Escaneo el mapa frente a mí tratando de que cada trazo se almacene en mi cerebro porque sé que de no ser así, las cosas podrían salir muy mal.
Danya ha hecho un buen trabajo plasmando los planos del parlamento considerando que no tenía nada más que un viejo pergamino y un bolígrafo negro.
—Debemos asegurarnos de girar en el pasillo de la izquierda después de entrar en la bóveda—papá nos mira a todos con intención, como si tratara de convencernos de lo que dice—, es la vía más rápida a los calabozos.
—¿Por qué no vamos por ellos antes?—Danya se inclina sobre la mesa—, podemos entrar por aquí—señala una de las entradas traseras del parlamento—, y doblar en este pasillo que lleva a los calabozos, después subimos un piso hasta la bóveda y...
—Será complicado subir hasta la bóveda de manera discreta con tanta gente.
—Hagamos dos grupos entonces—los dos me miran—, papá y yo iremos a la bóveda—miro a Denver de reojo—, y ustedes dos a los calabozos, así cubriremos más terreno y escaparemos antes de que lo noten.
—Aún necesitamos una distracción, Skylar.
—Que Axis y Zulu aparezcan en la base de Arbington—ambos fénix se hacen presentes y comienzan a volar alrededor de nosotros como si estuvieran persiguiendose el uno al otro—, que activen uno de los hechizos para que los Eiran piensen que estamos ahí.
—No está mal—Denver asiente de acuerdo conmigo con una media sonrisa que no me pasa desapercibida—, nos daría tiempo de hacerlo todo sin que nadie lo sospeche.
—Entonces hagámoslo—papá mira a Danya—, vas a necesitar ayuda para abrir las puertas del calabozo—busca en uno de sus bolsillos y saca una llave plateada que pone en la palma de su mano—, fue lo único que Chelle y yo pudimos obtener antes de dejar el parlamento, esto debería poder abrir cualquiera de los calabozos.
Mamá aparece en el comedor con Xander en brazos, sus ojos están algo llorosos, aunque soy consciente de que trata de ocultarlo.
Mi corazón da un vuelco en cuanto veo a mi pequeño dormir en sus brazos. Mi pecho comienza a sentirse demasiado presionado mientras pienso que tengo que alejarme de él, incluso aunque es solo por un par de horas.
Me acerco a Xander y deposito un beso en su frente.
—Hagámoslo—murmuro regresando a la mesa y tomando las manos de Denver y Danya.
Axis se coloca en mi hombro y Zulu lo hace en el hombro de su dueña.
Siento como si alguien hubiera metido su mano dentro de mí estómago y estuviera revolviendo mi intestino igual que una licuadora.
Definitivamente esta no es la forma más cómoda para viajar.
Todo a mi alrededor se vuelve borroso, hago un gran esfuerzo para no cerrar los ojos porque sé que la sensación será peor si lo hago.
Aterrizamos en una sala de estar llena de polvo y que apenas está iluminada por un poco de luz que se cuela por las cortinas de las ventanas.
Estoy realmente aliviada de haber aterrizado en el suelo y no en un hoyo lleno de agua.
Esperamos unos segundos sin movernos tratando de detectar cualquier anomalía que sea señal de que han descubierto nuestra presencia, sin embargo, eso no ocurre.
—Vayan a Arbington—papá mira a Axis y Zulu con seriedad—, esperen diez minutos antes de activar las alarmas, ¿bien?
—Pero no dejen que los vean—agrega Denver.
Ellos desaparecen dejando un fogonazo.
Danya sale de la habitación sin decir nada obligándonos a trotar ligeramente detrás de ella. Puedo decir por la línea que forman sus labios que esta misión es muy importante para ella.
Y no es que pueda culparla.
La mansión de los Venetia es más pequeña que la de los Marci e incluso que la de los Eiran, pero tiene una cierta sofisticación que no hay en ninguna de las otras. Hay varios ornamentos color cobre por todo el lugar que, apesar de la suciedad, siguen resaltando a la vista.
Bajamos unas escaleras que van directas al sótano y luego nos detenemos frente a una puerta que luce igual a la de los bancos que salen en las películas
—¿Cuándo fue que tus padres construyeron todo esto?—Woodrow frunce el ceño confundido mientras esperamos a que Danya abra la puerta, no luce molesto, solo curioso al respecto.
—No fueron mis padres, al menos eso fue lo que entendí cuando me lo explicaron—pone su mano sobre la puerta y un destello sale de la superficie antes de que se mueva dejando caer algo de polvo, una clara muestra de que lleva mucho tiempo sin abrirse—, estos túneles han estado aquí desde hace más de tres generaciones y fueron construidos con el consentimiento de los descendientes de Avram Thantia, aunque los Venetia no los utilizaban porque no lo creyeron necesario.
El túnel logra provocarme algo de claustrofobia debido a la estrecho que es, tengo que respirar profundo varias veces para calmarme.
Danya crea una pequeña flama en la palma de su mano que nos ayuda a iluminar un poco nuestro camino. Denver la mira de reojo con preocupación evidente en su rostro.
Yo también estoy preocupada por ella.
Caminamos con una cautela que me recuerda mucho a mis huidas de las casas de acogida. Revisamos a cada momento que las protecciones alrededor del parlamento no se activen porque el plan se vería comprometido.
Cuando llegamos al otro extremo del túnel nos encontramos con otra puerta.
Escuchamos una alarma lejana y mis músculos se tensan, estoy lista para comenzar a correr o para defendernos de ser necesario. Me lleva un momento darme cuenta de que es la alarma de Arbington.
Esperamos dos minutos antes de abrir la puerta.
El parlamento aparece frente a nosotros—en realidad la parte trasera—, y el lugar parece demasiado más abandonado de lo que creí.
El edificio está teóricamente igual a la última vez que lo vi, sin embargo, tiene algo a su alrededor que lo hace lucir demasiado lúgubre, es una especie de aura que hace sentir el ambiente cargado de tensión.