Theodore.
Después de aquel encuentro, Nyx y Ruel se fueron, según ellos tenían cosas importantes que hacer y no, no querían que fuera con ellos.
Aburridos.
Las cosas están tensas y todos sabemos eso, al igual que todos sabemos que Asteria no hará absolutamente nada para matar a su hermano, ella preferirá mil veces que él la asesine. Ella no es capaz de hacerlo, y si alguno de nosotros trata de hacerlo, ella nos lo impedirá.
No quiere que nos corrompamos.
Suspiro y sigo caminando por el bosque Thymbrus. Según Asteria, al momento en el que quiso crear algo en este mundo, se percató que habían bestias rondando por las montañas y ella al no querer matarlos, decidió llevarlas a este bosque para que no pusieran en peligro a las personas y esas personas tampoco pongan. en peligro a esas bestias. Esas personas somos nosotros, aunque es algo irónico ya que somos dioses y tenemos poderes, ¿entonces por qué se preocupa tanto ella?
Por eso vine hasta acá, quería ver con mis propios ojos a esas bestias y el porque Asteria se tomó la consideración de ponerlos en un lugar tan alejado de todos, no deberían ser tan peligrosos ¿verdad?
No, claro que no.
Sigo caminando, se escuchan las hojas revoletear sobre mí y la brisa se torna fría, demasiado. Sigo y cada vez se vuelve más y más fría, pero no me detengo y continúo, el bosque ya está oscuro y una especie de neblina empieza a aparecer en todo el bosque. Me detengo cuando piso algo y este cruje bajo mi peso, me tenso de inmediato y bajo la vista, para encontrarme un hueso algo descompuesto.
¿Qué demonios? ¿Se comen entre ellos mismos?
Me agacho y observo el hueso con repulsión cuando veo un gusano moviéndose por dentro. Que asco. Hago una mueca y veo a mi alrededor en busca de una rama, encuentro una a unos cinco metros de mi y me muevo para tomarla, así podré ver mejor el hueso, puede que contenga algo importante.
Eso espero.
Mi mano agarra la pequeña rama y cuando estoy a punto de darme la media vuelta, una fuerte brisa choca contra mi cuello. Me quedo inmóvil, ni siquiera me atrevo a respirar, por el rabillo del ojo veo algo negro, algo enorme y que está detrás de mí, el olor a putrefacción inunda todo el lugar y me dan unas ganas terribles de vomitar, pero me contengo.
La cosa esa se mueve y las ramas crujen debajo de el, la rama que sostengo también se rompe cuando pasa por mi costado y se pone frente a mí, tiembla ligeramente cuando detallo que donde deberían de estar sus ojos no hay nada, solo cuencas vacías, y donde deberían estar sus labios, solo hay una gran hilera de dientes grandes y afilados que apuntan a todas las direcciones.
Trato de detallarlo mejor pero una sombra negra cubre todo su cuerpo, o bueno, dónde debería estar su cuerpo. Me quedo quieto, y esa cosa también lo hace, ¿es ciega? Me muevo ligeramente y él también lo hace.
Trago duro cuando da un paso más cerca y abre ligeramente su boca. Muevo mis dedos levemente y hago mover el hueso de atrás para que lo distraiga, pero eso no sucede, vuelvo a intentarlo pero no se mueve y la cosa da otro paso más cerca.
¿Por qué mi magia no funciona?
El terror me invade cuando escucho otro gruñido, algo lejano de nosotros, pero eso significa que se acercan más de estas cosas y sin mi magia, estoy más que muerto. En estos momentos, estoy odiando no haberme quedado tranquilo en casa.
Estoy jodido y todo por mi curiosidad.
Agarro con fuerza la mitad de la rama que rompió la bestia y en un rápido movimiento, lo clavo en lo que debería ser su cuello, pero no ocurre eso, para mí desgracia ocurre todo lo contrario y la rama sigue de largo. La bestia gruñe y ruedo sobre el suelo cuando trata de morder mi cuello.
—Muerte —escucho y volteo a ver a la bestia.
De aquellas cuencas vacías, ahora hay dos puntos rojos, abro los ojos asombrado y al mismo tiempo aterrado, sin poder creer lo que acabo de escuchar, la bestia resopla y sin abrir su boca vuelve a hablar:
—Muerte.
Retrocedo de inmediato y la bestia proceda dar otro paso hacia mí dirección.
—¿Qué eres?
—Muerte.
Gruñe y se abalanza sobre mi, lo esquivo y rápidamente me pongo de pie, me percato de que la espesa neblina cubre todo el bosque por completo, llegando hasta la copa de los altos árboles, sin permitirme ver lo que se encuentra enfrente de mi.
Mierda.
Volteo y veo como la bestia empieza a gruñir más fuerte y sin pensarmelo dos veces empiezo a correr, varias veces tropiezo contra los troncos que se encuentran en el suelo y otras veces estampo mi cara contra los árboles, pero en ningún momento me detengo y mucho menos volteo, porque se que el animal ese me está siguiendo.
Choco contra algo duro y se que no es un tronco, porque los troncos no tienen pelo, un escalofrío me recorre cuando veo que es otra bestia, pero esta es mucho más grande. Esquivo las enormes garras afiladas que tratan de clavarse en mi pecho y continuo corriendo, pero ahora son dos bestias que me están persiguiendo. Grito cuando mis pies no tocan el suelo y caigo del barranco que no sabía que existía.
Si Kader se llega a enterar, me va a matar él mismo.
Choco bruscamente contra las ramas de los árboles y caigo en lo que parece ser una laguna, jadeo cuando el agua helada me inunda por completo, nado hasta la orilla y cuando mi espalda toca el césped, río de manera involuntaria. Sobreviví. Pero toda esa felicidad se evapora cuando escucho algo moverse en el agua y recuerdo las palabras de la idiota de Dawa.
>>—Han estado apareciendo unos animales acuáticos muy extraños, Kader — suspira ella —Estaba en el río que está cerca de aquí, algo emergió y trató de arrastrarme al fondo del río. Por un momento pensé que me iba a morir.<<