CAPÍTULO 6 –
El silencio en el auto era tan espeso que Ha-eun sentía que podía cortarlo con una tarjeta de crédito...
Ojalá una que estuviera aprobada.
Cuando Kang Min-jae finalmente estacionó frente al edificio viejo donde vivía Ha-eun, ella apretó su bolso con ambas manos, bajó la mirada y murmuró:
—Bueno... gracias por traerme. Ya puedo irme.
—Voy a acompañarla hasta la puerta —dijo Kang, como si fuera la cosa más obvia del mundo.
—No, no es necesario, yo puedo—
Pero él ya estaba abriendo la puerta del auto sin escuchar una palabra más.
Ha-eun levantó los brazos hacia el cielo haciendo un gesto demasiado dramático, casi teatral, como si estuviera sufriendo una tragedia griega.
—¿Por qué a míiiii? —susurró con quejido melodramático.
Cuando Kang asomó la cabeza del otro lado del auto, ella se enderezó de golpe, fingiendo compostura y sonriendo tensa.
—¿Y bien? —preguntó él, cruzándose de brazos— ¿Hacia dónde?
—De verdad no es necesario que—
—Le dije que la acompañaría hasta la puerta, Ha-eun —la interrumpió, con tono cansado—. Así que vamos.
Ella suspiró derrotada y señaló con el dedo, como quien muestra el camino a su verdugo.
—Por ahí...
Caminaron juntos hasta el edificio. El ascensor, viejo y ruidoso, se tragó el silencio entre ellos mientras subían al tercer piso. Cada tanto, Ha-eun apretaba su bolso contra el pecho, como si fuera un escudo contra la incomodidad.
Cuando llegaron a su puerta, ella ya estaba buscando las llaves, ansiosa por entrar y despedirse de él... para siempre, si fuera posible.
Pero entonces...
—¡Ah, por fin apareces! —exclamó una voz masculina.
El dueño del departamento, el anciano corpulento del piso, salió de su propia puerta como si hubiera estado de guardia militar esperándola.
Ha-eun se congeló.
Y luego...
Se escondió DETRÁS de Kang Min-jae de un salto, como si él fuera un escudo humano de dos metros.
—¿Qué está haciendo? —murmuró Kang, confundido, intentando apartarse.
—Shh... —susurró Ha-eun aferrada a su chaqueta— ¡No me deje sola!
El anciano lo señaló acusadoramente.
—Esa señorita me debe la renta de dos meses. ¡Y quiero que se vaya del departamento! ¡O llamaré a la policía para meterla a la cárcel!
Ha-eun abrió los ojos como si hubiera visto un fantasma.
En su mente apareció una imagen de ella misma con un mono a rayas, tatuajes enormes en los brazos y empujando un carrito en prisión.
—¡¡Nooooo!! ¡Por favor! ¡Le pagaré! ¡Lo juro! —gritó de forma dramática, aunque ni siquiera tenía lágrimas.
Kang soltó un resoplido, rodando los ojos tan fuerte que casi se escuchó.
—¿Cuánto le debe? —preguntó con tono resignado.
El anciano le dijo el monto.
Kang parpadeó.
Era... ridículo.
Absurdo.
Insignificante para cualquiera con un empleo estable.
Sacó el dinero de su bolsillo sin pestañear y se lo entregó al hombre.
Ha-eun se quedó estática, parpadeando como un robot que había sufrido un error de sistema.
—Listo —dijo Kang.
El dueño pasó de gruñón a feliz en un segundo.
—Perfecto, perfecto. Ha-eun, puedes quedarte el tiempo que quieras si sigues teniendo un novio así.
—¿Qué? —Ha-eun se atragantó.
—¡No somos novios! —gritaron ambos al mismo tiempo, indignados.
El anciano levantó las manos, encogiéndose de hombros.
—Como quieran. Solo no vuelvas a retrasarte con la renta, Ha-eun.
Ella asintió con cara de confusión absoluta.
Cuando el hombre se fue, Ha-eun se quedó en silencio mirando a Kang Min-jae.
Él la observaba con expresión dura, como si estuviera juzgando cada decisión que había tomado en su vida.
—Debería ser más responsable —dijo frío—. Ahora me debe.
—¿Eh? ¿Qué? ¡Espera, yo!—
—Y todavía ni siquiera ha empezado a trabajar —continuó él—. Mañana tiene que estar muy temprano en el bakery.
Y sin más palabras, sin espera, sin permitirle decir nada...
Se giró y empezó a caminar hacia el ascensor.
Ha-eun lo miró irse, con la boca abierta, señalándolo como si fuera un villano de drama.
—Pero... ¡si ni siquiera acepté el trabajo todavía! —protestó tarde, muy tarde.
Y la puerta del ascensor se cerró delante de sus narices.
—¿Qué clase de vida es estaaaa? —gimió llevándose ambas manos a la cabeza.
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Helloooouuuu jajajajja de nuevo yo... Si, yo de nuevo 🫣 Bueno, ahora esto si se puso bueno jajaja muero con la pobre Ha-eun de verdad con su triste suerte seguro si le pega un rayo en un día de sol jajaja y bueno, hablemos de esa determinación de Kang tan rápida para relsolver el problema de Ha-eun, no lo sé jum... Yo creo que aquí hay gato encerrado jajaja.