The Dark Sky

Capítulo 18 ~ Cazadores y Presas (Parte.2)

— ¿A dónde iremos? — Pregunto la pequeña.

— Al monte Fuji — Respondí Hanabi mientras se concentraba en el camino.

— ¿Al Monte Fuji? — Dijo confundida.

— Es un lugar muy famoso aquí en Japón y puede que nos sirva porque tiene una montaña y está situado el océano pacífico — Respondió el chico.

Llegaron al Parque Nacional de Fuji-Hakone-Izu, salieron del auto y se adentraron en el bosque. Caminaron y caminaron hasta llegar cerca del enorme lago que separaba ese extremo con el volcán.

— Hemos llegado — Dijo Hanabi mientras observaba el volcán.

— ¿Cómo llamaremos al Nian? — Cuestionó la pequeña.

— No lo puedes hacer como la otra vez, intentar llamarlo en tus sueños — Propuso Hanabi.

Emely se recostó a las orillas del enorme lago y cerró los ojos. La oscuridad llegó y todo se había ido. Emely se encontraba en medio de la nada en una zona totalmente oscura.

— ¡Estoy aquí! ¡Aparece! — Gritaba retando a la criatura.

La zona seguía en silencio hasta que de pronto las pisadas de algo enorme se hicieron presente haciendo eco.

— Muestrate — Dijo mientras miraba a todos lados.

De repente la bestia salió de la oscuridad y se poso frente a ella, la miro fijamente, podía sentir el miedo de la pequeña.

— ¿Qué es lo que quieres de mi? — Le cuestionó.

De pronto un cántico se hizo presente «Azuki togō ka, hito totte kuo ka, shoki shoki» seguido por el sonido de algo siendo fregado. Emely volteo y miro a aquel hombrecillo lavando sus frijoles.

— ¡Oh! ¿Eres tú? — Digo el hombrecillo — Creo que deberías correr, correr deberías tú — Agrego.

La vista de la pequeña volvió al Nian que ya se encontraba en posición de ataque. Intento darle un zarpazo, pero Emely reaccionó rápido y empezó a correr.

Mientras tanto Hanabi observaba a una Emely inquieta. Emely corría y corría hasta llegar al borde de una cascada.

— ¿Por qué me pasa esto? — Dijo mientras miraba hacia abajo.

El Nian venía a toda velocidad dispuesto a acabar con su vida así que no tenía más remedio que saltar y así fue. Emely salto al vacío y cayó en la fría agua, entonces fue cuando despertó.

— ¿Qué ocurrió? — Cuestionó el jóven.

— Ya viene — Dijo Emely mientras escupía agua.

Acto seguido un temblor se hizo presente que por un segundo Hanabi pensaba que el volcán iba a hacer erupción, pero no fue así. El agua tranquila del lago empezó a generar ondas que se expandían por todo el lago y de repente apareció aquella bestia frente a ellos.

— ¿Q-qué es eso? — Dijo Hanabi algo nervioso.

— Es el Nian — Respondió Emely con una respiración agitada.

— Debemos volver al auto — Dijo moviéndose lentamente — ¡Ahora! — Exclamó.

Ambos corrieron mientras que el rugido del Nian dió inicio a su persecución. Los árboles caían tras del Nian y un fuerte retumbar se lograba escuchar por todo el bosque.

Emely y Hanabi llegaron al auto, pero el Nian ya se encontraba a unos metros de ellos. Hanabi abrió una de las puertas traseras y saco uno de los platillos; el Nian venía a toda velocidad, todo los árboles se movían violentamente y de pronto la bestia dió un salto saliendo por encima de aquellos enormes árboles y cayó cerca de ellos, cuando estaba a punto de atacar Hanabi golpeo los platillos fuertemente, pero al parecer no fue suficiente ya que la bestia golpeo a Hanabi haciendo que cayera a unos 13 metros de donde estaba el auto.

— Emely... — Dijo adolorido.

La bestia se acercó lentamente a Emely quien lo miraba con un profundo temor. Parecía que este sería el final para ella, pero un proyectil impactó en la cabeza del Nian lo cual hizo que volteara a donde Hanabi estaba. Hanabi le arrojaba rocas para llamar su atención.

— Emely, yo lo voy a distraer así que quiero que prepares la pirotecnia — Dijo Hanabi mientras tomaba otras cinco piedras.

— Hanabi... — Respondió Emely en un tono bajo.

— Hazlo — Ordenó — Ven maldito hijo perra — Exclamó mientras arrojaba las últimas piedras.

El Nian dejo a Emely y empezó a perseguir a Hanabi. Hanabi salió corriendo y se introdujo al bosque. Por otra parte Emely sacaba la maleta llena de la pirotecnia y comenzaba a preparar todo.

— Ojalá y todo esto funcione — Se decía así misma.

El sonido del rugir de aquella bestia alertó a Emely y puso todo en posición. Hanabi venía corriendo sin mirar atrás, el Nian le venía pisando los talones hasta que ambos salieron del bosque.

— ¡Ahora! — Exclamó.

— ¡No puedo! No están los cerillos — Respondió Emely mientras revisaba en sus bolsillos.

— ¡Mierda! — Exclamó Hanabi.

Hanabi fue alcanzando por el Nian que de nueva cuenta con un zarpazo lanzo al jóven cerca de Emely.

— ¡Hanabi! — Exclamó preocupada.

— E-Emely toma — Dijo mientras le daba un encendedor.

— Hanabi, estás sangrando — Dijo mientras ponía su mano en el abdomen del chico.

— No importa eso, quiero que enciendas esos juegos artificiales y mates a esa estúpida bestia — Respondió Hanabi.

Hanabi se levantó con dificultad y tomo otros platillos y atrajo al Nian hacia él. Hanabi tocó los platillos aunque no con fuerza ya que había perdido mucha sangre. El Nian dió un salto y cayó encima de Hanabi enterrando sus garras en su cuerpo.

— Maldita bestia — Dijo con dificultad.

Emely corrio a donde puso la pirotecnia y miro a Hanabi. Con un suspiró prendió las mechas de los cohetes.

— ¡Maldita bestia! — Grito Emely — ¡Ven por mi! — Exclamó.

El Nian dejo a Hanabi y fue por Emely, pero antes de que llegará la pirotecnia empezó a estallar en el cielo mientras que la pequeña empezó a tocar el gongs, pero esto no lo detenía.

— ¡Qué mierda! — Dijo sorprendida.

El Nian se acercó a Emely, pero un platillo chocó con el cuerpo del Nian y el segundo después.

— Hanabi — Decía mientras lo miraba ya sin fuerzas.

Emely cerró los ojos y empezó a recordar todo lo que le hicieron, pero seguía quieta.




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