Parris
Han pasado ya doce horas desde que todos se fueron y no he tenido ninguna noticia.
Estoy volviéndome loco mientras pienso que si no llegaron a tiempo Sky podría estar...
No, lo sabría, sabría si algo le sucedió.
Mis ojos viajan hasta el anillo de plata con una línea roja de rubíes adornandolo que está en mi dedo, el mismo que hace juego con el de Skylar.
Respiro profundo como si eso fuera a hacer que me sienta mejor.
Un llanto interrumpe mis pensamientos.
Xander está en su cuna y parece haberse despertado por algo. Me quedo paralizado un momento pensando en qué hacer antes de levantarme y acercarme a él poco a poco.
Su llanto es fuerte, luce molesto y no sé muy bien qué hacer para calmarlo. Tengo miedo de tocarlo porque se ve tan frágil que temo hacerle daño.
—Tienes que sacarlo de la cuna, Parris—la voz de la abuela llega a mis oídos desde la entrada de la habitación—, es la única forma en la que sabrás qué es lo que le sucede.
Ella se acerca a la cuna y saca a Xander con cuidado mientras el pequeño se agita entre su agarre. La abuela lo acuna sobre su pecho mientras le da palmaditas en la espalda como tratando de calmarlo.
—¿Cómo saber qué le pasa?
—Bueno, yo comenzaría por cambiarle el pañal.
—No sé cómo hacerlo.
—No es tan difícil, Parris, el paquete tiene instrucciones en el costado por si las necesitas—ella se acerca a mí y acomoda a Xander sobre mi pecho, no lo suelta hasta que se asegura de que no se me caerá de las manos—, hay un biberón en la cocina, lo traeré para que se lo des.
Y antes de que pueda decir algo al respecto, se marcha dejándonos solos.
Xander se acurruca entre mis brazos, y aunque ha dejado de llorar, aun puedo ver en su rostro que está molesto por algo.
Sus ojos se clavan en mí de pronto y mis labios forman una pequeña sonrisa. Son azules, iguales a los de Skylar.
—Ella regresará, ¿verdad?—Xander ladea la cabeza en respuesta—, por supuesto que lo hará—afirmo limpiandole el rastro de lágrimas de las mejillas con mi pulgar.
Me lleva unos diez minutos cambiarle el pañal porque a pesar de lo que dijo la abuela, en realidad es más complicado de lo que parece y los adhesivos no paran de pegarse en lugares en los que no debe.
Justo cuando termino de vestirlo un fogonazo se deja oír desde la sala. Lo cargo con cuidado y lo llevo conmigo hasta allí tratando de permanecer calmado.
Sé que las cosas van mal en cuanto veo los ojos hinchados de la señora Marci.
—¿Qué sucedió?—pregunto con un nudo en la garganta—, ¿dónde está Skylar?
La señora Marci se lleva las manos al rostro y su esposo tiene que sostenerla para que no caiga al suelo.
—Lo logró, mató a Lucian.
—Con todo respeto, señor, eso no responde a la pregunta que hice.
—Está en nuestra casa en Thantia—el señor Marci me mira—, y está lejos de estar bien.
—¿Qué sucedió?
—Es difícil decirlo con exactitud—los sollozos de la señora Marci se intensifican—, lo que creemos es que ella absorbió la energía del sol y la usó para incinerar a Lucian—un escalofrío recorre mi cuerpo—, el problema es que usó su propio cuerpo como conductor.
—Así que Skylar...
—Está viva, pero su piel está muy dañada y se regenera de a poco—ambos se sientan en el sillón. El señor Marci luce abrumado, puedo ver que la única razón por la que se mantiene fuerte es por su esposa—, no estamos seguros de si va a recuperarse, no podemos hacer nada por ella.
—Quiero verla, necesitamos estar con ella—Xander balbucea como si supiera de lo que estoy hablando.
—Por eso vinimos, para llevarlos de vuelta a Thantia—el señor Marci mira a la abuela, quién entra con el biberón prometido en la mano—, las cosas siguen un poco turbulentas, pero ahora que todos han despertado de la influencia de Lucian, es seguro regresar.
Asiento de forma automática.
La abuela me ayuda a empacar algunas cosas de Xander, a quien mantengo en mis brazos temiendo que, si me separo de él, me derrumbaré sin poder evitarlo.
Zulu y Axis se encargan de transportarnos al recibidor de la mansión de los Marci y es Woodrow quien nos dirige a la habitación de Skylar.
Skylar está sobre su cama, con la piel de un color bastante extraño. Alrededor de ella hay una burbuja que nos impide acercarnos demasiado, pero comprendo que es para que no se infecte.
—Puede decirme la verdad, señor Marci—murmuro en cuanto me doy cuenta de que estamos solos en la habitación—, ¿cuál es la probabilidad de que Skylar se recupere de esto?
—Chelle no lo sabe, pero la única razón por la que Skylar sigue respirando es por esa burbuja—mis ojos logran captar el dolor en su expresión—, ella es nuestra hija, pero tú eres su esposo y debes ser parte de esta desición.
—Quieren quitarle la burbuja—afirmó aferrando un poco más a Xander.
—Ella no respira por sí misma, Parris, nuestra Skylar ya no...
—Lo sé, y lo entiendo—trago saliva—, yo solo... me gustaría poder tener un momento con ella antes de...
Él asiente y sale de la habitación.
Xander se remueve incómodo entre mis brazos, como si pudiera sentir que algo va mal. Trato de calmarlo meciendolo lentamente, aunque yo mismo siento una gran desesperanza en el pecho.
Un nudo se forma en mi garganta mientras pienso en que Sky realmente se ha ido y todo es culpa mía.
—Sky, yo...—mi voz se quiebra y Xander comienza a dejar salir pequeños quejidos—, desearía que esto no fuera real, desearía poder hacer algo para que regreses o para ser yo quien estuviera en tu lugar, pero sé que quizá estoy siendo egoísta y preocupandome por mi propio dolor—me quedo en silencio un segundo—, lamento no haber estado más tiempo contigo, sobretodo cuando supe que estaba enamorado de ti, pero te hice una promesa—mis ojos se desvían hacia Xander—, y voy a cumplirla.