Testigo De Un Criminal

CAPÍTULO 6

ACTUALIDAD

Existe una parte dentro de la investigación que el FBI suele llamar Perfil Inverso. Esto se da cuando no se perfila al asesino buscado, sino a la víctima. A todas aquellas víctimas que suelen ser potenciales y que tienen un alto riesgo de morir bajo su patrón delictivo.

Con la policía de Luisiana necesariamente tuvo que suceder esto. Conocían el patrón que Dante Denison estaba siguiendo, pues el tipo de asesino que realmente era este sujeto, se consideraba bajo el campo de la criminología como un replicador. Estaba replicando las mismas muertes, el mismo patrón y el mismo modus operandi en las mujeres que asesinaba, tal y como lo había hecho el Artífice de Muñecas en los años ochenta.

—Agente, agente Collins, ¿podría decirnos algo de lo que está sucediendo?

—Agente Collins, ¿qué tan cierto es que Volker Kennedy está libre y que no existe tal replicador?

—¿Seguirá en pie el que Volker Kennedy sea ejecutado en la pena de muerte o este suceso lo detendrá?

Los periodistas se aglomeraban.

Tras una larga conversación con los agentes del Buró Federal de Investigaciones y las autoridades correspondientes de Luisiana, el equipo había decidido que era momento de crear un perfil inverso y alertar a la población. Rodrigo sería el encargado de anunciar dicho perfil, pues al final de cuentas, fue él, el agente que detuvo al verdadero Artífice de Muñecas. El hombre se paró frente a los micrófonos y las docenas de cámaras que esperaban pacíficamente para trasmitir en vivo a todos los televisores del país.

—Señores, les pido de favor que guarden silencio y me dejen continuar.

»En las últimas semanas el Estado de Luisiana se encuentra fuertemente conmocionada. Como muchos recordarán, hace muchos años una fuerte amenaza sembró de luto no solo al estado, también al país norteamericano. Tuvimos la mala suerte de ver el nacimiento de un asesino en serie, un asesino que destruyó muchos hogares y a muchas personas. Es verdad que las heridas no se curan tan rápidamente, y muchos ciudadanos, hoy en día siguen cicatrizando.

»Hace apenas un par de meses, finalmente se accedió a que el Artífice de Muñecas, como en su momento lo apodaron los medios, John Volker Kennedy Lawrence fuese ejecutado en la silla eléctrica como una condena por todos los atroces crímenes cometidos. Sin embargo, hoy nos vemos sumergidos en un nuevo riesgo. John Volker nunca trabajó solo, siempre tuvo un compañero que aprendió de él y le ayudó en varios de sus crímenes. Al sospechoso se le conoce como Dante Denison, y tras varias advertencias de su parte, ha anunciado que seguirá asesinando el mismo número de víctimas, todas ellas mujeres, igual que el Artífice de Muñecas lo hizo. Es por esto que se le advierte a la población estar alerta, cerrar sus hogares bajo llave, y de ser posible, instalar algún servicio de seguridad. Se les recomienda no frecuentar calles solitarias o salir durante las noches sin que alguno de sus familiares lo sepa.

»La policía de Luisiana advierte la existencia de un asesino en serie que ha comenzado a matar. Busca mujeres, variantes en edad, no le importa nacionalidad o apariencia física. Se le considera un hombre blanco, de aproximadamente cincuenta años de edad, le gusta permanecer solo, maneja una posible furgoneta en la que es muy probable que realice los secuestros, y lo más importante, se le considera sumamente peligroso.

»Es todo, gracias.

—Agente, ¿podría responder algunas preguntas?

—¿Por qué la policía nunca mencionó al compañero de Volker?

—¿Qué va a pasar con la ciudad si nadie puede salir de sus hogares?

Fue un hecho que Elaine no se acercaría al espectáculo mediático, pues tras ordenar una camisa de fuerza, un guardia cuidando la puerta, varias cadenas y una pizarra blanca, Collins se encerró en el mismo cuarto que Volker y lo presionó para terminar con el abecedario de la carta.

—¿Así va el símbolo?

—No, te dije que parece un reloj de arena pero no redondo.

—Maldición, Volker, lo he borrado más de seis veces. ¿Así está bien?

—No. Si me quitaras esta camisa de fuerza, nos ahorraríamos todo esto.

—¿Y dejar que me hagas lo mismo de la vez pasada? Olvídalo.

—Vamos Elaine, tú y yo sabemos que no te iba a matar.

—¿Y tú crees que lo que me dijiste, me agradó?

—Elaine —Martha Susan entró. La pobre mujer tenía un rostro tan pálido que cualquiera habría pensado que vio al mismísimo diablo en persona.

—¿Qué sucede? ¿Qué pasa?

—Tienes que venir, la policía encontró algo.

—Dios, no me digas que encontró otro cuerpo.

—De hecho no. Elaine, encontraron tres.

—¿Qué? ¿Cómo que tres?

—Tienes que venir. Ya se le avisó a tu padre y no tardará en llegar.

—No te vas a ir y dejarme con esta cosa puesta, ¿verdad? Elaine, no puedo respirar —pero ella hizo caso omiso a la petición y salió detrás de su compañera dejando a Volker encerrado— ¡Collins! ¡Elaine, regresa!

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