Thantia

XIV

  —¿No crees que es demasiado formal?—pregunto empezando a sentirme insegura.

  —Para nada, los Eiran son demasiado... clásicos—intento no reírme del pobre intento de Chelle de no llamar anticuados a los padres de Parris—, no te sientas obligada a ser educada con ellos, linda—termina de acomodar mi cabello en un moño alto y despeinado—, a los Eiran no les agradamos, es un hecho, Sky, no te esfuerces de más.

Asiento guardando la información en mi cerebro.

  —El muchacho está aquí—Woodrow se recarga en la puerta del vestidor y hace una mueca en cuanto me ve—, te arreglaste demasiado—dice provocando que me revise en el espejo preocupada por mi apariencia.

Chelle hizo un buen trabajo rizando mis pestañas y aplicando algo de mascara en ellas. Mis labios tienen un brillo labial que los hace ver un poco más carnosos de lo que son en realidad y la forma en la que mi peinado deja al descubierto mi cuello es bastante bonita.

  —No le hagas caso, Skylar, está siendo un idiota—él le dirige una mala mirada pero aún así se hace a un lado para dejarnos pasar.

Parris está esperándome en el recibidor. Como si lo hubiéramos planeado, lleva puesto un traje azul marino de tres piezas con una camisa blanca que combina con mi vestido.

Sus ojos aceituna se clavan sobre mí y puedo ver que traga saliva antes de sonreír abiertamente.

Pienso que pagaría por verlo sonreír de esa forma toda la vida.

Se acerca ofreciéndome su mano para bajar los últimos escalones.

  —Te ves... espectacular—sus palabras hacen que me sonroje—, deberíamos irnos para llegar a tiempo, a mis padres no les agrada la impuntualidad.

  —La quiero aquí temprano, muchacho, ¿de acuerdo?

Woodrow no nos deja ir hasta que Parris le asegura que me regresará a casa antes de las doce.

Hay un automóvil negro aparcado en la entrada de la casa. Parris sostiene la puerta de los asientos traseros para que pueda subirme y luego lo hace él.

  —Lo lamento, no sabía que Woodrow me haría jugar a la cenicienta moderna—sonrío un poco apenada.

  —¿La cenicienta?, ¿qué es eso?—me mira confundido.

  —Es de una película—mi explicación no parece ayudarlo así que sacudo la cabeza de forma negativa—, no es nada, olvídalo.

  —Gracias por aceptar hacer esto, Skylar—dice con formalidad—, creo que podríamos obtener más información de este modo.

  —Espero que sea así—respondo mirando hacia la ventana.

Siento que Thantia jamás dejará de maravillarme como lo hace desde la primera vez que los Marci me trajeron a la ciudad.

Nunca había recorrido las calles de noche, me había limitado a admirarlas desde la comodidad de mi cuarto de entrenamiento preguntandome silenciosamente cómo sería apreciarlas de cerca y ahora que tengo la posibilidad es, sin duda alguna, una experiencia bastante diferente.

Lo primero que capta mi atención es que las calles no están iluminadas por faroles eléctricos tal como en el mundo exterior, en su lugar hay esferas de luz muy brillante que flotan  en patrones circulares ayudando a la visibilidad.

No sé si hacen un mejor trabajo que los faroles, pero son definitivamente más impresionantes.

Los edificios parecen estar alumbrados por luces de distintos colores que les da un aspecto divertido y desenfadado.

  —¿Es la primera vez?—pregunta Parris mirandome fijamente—, ya sabes, que los ves de noche—asiento sintiéndome avergonzada de que lo haya notado—, es bonito, creo—mira por la ventana de mi lado del asiento—, el problema es que cuando vives demasiado tiempo aquí comienza a perder el encanto.

Entiendo de lo que habla.

Cuando conseguí mi apartamento en el mundo exterior estaba maravillada, no era que la zona fuera de lo mejor o el lugar estuviera en muy buenas condiciones, pero la ventana de la habitación tenía una vista hermosa de la ciudad, al menos así parecía frente a mis ojos.

De cualquier forma, mientras el tiempo pasaba, comencé a olvidarme de eso porque regresaba demasiado cansada del trabajo, me acostumbré tanto a esa vista que dejé de apreciarla como debía.

La voz del conductor diciendo que hemos llegado me regresa al presente. Mi estómago se resuelve debido a los nervios que siento y comienzo a dudar que pueda ingerir cualquier tipo de alimento.

La casa de los Eiran es totalmente diferente a la de los Marci.

Lo que debería ser un jardín lleno de flores está totalmente vacío de ellas dejando así solo un tapete de césped que luce un verde amarillento que se me antoja demasiado sombrío.

La casa en sí, por otro lado, es más pequeña que la de los Marci y está pintada de un gris medio que hace que el temor en mi pecho crezca.

Parris abre la puerta y baja del vehículo antes de ofrecerme una mano para ayudarme a bajar.

  —Está bien, Sky, simplemente sé tú misma—hace algo con su rostro que intuyo pretende ser una sonrisa.

Tomo sin dudar el brazo que me brinda para dirigirme a su casa porque siento que mis piernas fallaran en cualquier segundo.



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En el texto hay: elementos, academia, thantia

Editado: 11.10.2019

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