MORGAN:
Ya la conocía.
Nuestro lazo remontaba incluso antes de su nacimiento.
Era mía, pero entonces él me la quitó.
Desde el momento en que la volví a ver supe lo que haría para encadenarla a mi lado y recordarle el mal que había hecho.
Porque ella no terminaría con otro que no fuera yo.
Porque su cuerpo, su alma, su sangre y corazón, me pertenecían.
Porque yo conocía su secreto cuando ni ella misma lo hacía.
Yo estaba destinado a ser su mate y gobernar Tevsil.
Era el único que tenía la capacidad para hacerlo.
Pero entonces el hechizó se rompió.
Y no tuve alternativa más que huir.