Capítulo 1

La empresa Jeon es reconocida no solo por su prestigio y gran trabajo, sino también por su programa de reclutamiento  de empleados con algún tipo de discapacidad. La compañía permitía a las personas que sufren de algún problema, no muy grave, el cual los impida trabajar tuviese la oportunidad de experimentar y generar sus propios ingresos sin ser juzgados por su condición. Esta iniciativa fue creada por el dueño Jeon Jungkook, el cual a pesar de ser conocido como un desalmado, quería dar la oportunidad a esas personas que no lo tuvieron fácil en la vida para entrar a trabajar.

Esta idea le surgió cuando hace unos años su abuela sufrió un accidente el cual la dejo paralítica. Algo que a él le afecto de una manera muy grande por el cariño que le tenía a esta. Ver a la persona que te crio postrada en una silla de ruedas siendo incapaz de hacer nada por sí misma, le dejo dolido. Por eso se le ocurrió dar la oportunidad a trabajar a personas las cuales  tenía la capacidad de hacerlo pero que debido a algún tipo de trastorno o discapacidad no se les contrataba.

Hoy Jungkook recibía nuevos reclutas, que eran elegidos minuciosamente por su personal de confianza. Se había alistado para ir a darles la bienvenida. Porque a pesar de lo estricto y cabrón que podía llegar a ser, siempre o casi siempre trataba de respetar a sus empleados. Aunque muchas veces estos le sacaban de quicio y acababa desquitándose con ellos. Además, con los que más solía ser cruel, era con las personas que se metían en su cama.

-Señor Jeon, ya están listos los nuevos empleados- Dijo su secretaria Jennie, entrando por la puerta.

- Vamos entonces- le dijo saliendo a ver a los nuevos empleados, con su secretaria a un lado.

Al estar enfrente de sus 10 nuevos trabajadores, los cuales hicieron una reverencia al verlo, los miro a todos y le dijo que comenzaran a presentarse. Y uno por uno fueron presentarse, de los cuales solo dos tenían algún problema no muy grave. Únicamente faltaba una última persona, la cual no dejaba de moverse y mirar al suelo, como si intentara encontrar algo. Las pintas que tenía el último empleado, eran similares a los de un vagabundo, además su pelo parecía que había sido tirado de el de manera agresiva y eso lo pudo confirmar cuando el chico llevo las manos a su cabeza y comenzó a jalar de él con demasiada fuerza.

-Joven Park, deténgase, es su turno para presentarse- le dice una de las trabajadoras de la empresa, que se encargaban de reclutar a la gente. De repente, el rubio paro de tirarse del pelo para levantar la cabeza y mostrar su cara, la cual no era muy visible por las grandes gafas gruesas y por el pelo que tenía enfrente de ella. La chica, al ver el desastroso pelo que llevaba el muchacho, se acercó y se lo retiro de la cara permitiendo que se viera mejor su rostro.

En el momento que Jungkook consiguió fijarse en su rostro de manera más clara. Sintió que el mundo se paralizó.

-Yo..Yo m..me llamo P...park Jimin-dijo el chico presentándose y Jungkook sintió que se mareaba-V..vengo a..a trabajar, jijiji- soltó una risita baja, mientras se tapaba la boca con su pequeña mano, la cual se encontraba tapada por su gran suéter  amarillo.

-Señor Jeon, ¿se encuentra bien?- pregunto Jennie, viendo como a su jefe se le volvía a la cara pálida.

- ¿Qué?- dijo, apartando la vista del rubio- Estoy bien, continuemos.

- Pero, Señor, tiene que hacerle preguntas al muchacho.

Jungkook al escuchar que tenía que hablar con el hombre que acabó con él y que no sabía que era lo que le pasaba se sintió demasiado mal. Tenía ganas de salir corriendo y pensar que todo era una pesadilla.

No podía creer que el chico por el cual se volvió loco en el pasado no parecía estar en sus cabales. Tanto física como mentalmente. Si no fuera porque amo tanto ese rostro que lo tenía grabado en su memoria como si de su propia cara se tratase, jamás lo hubiera reconocido. Su pequeño Jimin era brillante, pero el que tenía presente ahora mismo enfrente suyo no parecía brillar como lo recordaba. A su Jimin anterior le encantaba vestir elegante pero a la vez sexy, sus ojos eran como estar en la playa un día soleado, su cabello siempre estaba bien peinado con sus adorables ricitos. Pero la persona que tenía enfrente no parecía tener ninguna de esas cosas.

Por un momento se congeló en su lugar, cuando el rubio se acercó. Su corazón latía a mil por hora y no sabía qué hacer. Jimin se le quedó mirando fijamente a los ojos para después, sorprendentemente acariciarle las mejillas. Jungkook sentía que su estómago no tenía mariposas, sino buitres picoteandole por dentro y su corazón latía tan fuerte que creía que le iba a dar un ataque, más aún cuando puso sus ojos en los suyos.

-T..tu m..mi novio- soltó de golpe Jimin, apoyando su cabeza en el pecho de Jungkook, que se encontraba totalmente aturdido, "lo había reconocido", eso es lo que le paso por la mente.

- ¡Ay Dios mío!! Joven Park, no haga eso- dijo la señora tirando de su brazo, para alejarlo de su jefe. Dejándole una sensación de vacío al pelinegro.- Disculpe mucho señor Jeon, ya es la tercera vez que hace lo mismo. Pero juro que está cualificado para trabajar, sus notas y trabajos son de matrícula de honor, solo que posee un pequeño trastorno mental el cual hace que se comporte como un niño a veces.

Jungkook al escuchar que era la tercera vez que hacía eso en el día le desilusionó un poco ya que en él cabía  la esperanza de que le hubiera recordado. Aunque ahora mismo no podía reclamarle por haberlo dejado en el pasado con el corazón totalmente roto.

-N..no te preocupes, está bien lo entiendo- dijo Jungkook mirando como el rubio saltaba y se reía solo en su lugar. Algo en su interior le hacía querer llorar e ir a abrazar a la persona que tanto había amado- Esto es todo pueden retirarse a su nuevo trabajo y sean bienvenidos- se despidió el pelinegro viendo por última vez al pequeño rubio el cual agitaba su mano como forma de despedida.