The bakery next door

La excursión del terror

CAPÍTULO 13 —

El viaje comenzó mal.

Y por "mal", Ha-eun quería decir: nivel "K-drama donde todo lo que puede salir mal sale mal".

Desde que salió de su edificio con su mochila rosa y la cara aún llena de sueño, sintió que estaba a punto de sumergirse en una experiencia traumática aprobada por la abuela del señor Kang.

Kang estaba apoyado en su auto negro, con los brazos cruzados y el ceño ligeramente fruncido. Llevaba un suéter oscuro y una chaqueta ligera, como si fuera a una sesión de fotos. Ella, en cambio, parecía un hámster recién despertado.

—Llega tarde —dijo él sin levantar mucho la voz.

—Llegué... ¿dos minutos tarde? —respondió ella, viendo la hora en su celular.

—Dos minutos son suficientes para que un tren pierda a un pasajero —replicó Kang, mientras le abría la puerta del auto.

—Pero no estamos tomando un tren... —susurró Ha-eun, pero lo dijo tan bajo que él fingió no escucharla.

Subió al auto y se acomodó como si fuera una estudiante rumbo a un examen importante. Kang ajustó el GPS y el silencio entre ellos se volvió tan incómodo que podrían haberlo cortado con un cuchillo de mantequilla congelada.

Primeros cinco minutos del viaje: incomodidad nivel 3

Ha-eun jugueteaba con el cinturón de seguridad. Kang conducía como si necesitara concentrarse para no estrellar el auto... emocionalmente.

—Sobre... la excursión —comenzó él de pronto—. Solo recuerde el guion.

—Sí, sí, el guion —repitió ella, aunque en su cabeza solo había una nube mental que decía: "NO HAGAS NADA RARO".

—Y recuerde no inventar cosas.

—Eso fue una vez, y fue un accidente —argumentó ella—. Además, su abuela se rio.

—Mi abuela se ríe cuando a alguien lo atropellan en dramas históricos.

Ha-eun abrió los ojos como si Kang acabara de decirle que su abuela era parte de una mafia.

—¿Está diciendo que soy su entretenimiento?

Kang no respondió. Pero sus labios se movieron apenas... como si fuera una sonrisa. O un tic nervioso. Difícil saberlo.

Minuto 27 del viaje: incomodidad nivel 6

—¿Quiere... música? —preguntó Kang para intentar romper el hielo.

—Sí —respondió Ha-eun, feliz de acabar con el silencio.

Kang conectó su celular al auto y la primera canción que sonó fue una melodía infantil.

Ha-eun tardó tres segundos en reconocerla.

—¿...Baby Shark? —preguntó ella, muy seria.

Kang cambió la canción tan rápido que casi chocan con un arbusto.

—Fue la playlist... de mi primo —dijo él, demasiado rápido, demasiado avergonzado.

...Ha-eun sabía que era mentira.

Pero no dijo nada.

Por respeto.

Y porque tenía miedo de que si lo molestaba, él la dejara en la carretera.

Minuto 55 del viaje: incomodidad nivel 9

—¿Está nerviosa? —preguntó él, de repente.

Ha-eun dio un salto en el asiento.

—¿Yo? ¡No! ¿Por qué estaría nerviosa? ¿Por qué... tres días con su familia? ¿Por qué una excursión? ¿Por qué tengo un historial comprobado de arruinar eventos sociales? ¡Ja! Para nada.

Kang la miró de reojo.

—Está temblando.

Ha-eun bajó la mirada.

—Es... frío.

—Hace 24 grados.

—Frío emocional.

Kang no pudo evitar soltar una pequeña risa. Una risa que intentó esconder tosiendo como abuelo con gripe.

Y eso, por alguna razón, tranquilizó un poco a Ha-eun.

LLEGADA: El lugar del terror (según Ha-eun)

El centro de retiro familiar no era un resort. No era una cabaña bonita. No era un hotel cálido.

Era naturaleza.

Demasiada naturaleza.

Montañas de fondo, cabañas de madera, un lago, árboles, ardillas sospechosamente confiadas...

—Dígame que esto tiene WiFi —dijo Ha-eun, desesperada.

—Mi abuela apagó el router el verano pasado porque "la gente no se miraba a los ojos".

—Qué terrorista social...

—¿Disculpe?

—Nada, dije... qué... tradición tan hermosa.

Kang respiró hondo. No sabía si Ha-eun iba a sobrevivir tres días. No sabía si él iba a sobrevivir tres días con ella.

Y la Entrada dramática de la abuela...

La abuela salió de la cabaña principal como si fuera la dueña del bosque.

—¡Llegaron! —gritó, moviendo los brazos—. ¡Mis tortolitos favoritos!

Kang parpadeó con horror. Ha-eun tragó saliva.

—Abuela... —comenzó él, tenso.

—Nada de abuela ahora —interrumpió ella, señalando a Ha-eun—. Quiero ver cómo se comportan como pareja en la naturaleza.

Ha-eun sonrió tan rígida que parecía un maniquí.

—Claro, señora.

—¡Llámame abuela! Ya eres parte de la familia.

El corazón de Ha-eun se hizo un nudo triple.

Kang se masajeó la sien.

Esto apenas empezaba.

La abuela los llevó hasta una cabaña más pequeña, al final del sendero. Cuando abrió la puerta...

Ha-eun casi se desmaya.

Había...

—UNA sola cama —susurró ella, horrorizada.

—Esto es una broma —dijo Kang.

—No es una broma —respondió la abuela con inocencia diabólica—. Las parejas comparten cama y somos modernos.

Ha-eun tragó saliva tan fuerte que sonó como un trazo de violín desafinado.

—Pe-pe-pero... —intentó Ha-eun, pero la abuela levantó una ceja.

—¿Mi nieto ronca fuerte? —preguntó la anciana, feliz de humillarlo.

—¡No ronco! —protestó Kang.

—Ronca como si estuviera peleando con un oso —susurró la abuela en conspiración a Ha-eun.

Kang parecía querer evaporarse del planeta.

—Bueno, los dejo —dijo la abuela—. En una hora nos reunimos en el salón común. ¡Juegos familiares!

Y se fue. Caminó cinco pasos. Se giró.

—Ah, y recuerden... paredes delgadas —dijo guiñando un ojo.

Ha-eun y Kang dijeron al mismo tiempo:

—¡NO HABRÁ NADA! —y luego se miraron, horrorizados por el sincronismo.

Ha-eun dejó su mochila en un rincón mientras Kang inspeccionaba la cama como si fuera una criatura peligrosa.

—Yo... puedo dormir en el suelo —ofreció él.



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En el texto hay: romance, kdrama, jefeyempleada

Editado: 27.12.2025

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