Capítulo 14–
La noche estaba en silencio... demasiado silencio para ser real. Ha-eun llevaba media hora dando vueltas en el futón, acomodando la almohada, cambiando de posición, suspirando y resoplando como si estuviera peleando con el universo mismo.
Hasta que escuchó el zumbido.
Ese.
El terrible...
Zumbido.
—No otra vez... —gruñó en voz baja, espantando el aire con la mano como si espantara un fantasma.
El mosquito, pequeño pero insolente, volvió a pasar cerca de su oído como un avión en misión especial solo para arruinarle el sueño. Ha-eun bufó, se sentó y volvió a espantarlo con unas palmadas torpes.
—¡Vete! ¡Déjame dormir!
En el mismo futón a su lado, medio tapado hasta la cabeza, Kang Min-jae murmuró con voz ronca:
—Ha-eun... por favor... déjeme dormir...
Ella iba a contestarle un «¡no puedo dormir!» con tono dramático, pero justo cuando abrió la boca, lo vio.
Allí.
Suspendido en el aire como si fuera un enemigo final.
El mosquito.
Sus palabras quedaron atrapadas en su garganta. La mirada se le agudizó como la de un felino cazando a su presa.
Kang abrió los ojos lentamente, preocupado por ese silencio sospechoso.
—...¿Qué pasa? —preguntó con voz baja.
Ha-eun, sin apartar la vista, levantó un dedo y señaló hacia él.
—No. Se. Mueva. Está justo ahí.
Kang se quedó inmóvil, como si de verdad su vida dependiera de eso.
—¿Qué va a hacer...? —susurró, tragando saliva.
—Lo único que puedo hacer —dijo ella con voz grave.
Y sin aviso, ¡PAF! le soltó un golpe en el brazo intentando aplastar al mosquito. Kang soltó un grito ahogado y cayó dramáticamente al suelo como si le hubieran disparado.
—¡Está loca! —exclamó sobreactuado, llevándose la mano al pecho—. ¡¿Quiere matarme?!
Ha-eun parpadeó, ofendida.
—¡La culpa no es mía! ¡El mosquito huyó!
—Usted es un peligro para el mundo... —murmuró con expresión de horror fingido.
Ella hizo una mueca y cruzó los brazos, ofendida. Pero su enojo no duró mucho, porque de pronto abrió los ojos de par en par.
—Ahí está —dijo en un suspiro.
El mosquito se posó descaradamente... en la mejilla de Kang.
Ha-eun lo señaló como si acabara de encontrar un tesoro escondido.
Kang quedó petrificado.
—No... —susurró él, pálido—. No se le ocurra...
Ha-eun ya estaba en otra cosa: tomó un pedazo de periódico doblado que estaba en el suelo, lo dobló dos veces más hasta convertirlo en un arma mortal y se acercó con decisión.
—No se mueva —ordenó ella.
—Ha-eun, no... Ha-eun, NO—. Kang empezó a retroceder mientras ella avanzaba como un ninja.
—¡Quieto! ¡Si se mueve lo pierdo! —gritó ella.
—¡Prefiero perderlo a perder mi vida! —respondió él y salió corriendo.
La persecución comenzó.
Él huía en círculos por la habitación.
Ella lo seguía con el periódico en alto.
Cada vez que él miraba atrás y la veía avanzar tan seria, soltaba un grito corto de pánico.
El mosquito, como si disfrutara del caos, seguía apareciendo, desapareciendo, cambiando de víctima y riéndose en su tiny lenguaje insectil.
A la mañana siguiente...
La familia de Kang desayunaba tranquilamente en la mesa tradicional. Él llegó con el cabello revuelto, la mirada perdida y un tic nervioso en el párpado derecho. Ha-eun llegó detrás, arreglada... pero con la sonrisa más culpable del mundo.
Uno de los tíos lo observó detenidamente.
—Min-jae, ¿por qué parece que no dormiste nada?
Kang parpadeó rápido, como si el tic se intensificara solo con recordarlo.
—Mosquito... —gruñó entre dientes.
Ha-eun soltó una risita nerviosa y bajó la cabeza, llevándose una mano a la boca como si eso pudiera ocultar su absoluta culpabilidad.
El tío levantó una ceja.
—¿Un mosquito te dejó así?
Kang lo miró con expresión traumada.
—Ese mosquito... y alguien más...
Ha-eun carraspeó y se hundió en su asiento, mientras la familia los miraba confundidos.
Una guerra había ocurrido esa noche.
Y solo uno de los dos había sobrevivido con dignidad.
(Spoiler: no fue Kang.)
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Hellouuu helloouuu de nuevo yo... Si, yo soy me extrañaron? Así se un poco? Jajaja bueno, bueno, fuera drama (no puedo el drama está en mi) jeje y pues pobrecito Kang jajaja le tocó dormir con Ha-eun en modo cazadora de mosquitos me encanta como estos dos me hacen reír, de verdad que sus locuras son un caso.