaciones. 

¿Sus qué? —preguntó Umut. — 

Aquella puso su cuerpo erguido ante Umut y dijo;

—Mi nombre es Freya Franco de los altos valles de Terrafrida del planeta Freston, pero puede llamarme solo Freya, la guerra no está para cordialidades. 

—¿Guerra? —preguntó Umut enfocando sus ojos hasta detrás de la hermosa Freya, mucho más atrás en el horizonte se veía mover como no cientos tal vez miles de insectos. 

¿Qué sucede allá? Esas son… 

Umut fue interrumpido. 

—Usted está lleno de preguntas señor Umut, y si son personas como usted y yo, no se preocupe. El vidente lo ayudará con sus incógnitas. 

—No recuerdo nada, solo mi nombre—

—Es normal en los recién llegados. —

Umut y Freya volvieron a subirse al animal, este corría a todo galope, ella lo había convencido de que lo llevaría con quien le despejará todas las dudas. Al alejarse del muro aquellas enormes puertas se podían apreciar en todo su glorioso esplendor, luego la atención de Umut fue llamada por el ruido de los pasos, gritos y murmullos de un millar de personas, se acercaban al gentío sobre el equino de cuatro patas. 

—¿Hacia dónde va esa gente? —

—A ningún lugar —

—¿Como a ningún lugar? —

La cara de Freya no parecía agradarle responder a Umut, aunque lo hizo, echó un vistazo al muro maquillado con puertas de rocas sólidas y luego se dirigió a Umut. 

—Por aquí, sígueme—

No tenemos a donde ir, solo sabemos que debemos estar alerta para la guerra, sus preguntas señor Umut ya se lo dije serán respondidas por el gran vidente. Sabe lo que es un vidente señor Umut. 

¿Alguien que ve? 

—Alguien que sabe cosas no todas las cosas, pero sabe mucho, y seguro lo ayudará, es un poco extraño. Espero no se sienta espantado señor Umut.—

Freya lo dirigía al interior de la muchedumbre, entre tanta gente, Umut podía distinguir algunas gentes, entre ellos había, ovidianos, onixences, Terrestres, apolonianos conocidísimos por ser seres de color naranja, también había seres que jamás vio alguna vez eran estrambóticos el doble de alto que Umut con enormes brazos y una cabeza con una gran boca que, si quisiera, pensó Umut, lo tragaría de un bocado.  




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