- Oye tú.
El sujeto que estaba frente a mí se volteó.
- ¿Tú sabes algo acerca de esto? - dije yo con una mirada profunda.
Saqué la radio que traía desde las ruinas, la cuál no se pudo reparar.
- ¿Qué piensas darme a cambio?
- Esto - dije mientras saqué una moneda de oro de mi bolsillo.
- No es mucho, pero supongo que es para lo que vale.
El sujeto tomó la radio y se dirigió a un pequeño almacén.
- Ven acá.
Seguí al sujeto al pequeño almacén, el almacén estaba algo polvoriento, lo suficiente para que cuando el tipo sacara un libro viejo yo terminara tosiendo.
- *Cof*, *Cof* - seguí tosiendo.
- Parece que no aguantas mucho el polvo chico.
- Parece que *cof* no... - dije al tipo.
- ¡Gwaaah! - dijo un ave extraña que tenía en una jaula.
- Señor, ¿que es esto? - dije mientras apuntaba al ave
- Es un Dustken, una especie de gallina que se alimenta del polvo.
- No me imagino los huevos, no creo que sepan rico.
- Estás muy equivocado, por alguna razón su especie producen unos huevos muy exquisitos.
Vaya, sorprendente.
- ¿Cómo es posible eso?.
- Nadie sabe, este mundo está lleno de cosas que nosotros los humanos no entendemos, que nuestra diosa es la única que sabe de todo.
Cierto, Orphelia es la que sabe de todo esto debido a que ella creó todo esto a través de creación y destrucción, pero... ¿Porqué?
- ¿Entonces Orphelia es la clave de todo esto?
- Si.
El sujeto seguía reparando la radio.
- Tengo curiosidad de ver quien es.
- ¡Jaja! - el tipo se empezó a reír.
- ¿Qué le da gracia? - enojado pregunté al tipo.
- Deberías temerle a Orphelia, es una diosa absoluta, no creo que quieras conocerla.
Tal vez... pero ella puede decirme acerca de lo que me sucede, no creo que sea capaz de saberlo a través de otro medio, a menos que con la información que traiga el Profesor Nakamura de Critical City.
- Listo chico, ya terminé.
El sujeto me mostró la radio y me la entregó.
- Gracias señor, y te diré que, no le tengo miedo a Orphelia y espero algún día poder encontrarla.
Mostré una sonrisa al sujeto y me retiré del lugar.
Había llegado a mi departamento, junto a Alba y Chiko llamé al resto de mis compañeros, ellos rápidamente llegaron.
- Izumi, ¿ya está la radio? - dijo Yui.
- Oye Izumi, no creo que sea buena idea usarlo - dijo Kenta.
- Hey, ¿que tal Izumi?, ¿está todo hecho? - dijo Alem.
- Si, y es hora de encenderla.
Me acerqué a oprimir el botón de encendido y entonces...
2 horas antes...
- Alba, ahora que tienes tu sello, podré ubicarte bien.
- Si amo.
- Primero iremos a comprar, tu tomarás esta lista y comprarás todo, cuando yo haya hecho mi parte te alcanzaré.
- Si amo.
- Muy bien, vamos Alba.
- ¡Si!.
A partir de aquí Alba y yo tomamos rutas diferentes para comprar, Alba le tocaba comprar los ingredientes para un platillo que fuera a preparar Yui, y yo tenía que comprar algunas gemas y ver si es posible reforjar mi espada de adamantina y aplicarle el amplificador de Clorofila que me dió Yui más un objeto conseguido del lobo gigante que me dió Chiko.
Primero me dirigí a una joyería a comprar las gemas especializadas, si podía encontraría rubí y zafiro.
- ¡Buenos días! - dijo el sujeto de la joyería.
- Buenos días.
- Digame, ¿qué necesita?.
- ¿Tiene rubíes y zafiros? .
- ¡Por supuesto!.
- Necesito esta cantidad.
Mostré una hoja al sujeto de la joyería y al ver la nota este se asombró.
- ¡Enseguida!.
El sujeto fue a la parte trasera de la tienda, al parecer tenía que traerlas gemas.
Al parecer tendré que pagar mucho... ¿Cómo le estará llendo a Alba?.
Ahora que recuerdo, nunca supimos como reparar la radio, ¿Cómo se podrá reparar?, no, la pregunta correcta es ¿Quién sabrá como repararlo?, preguntaré por alguien.
- Ya regresé - dijo el sujeto.
- Muy bien, ¿Cuanto será?
- Unas 23 monedas de oro y 40 monedas de plata.
- Tome y quédese con el cambio, pero necesito preguntarle algo.
- ¿Qué cosa?, amable cliente.
- ¿Sabes quién es capaz de reparar esto?.
Saqué la radio y se la mostré al sujeto.
- No sé, pero si sé quien puede.
- ¿Quién?.
- En el callejón Enrollo, una zona muy apartada en el pueblo.
- Creo que mañana veré, ¿Cómo es?.
- Es un sujeto que siempre usa un sombrero grande y unas gafas azules.
- Muchas gracias.
- A usted más bien.
Salí de la tienda para dirigirme a la herrería y usar todo lo que tenía para reforjar mi arma y la de Alba.