The Boss

Cuatro Son Multitud

Cuatro Son Multitud

Crecí, no demasiado la verdad, solo tenia dos años cuando mi madre quedo embarazada de mi hermano y tres cuando dio a luz, estábamos felices, desde mi punto de vista así era, los problemas llegaron cuando un mes antes de lo planeado mi madre tubo que desembarazarse de emergencia, mi hermano apenas sobrevivió y mis padres tuvieron que dejarme con mis abuelos para poder cuidar de él.

Gracias a Dios todo mejoró, mi hermano se hizo fuerte y mis padres pudieron descansar, mientras que los años pasaban mis abuelos, los padres de mi padre, nos criaron pues mi madre aun estaba en la universidad y mi padre seguía siendo militar cosa que le quitaba todo el tiempo, la realidad era que mi hermano y yo, los fines de semana cuando nuestros padres nos iban a buscar, nos sentíamos muy incomodos pues era como quedarnos con dos desconocidos, mi abuela nos mimaba mucho y nuestra madre era muy recta, mi abuelo siempre nos contaba historias y mi papá casi no hablaba, era como vivir en dos mundos separados por una carretera, era realmente extraño llamar “mami y papi” a esas dos personas.

El día en que por fin mi madre ya había terminado la universidad y mi papá había obtenido un mejor puesto, decidieron mudarse en el complejo de casas que tenía la fuerza aérea, mi abuelo estaba en contra de eso, pues para él eso era como destruir un buen matrimonio, yo no lo entendía en ese momento así que nunca hice caso, mis padres lo ignoraron y nos fueron a buscar para mudarnos los cuatro en esa casa de dos habitaciones que seria nuestro primer hogar, para ese entonces yo ya tenia ocho años y mi hermano seis ambos convencidos de que amaríamos a nuestros padres si vivíamos con ellos, dos niños completamente diferentes uno del otro que siempre estaban juntos, aun recuerdo nuestras caras, éramos tan feos…

Mi padre creía que mudarse en aquel lugar era una gran hazaña, un motivo para celebrar y como viquingo que parecía ser, bebía contento y escuchaba música todos los días, hasta que dejo de llegar a la casa ¿Qué estaba pasando? Me preguntaba, creí que había algo mal así que le pregunté a mi madre quien respondió con tranquilidad que el nuevo puesto de mi padre se trataba de ser chofer de un jefe muy importante y que debía estar siempre atento a lo que ese jefe necesitara, por ello, casi no lo veía.

Mi madre me recalco que mi padre siempre llegaba a dormir pero como se iba muy temprano yo nunca lo veía, mientras el tiempo pasaba me sentí mal porque sentía que algo no estaba yendo normal y mi mente exploto cuando me di cuenta que mas que el chofer de un jefe importante era el niñero de sus hijos, que mientras yo era abusada en la escuela, él iba a reuniones de niños que no eran sus hijos, que mientras mi hermano se enfermaba él cuidaba a otros, que si yo y mi hermano llorábamos él nos ignoraba pero si esos niños hacían una rabieta los abrasaba ¿Acaso era eso justo? Para mi yo de diez años no lo era, lo peor fue cuando él nos prometió buscarnos a la escuela, estábamos tan contentos, yo principalmente, sentí como mi padre volvía, pero, ese día cuando nos despacharon vi como los padres buscaban a sus hijos, me despedí de mis amigos y pude contemplar el día hasta que se volvió noche parada frente a la escuela abrazando a mi hermano ¿Soy exagerada? ¡Para nada! Hacia frio y mi corazón estaba lastimado, cuando por fin un auto se paro frente a nosotros, era nuestra madre, enojada con nuestro padre por habernos olvidado, escuché la cajas de mi madre callada, tratando de aguantar el llanto, pero no pude, estaba tan decepcionada que no pude evitarlo, mi hermano solo me miraba enojado, no conmigo, si no con la persona que me hizo llorar, desde ese momento ambos hermanos sentimos cosas diferentes, mi hermano empezó a odiar a nuestro padre y yo aprendí que no podía confiar en él…

Cuando volví a ver a mi padre le grite con toda la fuerza que pude, le reclamé y le anuncie que si tanto amaba a esos niños que se fuera con ellos, él, prepotentemente me dijo que esos niños eran trabajo y que si quería comer cada día debía dejarlo trabajar en paz, no importa lo que me decía yo no paré de hablar, pues sabía que quien tenía la razón era yo y por encima de su trabajo debía estar sus hijos, cuando me dio la razón, pude callar, siendo esa la primera discusión que tenia con mi padre, claro que eso no arreglo nada, él siguió con su trabajo, mi hermano continuo odiándolo y yo deje de confiar en él…




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