Mamá me mira con los ojos llenos de lágrimas mientras termina de arreglar mi cabello, que está acomodado en una trenza suelta que cae sobre uno de mis hombros.
—A diferencia de lo que tu padre pueda decir, estoy feliz de la decisión que tú y Parris tomaron—toma un pañuelo y limpia su rostro por el que algunas gotas de agua salada se deslizan lentamente—, necesitamos algo de felicidad en medio de todo esto.
Kendra, quien permaneció callada durante todo el proceso de peinado, le pone una mano en el hombro llamando su atención.
—¿Podría hablar con ella un momento?—Chelle asiente comprendiendo la situación y sale de la habitación dejándonos solas.
—¿Por qué presiento que no quieres felicitarme por la boda?—comento divertida tratando de aligerar un poco el ambiente formal que se instala en la habitación.
—Estamos a punto de convertirnos oficialmente en familia—nuestras miradas se cruzan a través del espejo—, así que quiero pedirte algo importante.
—Vale─asiento con inseguridad.
—Sé que planeas decirle a Parris lo del bebé después de la ceremonia—muerdo mi labio nerviosa de oír sobre el bebé en voz alta—, y también sé que es su derecho porque es el padre, pero quiero implorarte que no lo hagas.
—No es una mancha en la alfombra, Kendra, es un embarazo—me doy la vuelta para encararla—, lo notará cuando mi vientre comience a crecer.
—Usaremos hechizos para ocultarlo cuando sea necesario—dice con un tono de desesperación en su voz—, no se lo digas, Skylar, quizá ahora mismo no tenga sentido, pero tienes que confiar en mí.
Hago una mueca y desvío la mirada.
Kendra es la única que sabe sobre el bebé, pero no es porque realmente quisiera que se enterara. Ella fue la que me halló en el baño con el cuerpo tembloroso y la caja de la prueba de embarazo aún sobre el lavabo.
No tuve que decirle nada, es bastante lista y pudo deducir toda la situación por su cuenta.
—No puedo hacer esto sola—murmuro colocando una mano sobre mi vientre.
—Y no lo harás—pone una mano en mi hombro—, estaré contigo, te ayudaré en todo lo que pueda.
Unos golpes en la puerta interrumpen nuestra conversación. Danya asoma la cabeza dejándome ver un poco de la tela de su vestido rojo y sonríe al verme.
—Todo está listo—suspira poniendo especial atención a mi vestido blanco con flores color lila—, te ves hermosa, Sky.
Le sonrío de vuelta y le doy una última mirada a Kendra mientras asiento queriendo darle a entender que haré lo que me pide.
Salgo de la habitación del hotel rumbo al jardín del lugar, porque sí, mis padres decidieron que sería una mejor idea hospedarnos en un lugar con camas suficientes para todos. El dinero no fue problema, al menos eso fue lo que me dijeron cuando les aseguré que no tenía presupuesto para alojarnos a todos en un lugar más grande.
Mientras descendemos metidas en el ascensor no puedo evitar sentir que mi corazón se acelera y que el aire comienza a faltarme, ¿esto es lo que sienten todas las novias antes de llegar al altar?, la verdad es que no se siente tan bien.
Estoy nerviosa, muy muy nerviosa.
—Parris está igual—comenta Danya mirando directo hacia el frente con algo de burla en sus palabras—, es como si pensaran que el otro huirá a media ceremonia.
—Ni siquiera había pensado en eso—confieso poniendo una mano en mi pecho sintiéndome aún peor.
Las puertas metálicas se abren dándonos paso a la recepción y nos detenemos en la gran puerta de madera que divide el edificio del jardín.
Danya mira hacia los lados para asegurarse de que nadie la está viendo antes de aparecer un ramo de flores color blanco.
—Gracias—la abrazo. Kendra y Danya salen al jardín dejándome sola.
Espero pacientemente hasta que papá aparece por uno de los pasillos usando un traje azul marino de tres piezas que hace juego con el vestido que mamá lleva puesto.
—Sabes que aún puedes arrepentirte, ¿cierto?—acomoda su saco y me mira de reojo mientras hace lo mismo con su corbata. Me cuesta mucho saber si lo dice de broma o no.
—Realmente lo quiero, papá—una gran mueca se forma en su rostro—, estoy segura de esto.
—Solo creí que podríamos tenerte con nosotros más tiempo antes de que dieras un paso así de importante—me mira de lleno. Nuestros ojos se cruzan y puedo ver que está realmente afectado.
—Ustedes son mis padres, eso no va a cambiar nunca—tomo su mano—, nada podría desaparecer el cariño que les tengo. Quizá al principio no pude comprender el porqué hicieron lo que hicieron, pero ahora que al fin he podido entenderlo, te garantizo que no tengo nada más que afecto por ustedes.
Woodrow sonríe de lado, creo que se ha dado cuenta de la honestidad de mis palabras y le ha ayudado un poco con lo que sea que pasaba por su mente.
—¿Lista?─pregunta ofreciéndome su brazo.