Tertulia

El brazo de IAN


El brazo de Ian

 

La nave de los Org aterrizo en las montañas escarpadas aquel día, ya era tarde y la luz de su sol se extinguía para dar posta a la noche fría, el terreno rocoso y accidentado se desvanecía ante ellos y se convertía en una pequeña llanura donde depositaron la nave, frente a este aeródromo estaba el gran portón que daba acceso a los archivos que debían embarcar a la nave. Su padre les había enviado la llave para abrir tal colosal puerta, tan grande que podía entrar un primordial transformado en gigante, al abrirla pudieron apreciar la cantidad de cajas que se encontraban en el interior, todas llenas de pergaminos, tratados y acuerdos firmados, se pusieron hacer el trabajo y con sus habilidades supernaturales como la superfuerza, no fue más que unos minutos y terminaron de ingresar las cajas, al vaciar la bodega, las cajas habían descubierto una segunda puerta detrás de estas, aquella misteriosa puerta doble era igual de grande que la anterior y Tao Org se le hizo muy sospechoso, intrigante y vacilante, deseaba saber que había detrás de ese par de puertas doradas, si y además estaban embellecidas con un alto relieve de una figura extraña que jamás habían visto, la figura era la de un ser bípedo de metal que cubría ambas puertas con los brazos abiertos y las piernas abiertas también, su rostro era temible, con la intención de ahuyentar a quienes quisieran abrir las puertas, cosa que hizo sin más el aventurero de Tao Org. Al ver esto su hermano Ipsilum Org corrió tras él, pero detrás de las grandes puertas se hallaban inmensas y largas escaleras que se extendían hasta donde no llegaba la luz proveniente de la bodega en la superficie, así que Ipsil encendió su mano derecha con una antorcha y siguió bajando y llamando a su hermano.

—Tao ven aquí— 

Épsilon los siguió a ambos.

 

Cuando Ipsilum alcanzo a Tao ya habían llegado al final de las oscuras escaleras. Encontró a Tao de pie con su mano alzada echando chispas para iluminar el entorno, al ver llegar a su hermano apago su luminaria y dijo;

—Mira esto Ipsil es un brazo de un androide gigante —

Su hermano sorprendido ya no tenía caso de la llama en su mano, la habitación estaba iluminada por un escudo que protegía el brazo, una especie de campo de fuerza. 

Épsilon Org incendio las luces desde un interruptor en la pared, cerca del final de la escalera, al hacerlo se activaron las luces y un holograma. Con la iluminación correcta se podía apreciar mejor el brazo robótico, estaba lleno de hendiduras que podías ver de lo que estaba hecho su interior, era tan grande como un ovidiano, en el suelo estaba marcado unas letras.

—IAN— 

El holograma era una cabeza flotante sobre aquel brazo, empezó a hablarles directamente como si tuviera vida propia.

—Ovidianos, me presento soy el guardián del brazo de Ian, pero creo que ustedes no saben leer que en la puerta superior decía no entrar, ovidianos tenían que ser, bueno yo les tengo otra recomendación, no advertencia, si no amenaza.

—¿Como que amenaza quien te crees que eres? — pregunto Épsilon.

 

—Soy el guardián y si no se alejan las luces que iluminan el entorno, los freira como huevos de serpientes espaciales, ¿los han comido? —

—¡Como se atreve! —arremetió Épsilon.

Espera— suspiro Ipsilum— Estas no son solo luces, son armas de nivel cinco. —

—Tan poderosas que eran usadas para conquistar mundos, para ovidianos que no poseían las habilidades supernaturales, tan poderosas que podían destruir a un primordial y por supuesto a nosotros también, Salgamos de aquí ahora ¡—

—Le daré su merecido somos hijos del gran…

El discurso de Épsilon fue interrumpido por un cambio en la habitación que protegía al extraño brazo. El suelo parecía calentarse y las paredes se transformaban en ventanas que se abrían y se podía divisar mas allá de estas, así el lugar sombrío se convirtió en una isla, si una isla iluminada y rodeada por lava roja y ardiente que escupía fuego. Los jóvenes Org sorprendidos, pero no asustados decidieron que debían marcharse pues la lava no les haría nada, pero las armas de nivel cinco si, se suspendieron en el aire, luego volaron hacia las escaleras y salieron de allí.  El lugar volvía estar como era antes y los hermanos Org volvían a casa con el cargamento acordado. 

 

A la mañana siguiente Épsilon volvía con los comandantes que se preparaban para una incursión, nadie lo había invitado, pero se introdujo en la nave del general de tropas militares, al pasar por los pasillos todos lo veían de reojo nadie sabía porque él estaba en la nave se preguntaban qué es lo que planeta ahora estropear. Hasta que llego a la sala de mando donde estaba el general y unos cuantos soldados ovidianos.

—General —solicito Épsilon 

—Adelante muchacho ¿qué haces aquí? —

Épsilon le mostro unos archivos y pergaminos que había sacado del cargamento, archivos muy antiguos. El general pidió que los demás se marcharan y se quedaron él y Épsilon en la cabina de mando.

 

—Que es el brazo de Ian? —

—IAN era un androide, poderoso, destructivo —

—¿Quién lo construyo y que sucedió para que aquí en el planeta tengamos su brazo derecho? —

—Los primordiales lo crearon, con un metal especial, pero era demasiado inestable, destruía mundos y jamás los obedeció—

—Eso no se puede destruir, los gigantes del cielo no podían derrotarlo así que vinieron aquí y pidieron ayuda también a unos cuantos onixences, luego lo descuartizaron y llevaron a lugares diferentes del universo cada una de sus partes, incluido su batería. 

—¿Batería? —

—Tertulia, la fuente de energía más poderosa del universo que le dio vida al gran Ian, sin ella eso no despertara. —

—¿Dónde está la tertulia? —

Rio un poco y escupió también luego siguió.

—La tertulia no puede ser encontrada o usada por cualquier mortal, por eso los mismísimos primordiales crearon al androide, solo ellos saben dónde encontrarla. —




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