La gente del parlamento escribe con empeño en sus libretas antes de regresar sus ojos a la parte faltante de nuestra casa.
Papá y yo nos mantenemos al margen mientras mamá dirige la investigación y explica en voz alta todo lo que sucedió—siguiendo una a una las palabras de Woodrow—.
—¿Y qué?, ¿ellos encontrarán a quien hizo esto?—le pregunto a papá en voz baja para que solo él pueda oírme.
—No, Sky, ellos solo están creando un archivo acerca del ataque—me mira con una mueca—, tu madre y yo sabemos quién lo hizo.
—Genial, ¿ya lo atraparon?—puedo notar la forma en la que él evita mirarme.
—No hemos pedido que lo hagan, esperamos poder hallarlo por nuestra cuenta—mi ceño se frunce—, es un tema complicado.
Asiento pero no agrego nada más a la conversación.
He estado escuchando esa frase demasiado estos días y estoy comenzando a cansarme de ello, es como si nadie quisiera tomarme en cuenta para nada y lo que más me frustra de toda la situación es que son personas que considero bastante confiables.
Como Danya y Denver, quienes vinieron a verme apenas se enteraron del ataque a la casa. Ella estaba demasiado preocupada por mí, sus ojos estaban hinchados y su alivio fue evidente cuando abrí la puerta. Denver, por otro lado, se limitó a regalarme una media sonrisa.
Estuvieron un par de horas en la casa y en cuanto le pregunté a Denver si sabía algo de Parris, su expresión cambió abruptamente.
—La situación es... complicada—murmuró antes de excusarse y salir de la casa.
No era que esperara un informe detallado acerca de las actividades del chico de ojos aceituna, pero creí que su mejor amigo podría al menos decirme que está bien.
—Ellos se encargarán del resto—mamá se acerca suspirando hasta nosotros—, decidimos que no es necesario que la gente se entere de todo esto, así que no habrá nadie haciéndonos preguntas.
Los tres entramos en la casa y vamos hasta la cocina donde hay varias charolas de panquecillos de arándano recién horneados por Woodrow.
—Así que si el abuelo de Parris no lo hizo, ¿de quién sospechamos?—tomo uno de los panquecillos y le doy una gran mordida.
Ellos se miran en un gesto que puedo reconocer como de pesar y luego él abre la boca con la intención de comenzar a explicarme, sin embargo, Chelle pone una mano en su hombro para detenerlo.
Mamá hace una señal para que la sigamos.
Caminamos por los pasillos hasta llegar al estudio, donde nos encerramos y esperamos a que ella haga o diga algo.
—Cyrus Belloni—se acerca al escritorio y saca de uno de los cajones una fotografía que me entrega con las manos temblorosas—, era... es mi hermano.
Mis ojos inspeccionan la imagen entre mis manos con detenimiento. Puedo reconocer a Chelle sonriendo mientras está sobre la espalda de un chico cuyos rasgos lucen exactamente igual a los suyos.
—¿Gemelos?—pregunto sabiendo de antemano la respuesta—, no entiendo, ¿por qué su nombre no aparece en el árbol de la familia? ¿realmente crees que tu hermano...?
—Tuvimos algunas diferencias, Skylar—ella se sienta sobre el escritorio de forma incómoda—, nuestros padres descubrieron demasiado pronto que los elementos de Cyrus no coincidían con la tradición de los gobernantes en Thantia y, a pesar de que no lo hicieron a un lado, comenzó a ponerse celoso de que la atención de la mayoría de las personas se dirigiera a mí.
—Tu madre comenzó a ponerse muy enferma durante nuestros últimos meses en el Campus—comienza a relatar papá—, nadie comprendía muy bien qué sucedía, intentaron varias cosas para sanarla, incluso yo mismo traté de hacer pócimas y hechizos sobre ella, pero nada parecía funcionar. Chelle estaba muriendo frente a nuestros ojos sin que pudiéramos hacer nada—Woodrow mantiene su mirada perdida en algún punto del rostro de su esposa como recordandolo todo—, Cyrus la visitaba en su habitación constantemente, lucía tan preocupado que a nadie se le ocurrió que él podría ser la causa de lo que le estaba sucediendo—puedo ver que los ojos de mamá se vuelven un tanto vidriosos—, pero tus abuelos lo descubrieron una noche dentro de la habitación de Chelle reforzando la maldición imperceptible sobre ella, los Belloni habían decidido espontáneamente tomarse un descanso para visitarla, así que él no tenía forma de saberlo.
—Lo mandaron lejos, al menos eso fue lo que me dijeron—mi atención viaja de nuevo hasta la fotografía—, nunca lo volví a ver y mis padres comenzaron a actuar como si Cyrus jamás hubiera existido, pero... él si existió, aún existe.
—¿Cómo puedes estar tan segura de que fue él el que atacó la casa?—Chelle mira a Woodrow y asiente con un gesto cargado de tristeza.
Papá saca de su bolsillo un frasco transparente cuyo contenido muestra lo que ha simple vista parece acerrín naranja fosforescente.