The bakery next door

Algo más que pan en el bakery

CAPÍTULO 17–

El amanecer caía sobre el pequeño "Moonlight Bakery", pintando la fachada con un tono dorado que parecía sacado directamente de una película.

Y dentro, entre el olor a mantequilla derretida y café recién hecho, había dos personas igual de caóticas que las galletas quemadas del día anterior.

Jisoo y Dohan.

Ella llevaba un delantal amarillo pastel con un estampado de gatitos panaderos.

Él, uno blanco, impecable... porque al parecer Dohan no sabía ensuciarse aunque le explotara un saco de harina en la cara.

—¿Seguro que estás bien? —preguntó Dohan, acomodándose el flequillo—. Pareces... distraída.

Jisoo, que lo había estado mirando como si fuera un comercial de perfume en slow motion, parpadeó bruscamente.

—¿Yo? ¿Distraída? ¡Para nada! —Y luego casi se cae porque tropezó con una caja vacía.

Dohan la atrapó del brazo antes de que besara el suelo.

—Cuidado —dijo con una sonrisa suave.

Jisoo sintió electricidad recorrerle el brazo. Literalmente electricidad. Podía escuchar la música dramática de fondo.

Tarararaaaa...

Como un OST romántico invisiblemente insertado en la escena.

—Gr-gracias —balbuceó, sin saber qué hacer con su cara ni con sus manos.

Dohan le soltó el brazo y se acercó al mostrador.

—Vamos a empezar con los rollos de canela. ¿Puedes pasarme la mantequilla?

Jisoo tomó un bloque de mantequilla... y, por alguna razón, decidió lanzárselo suavemente.

Muy suavemente.

El bloque voló.

Dohan lo atrapó como si fuera un jugador de béisbol profesional.

—¿Jisoo... por qué lo lanzaste? —preguntó él, conteniendo una risa.

—Es que... pensé... que sería... más eficiente.

—¿Más eficiente para quién? ¿Para mandarme al hospital? —dijo él, riendo ahora sí.

Jisoo hundió la cara en sus manos.

Perfecto, soy un desastre... un completo desastre... pero un desastre cute, ¿no? ¿No? ¿NO?

Mientras ella se reponía de la vergüenza, Dohan empezó a amasar la mezcla de harina con un movimiento suave y firme. Cada vez que rodaba la masa con el rodillo, sus mangas se subían un poco, dejando ver los antebrazos.

Jisoo tragó saliva.

¿Por qué tiene que ser tan guapo amasando pan? ¿Qué clase de tortura es esta?

—¿Puedes ayudarme? —preguntó él sin levantar la vista.

Ella caminó hasta su lado. Callejón sin salida.

Dohan tomó una bolita de masa y se la puso en las manos.

—Hazla rodar así —explicó, moviendo sus manos sobre las de ella.

Las manos de ambos se rozaron.

Jisoo sintió cómo su corazón explotaba en confeti.

—¿A-así? —preguntó, su voz subiendo una octava.

—Exacto —contestó él más cerca de lo que ella esperaba—. Lo haces muy bien.

Ella sintió calor subiendo por sus mejillas.

Él sonrió, encantado con su torpeza.

Pasaron la mañana entre harina, risas y una playlist suave que parecía narrar cada escena como si fueran protagonistas de su propia serie televisiva.

Jisoo lo encontraba adorable cuando se concentraba, y peligrosamente encantador cuando se reía.

Apenas eran las 11 de la mañana y ya estaba enamorada otra vez. Sí. Sin pudor.

**

Mientras los rollos se horneaban, el aroma dulce llenó todo el local.

Jisoo cerró los ojos.

—Huele a felicidad —dijo soñadora.

—Son mis rollos —respondió él con orgullo.

Ella lo miró, con una ceja levantada.

—¿Tus rollos o tus habilidades de panadero? Porque son dos cosas muy distintas.

—Ambas —dijo él, cruzándose de brazos como si fuera el panadero más sexy de Corea.

Jisoo trató de no reír.

—¿Siempre eres así de... cómo decirlo...?

—¿Encantador? —terminó él, guiñándole un ojo.

Jisoo se atragantó con su propia saliva.

—Iba a decir presumido, pero encantador también funciona —replicó ella.

Dohan se echó a reír.

Tenía una de esas risas que te calientan el pecho sin pedir permiso.

—Bien —dijo él—. Ayúdame a preparar las cajas para los pedidos.

Ella tomó una caja. Luego otra. Luego, sin querer, toda una torre se tambaleó como Jenga mal jugado.

—Oh no, oh no, oh no...

Dohan corrió a detener la torre justo a tiempo.

Sus manos quedaron a centímetros de las de ella.

Ambos se quedaron congelados...

El aire se volvió lento...

Los corazones de Jisoo empezaron a dibujarse sobre su cabeza como efectos especiales de anime.

—Gracias... —susurró ella casi sin voz.

Dohan sostuvo la caja unos segundos más, como si no quisiera soltarla... o no quisiera dejar de mirarla.

—Jisoo —dijo él con tono suave—, eres realmente divertida.

Ella sintió que su corazón se derretía más que la mantequilla en el horno.

—¿Divertida como "graciosa"? ¿O divertida como "me gusta estar contigo"? —preguntó con valentía inesperada.

Él bajó la mirada un segundo, sonrió... y la miró directo a los ojos.

—Como "me gusta estar contigo".

BOOM.

Explosión nuclear.

Jisoo entró en una combustión interna instantánea.

Para disimular, tomó un rollo recién hecho y se lo metió en la boca de golpe.

—¡JISOO! ¡QUEMA! —gritó Dohan.

Demasiado tarde.

Ella empezó a hacer ruidos de dragón herido mientras agitaba las manos.

Dohan corrió por agua, se la dio, y ella se cubrió la cara avergonzada.

—Estoy bien... —dijo con voz ronca.

—No lo parece —respondió él, conteniendo la risa mientras le acomodaba un mechón detrás de la oreja.

Ese gesto la paralizó.

—Dohan... —susurró, con voz muy bajita.

Él ladeó la cabeza.

—Hmm?

—Eres demasiado... demasiado...

—¿Guapo? —bromeó él.

—¡No! —exclamó ella, poniéndose roja— Bueno sí, pero no era eso...

Dohan rió con ternura.

—Me gusta cuando te sonrojas —dijo con naturalidad.

—¿Q-qué? —preguntó ella casi sufriendo un colapso.

—Te ves linda —añadió.

Jisoo sintió un glitch en la Matrix.



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En el texto hay: romance, kdrama, jefeyempleada

Editado: 27.12.2025

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