Thantia

XXVIII

Pongo mi mano sobre la cerradura y dirijo toda la energía que tengo fluyendo por mis venas a ese lugar específico de mi cuerpo. El metal se calienta hasta ponerse al rojo vivo, pero cuando trato de deformar de algún modo el material, este simplemente no cede.

  —No va a funcionar, Sky, ¿crees que no lo intenté?

Parris se encuentra recargado en la pared al fondo de su celda mirándome con atención. Incluso con la evidente falta de luz puedo notar que está pálido y que sus ojos ya no tienen demasiado brillo.

  —Debe haber alguna forma de salir de aquí.

  —La única forma es que alguien tenga la llave—la voz de la directora llega a mis oídos—, asumo que tus padres no te dieron una copia.

El sonido de sus palabras me dejan claro que se encuentra en la celda junto a la mía y la pared de concreto me impide verla.

  —Lamento decir que no—me dejo caer al suelo—, ¿por qué Danya y Denver no los sacaron de aquí?

  —Nosotros nos encontramos en la zona exclusiva—Parris mira al suelo—, es obvio que los Venetia tuvieron más suerte.

  —¿Qué te sucedió?—un nudo se forma en mi garganta—, ¿qué les sucedió a ambos?, ¿cómo terminaron aquí?

  —El día en que bajamos para hacerle creer al abuelo que Denver estaba muerto me tendieron una trampa—hace una mueca—, creo que ya estás al tanto de que Kendra está jugando para el otro equipo, fue ella quien me atrapó y me trajo aquí después de contarle nuestros planes al abuelo.

  —Kendra fue a buscarme a mi casa también, me atacó y pude protegerme, pero no pude atacarla de vuelta—escucho a la directora suspirar—, desventajas de ser sentimental con la familia, supongo.

Mi corazón da un vuelco.

  —¡Oh, demonios!—me levanto con rapidez y tomo los barrotes de la celda antes de comenzar a sacudirlos con la esperanza de que se rompan, aunque sé que no será así—, ¡Kendra, tienes que dejarme salir!—golpeo los barrotes tratando de hacer todo el ruido que puedo.

  —Skylar, ¿qué haces?—mis ojos se dirigen a Parris por un microsegundo y es suficiente para notar que se ha puesto de pie—, tienes que parar o regresarán a reactivar el hechizo.

  —¡Kendra!—el volumen de mi voz aumenta—, ¡por favor, tienes que...!

Escucho el clic de una cerradura y dos segundos después escucho los pasos de Kendra venir hacia mí.

  —¿Qué?, ¿qué quieres?—me analiza detenidamente y sus labios se curvan hacia arriba en un gesto bastante escalofriante—, es por el niño—suspira dramáticamente—, la preocupación maternal siempre me ha parecido patética.

  —¿Preocupación maternal?—la pregunta de Parris hace que la expresión de Kendra se llene de malicia.

  —¿No le has dado la noticia?—se gira para encarar a su hermano—, felicidades, ha sido un hermoso y saludable niño, es una lástima que no tenga algunos puros para repartir—se lleva una mano al pecho con pesar fingido—, como sea, querida cuñada, te aseguro que el pequeño Xander nos acompañará pronto.

  —No, Kendra, por favor—un nudo se forma en mi garganta—, ¿no pueden dejarlo fuera de todo esto?, es solo un niño.

  —No lo entiendes—afirma mientras niega con la cabeza—, lleva la sangre de los Thantia en las venas, no hay forma en la que pueda quedarse fuera de esto, además, tiene sangre Eiran, tenemos derecho sobre él.

  —No, no es así—me sorprende la convicción con la que salen las palabras de la boca de Parris—, y te juro que si se atreven cualquiera de ustedes a tocar un solo cabello de ese bebé.

Kendra rueda los ojos.

  —Mírate Parris, amenazandome por un mocoso que ni siquiera sabías que existía hace dos minutos—hace un movimiento de manos y el cuerpo de Parris comienza a temblar violentamente haciéndolo caer al suelo igual que una tabla—, siempre supimos que eras demasiado débil, le dije a mi madre que teníamos que deshacernos de ti, pero tenían esperanza en que pudieras aprender los buenos valores. Eso fue lo que se dijeron, pero sé que no te mataron solo porque eras un varón, un hombre que podía seguir con el linaje Eiran.

Parris se hace un ovillo en el suelo.

Sé que le duele, pero está conteniéndose para no gritar.

  —¡Kendra, para!—el nudo en mi garganta me hace difícil el hablar, pero me las arreglo para empujar las palabras fuera de mi boca—, dile a Lucian que lo haré—ella hace otro movimiento de manos y Parris deja salir un jadeo de alivio—, lo haré si agrega algunas cláusulas al trato.

  —Dejar fuera al niño, supongo.

  —Y a todos los demás, mis padres, Denver, Danya y su familia, la directora...

  —Se lo comentaré—se encoje de hombros—, no puedo garantizar que vaya a aceptarlo de inmediato.

Se marcha dejando un silencio abrumador en el ambiente, por suerte, no dura demasiado.

  —¿Un bebé?—pregunta Parris entre respiraciones—, significa que estabas embarazada cuando nos casamos.

  —Es justo lo que significa.

  —Pero no me dijiste nada.

  —Kendra me lo pidió—mis ojos se llenan de lágrimas, pero siento como el alivio comienza a invadir cada centímetro de mi pecho—, creí que era de fiar y me hizo pensar que si te lo decía irías directo a tratar de matar a tu abuelo, estaba asustada y yo...

  —¿Él está bien?—pregunta con voz suave—, ¿cómo es?

  —Está bien, es un niño muy sano—recargo mi cabeza en los barrotes de metal como si el frío que despiden fueran a darme algo de tranquilidad—, no tiene mucho cabello aún, pero sé que será castaño.

  —¿Y sus ojos?

  —Azules y muy grandes—trago saliva—, lo lamento, pero mis genes son predominantes y evidentemente mejores que los tuyos.

Parris se ríe, una pequeña carcajada que no dura demasiado pero que hace que me sienta un poco mejor.

De cualquier manera mi mente no puede dejar de pensar en Xander y en que es la primera vez que estoy separada de él tanto tiempo. Me siento incompleta y con un malestar en el pecho, como si de pronto me hubieran arrancado el corazón.



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En el texto hay: elementos, academia, thantia

Editado: 11.10.2019

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