Thantia

XXII

  —Sé que parece que me he vuelto loco—dice cuando se da cuenta de que me ha dejado sin habla—, pero no es así Sky.

  —Parris...

  —Con todo lo que está pasando, de lo único que estoy seguro es de que quiero estar contigo─respira profundo─, es verdad que no nos conocemos desde hace mucho tiempo y quizá esto es demasiado apresurado, pero sé que te quiero, Skylar, creo que lo supe desde el momento en que te ví, aunque puede que lo haya dudado al verte tomar ese desarmador—bromea—. Estos meses en los que estuvimos alejados, lo único que me daba fuerza además de proteger a Kendra, era pensar que volvería a verte, que volveríamos a estar juntos.

  ─También te extrañé─afianzo su mano─, y te quiero, Parris, demasiado, pero no estoy segura de que sea buena idea, yo...─suspiro apartando la mirada de su rostro.

No es que no quiera hacerlo, porque sé desde hace tiempo que estoy irremediablemente enamorada de él, pero estoy asustada. 

  ─Habla conmigo, Sky─toma mi mentón para que mi atención regrese a él—, ¿qué es lo que pasa por tu mente?

  ─Todo lo que ví mientras crecía, la forma en la que tuve que criarme—hago una pausa—, no creo que pueda ser una buena esposa, ni siquiera creo poder ser una buena novia─la sangre se acumula en mis mejillas─, he pasado toda mi vida sola, preocupándome solo por mí misma y...

  ─Quiero pasar el resto de mi vida contigo, Skylar─sonríe de lado─, ¿no quieres lo mismo?─asiento sin pensármelo porque no hay nada que pensar─, entonces lo demás me da lo mismo─su mano abandona mi rostro y se dirige a su chaqueta, de donde saca una pequeña caja de terciopelo rojo─, este es uno de los anillos de mi familia, mi abuela me lo dio el año pasado─abre la caja dejando al descubierto un anillo color plata con un rubí adornándolo─, sé que probablemente no quieres nada que venga de ellos, pero...

  ─Es hermoso─lo interrumpo. Mi respuesta le agrada porque esta vez sonríe abiertamente mientras toma mi mano y desliza el anillo por mi dedo anular.

Parris acerca su rostro al mío, pero cuando nuestros labios están a punto de tocarse, un estruendo detrás de nosotros nos hace saltar del sillón, no me pasa inadvertida la forma en la que pone su cuerpo frente al mío para protegerme. 

En sus manos se forman lo que parecen ser dagas de fuego mientras se pone en guardia, listo para atacar.

  ─Deja eso y ayúdanos, idiota─la voz de Kendra llega a mis oídos haciendo que me mueva hacia un lado para ver mejor la situación.

Danya tiene a Zulu y a Axis en los hombros, sus ojos están clavados en el chico en el suelo que reconozco enseguida.

  ─¿Qué sucedió?─pregunta Parris apresurándose a llegar hasta Denver.

  ─Fue el abuelo, encontró el escondite de Danya. Denver estaba ahí, se interpuso en el ataque─Kendra se hinca a lado del mencionado y presiona su mano en su abdomen.

  —Necesitamos algo para limpiar la herida, gasas y pomada antibacteriana—Danya me mira—, ¿tienes algo de eso?

  —Solo tengo vendas y alcohol en el botiquín del baño—murmuro saliendo del shock inicial y moviéndome para obtener las cosas.

  —Esto va a dolerte un poco, lo lamento—se disculpa Danya en cuanto le entrego las cosas.

Kendra quita la mano del abdomen de Denver y algo de sangre comienza a brotar. Mi estómago se revuelve por segunda vez en el día.

Corro de vuelta al baño sin poder controlar las arcadas que nacen de mi abdomen.

*¿Qué demonios sucede conmigo?, ¿desde cuándo algo de sangre me pone tan mal?*

A pesar de que me inclino sobre el excusado, no logro sacar nada de mi interior y es entonces que recuerdo que ya he vaciado todo mi interior antes en el restaurante.

Me miro con atención en el espejo sobre el lavabo por primera vez en muchas semanas.

No es que antes tuviera un gran aspecto, pero estoy definitivamente hecha un asco. Tengo la piel más pálida de lo que recordaba y hay unas ojeras bastante marcadas debajo de mis ojos que no se comparan con lo mal que tengo los labios.

  —¿Estás bien?—ptegunta Kendra desde el otro lado de la puerta.

Quito el seguro de la cerradura con la esperanza de que tome eso como una invitación para entrar.

Abro la llave y mojo un poco mi rostro para espabilarme.

Cuando mis ojos se encuentran con su rostro me doy cuenta de que mira sin pestañear mi mano, y puedo apostar que es el anillo en mi dedo el que realmente ha captado su atención.

  —Estoy bien—comento tratando de sacarla del aparente shock en el que ha caído.

  —Ese anillo, ¿Parris realmente te lo dio?—asiento algo incómoda—, entonces no bromeaba—dice más para sí misma. Sus ojos me escanean mejor, es como si intentara hallar algo fuera de lugar—, Skylar, esta no es la primera vez que te sientes enferma, ¿o si?

  —No, pero he estado demasiado preocupada y creo que eso es lo que me ha tenido mal—me encojo de hombros.

  —Sé que lo que tú y mi hermano hayan hecho en su tiempo a solas no me incumbe—se queda callada y desvía la mirada incómoda durante un momento—, pero, ¿has considerado la opción de que estés...?—enarco una ceja sin saber a lo que se refiere—, bueno, ya sabes.

Señala mi estómago y me lleva unos minutos comprender a lo que se refiere.

Danya grita su nombre desde el recibidor y Kendra me da una mirada significativa antes de dejarme sola nuevamente.

Mi atención regresa al espejo.

Es cierto que he estado teniendo algunos  malestares inusuales y que quizá he ganado algo de peso a pesar de que no estoy comiendo tanto como debería, pero de ahí a que pueda estar...

Mierda.

Miro mi estómago con atención como si un cartel gigante igual al de los videojuegos fuera a aparecer en cualquier momento para darme la gran noticia.

Es posible—muy muy posible considerando que ni Parris ni yo tomamos ninguna precaución—, que Kendra tenga razón, y si es así, las cosas podrían complicarse aún más.



#1563 en Fantasía
#255 en Magia

En el texto hay: elementos, academia, thantia

Editado: 11.10.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.