CAPÍTULO 9 –
Ha-eun salió del bakery tambaleándose como si hubiera sobrevivido a una guerra.
Su espalda dolía, sus pies temblaban y su dignidad estaba triturada desde la mañana, justo desde el incidente-capuchino-apocalíptico.
Pero al menos...
seguía empleada.
—Gracias, universo... —murmuró mientras caminaba medio dormida hacia su edificio. (Que por suerte aún tenía un techo donde vivir y todo gracias al señor Kang)
Antes de irse, se despidió de Dohan, quien estaba guardando algunas cajas.
Él le sonrió con un leve rubor en las mejillas.
—Dile a Jisoo que... que... bueno... que la saludo.
Ha-eun entrecerró los ojos.
Ay, Jisoo... te dije que no te involucraras, demonio del romance impulsivo...
Pero aun así, sonrió.
—Claro. Se lo diré.
En la entrada del edificio...
Ha-eun sacó las llaves, imaginando ya su cama como el cielo.
Pero antes de poder empujar la puerta para entrar a su edificio...
Un auto negro, elegante, silencioso, demasiado caro para existir, se detuvo justo a su lado.
Se bajó Kang Min-jae.
Con su eterna cara de acidez crónica.
Esa cara que parecía decir: "La vida es amarga y tú más".
Ha-eun se quedó tiesa.
—¿Viene... a despedirme? —susurró aterrada.
Kang se acercó con las manos en los bolsillos.
—Necesito que me haga un favor —dijo sin saludo ni preámbulo—. Me lo debe.
Ella parpadeó.
Varias veces.
Como si estuviera viendo un holograma.
—¿Yo... qué?
Kang suspiró, cansado incluso de explicar.
—Mi abuela insiste en que encuentre una novia. No deja de molestarme con eso. Quiero que crea que ya tengo una.
Ha-eun sintió cómo su alma se salió de su cuerpo, la saludó y se fue de vacaciones.
—¿Cómo dice?
—Vendrá conmigo a una cena mañana por la noche —continuó Kang con la naturalidad de quien pide prestado un cargador—. Fingirá ser mi novia. Y no hará un desastre. ¿Entendido?
Ha-eun abrió la boca.
La cerró.
La volvió a abrir.
Ni sonido salió.
—¿Por qué yo? —alcanzó a decir al fin.
—Porque me debe. Me debe un traje. La renta. Y horas de vida que nunca recuperaré. —La miró serio—. La recogeré mañana a las 7. No falte. Y mañana llegue temprano al trabajo.
Sin esperar respuesta, subió de nuevo al auto y se fue como personaje trágico de drama.
Ha-eun lo siguió con la mirada.
—Loco... —murmuró.
El departamento y los zombis cosméticos...
Al entrar, encontró a Jisoo en la sala, con una mascarilla verde espesa, rodajas de pepino en los ojos y una banda rosa con orejas de conejo.
El efecto:
Un zombie adorable saliendo de un spa infernal.
Ha-eun se imaginó a Jisoo caminando hacia ella diciendo "ceeeerebroooos... pero con glitter".
Casi soltó la risa.
Jisoo se quitó las rodajas y la señaló dramáticamente.
—Ahora sí, CUÉNTAME TODO.
Ha-eun se dejó caer en el sofá como un cadáver.
—Estoy muy cansada, Jisoo... mañana tengo que ir temprano...
—¡Ayyyy, Ha-eun, por favor! ¡Porfaaaa! —rogó Jisoo tirándose al piso como actriz de telenovela.
Ha-eun la miró severa.
—Primero: te dije que no te involucraras con Dohan.
La otra sonrió culpable, llevándose las manos a la mejilla.
—Es que... es muy guapo —dijo como quien admite haber cometido un una travesura.
—NO me importa, Jisoo. Él es muy bueno. Y si ustedes terminan mal, ¿quién crees que va a salir afectada? ¡YO!
Y justo ahora... —puso los ojos en blanco— le debo al señor Kang hasta mi alma.
En ese instante, su imaginación la traicionó:
Vio a Kang sentado en un trono oscuro, con un tridente, riendo como villano mientras ella giraba una enorme rueda de madera recibiendo latigazos como esclava medieval.
—Ay, Dios... —murmuró llevándose las manos al pecho—. Soy la sirvienta del demonio.
Jisoo se destornilló de la risa.
—¡¿Qué te pidió ahora ese hombre con acidez crónica?!
Ha-eun se cubrió el rostro con ambas manos.
—No vas a creerlo...
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Hello, Helloooouuuu de nuevo yo y ame jajajaja... Señoras y señores oficialmente tenemos una acción sospechosa de parte del popular cara de acidez crónica jajajaja, porque jum... Eso de pedirle a Ha-eun que lo "acompañe " a una cena con su abuela para convencerla de que tiene novia y que no lo moleste, me parece muy raro, que piensan ustedes?