Fantasmas del pasado

Está todo tan tranquilo...

Un estruendo hace que me despierte y me levanto rápidamente de la "cama"
Es Aron, el cual a tirado una bolsa de plástico a la mesa y de ella comienza a sacar comida.

— ¿Dormiste bien, princeso? — Digo arreglándome el cabello.
— ¿Princeso? ¿Qué es eso? — Dice y me lanza una cajita de jugo. — ¿Tu dormiste bien?
— Algo así, aunque supongo que dormiste mejor que yo.
— ¿Yo? Estuve despierto toda la noche. Incluso cuando te me quedaste mirando. Sé que soy extremadamente guapo, pero al menos disimula un poco. — Dice en tono burlón.
Su respuesta me deja en shock. ¡Por Dios! ¡Que vergüenza!
— Pensé que estabas dormido. — Respondo en voz baja mirando al suelo.
— Toma. — Dice ofreciéndome algo de ropa. No lo había notado pero se ha cambiado el disfraz que llevaba. Ahora trae puesto una camisa larga y unos pantalones con un abrigo amarrado a la cintura.
Me le quedo mirando unos segundos. — ¿Qué? — Me pregunta. 
— ¿No saldrás para poder cambiarme? 
Levanta una ceja. — No eres mi tipo de ninguna manera, así que no sueñes. — Dice sonriendo. — No te cambies en este lugar, hay un baño público aquí cerca. Vamos, te llevaré.
Hago una mueca burlona y le sigo afuera. Por suerte ya no hay que saltar el muro nuevamente ya que hay otra forma de salir: un camino ridículamente estrecho que lleva a la carretera. No lo había visto antes. ¿Por qué no entramos por ahí en primer lugar?
Como dijo Aron, el baño estaba bastante cerca, así que no nos tomó mucho tiempo llegar.

Cruzo las manos llevándome la ropa al pecho y entro al baño público.
Voy hacia las duchas y cuelgo la ropa en la puerta de uno de los cubículos.
Me volteo un segundo y veo que Aron está parado detrás de mi observándome, con las manos en los bolsillos de su pantalón.
— ¡¿Qué haces aquí?! — Exclamo sorprendida.
— Es un baño unisex. — Dice en tono despreocupado y encogiéndose de hombros.

Miro a ambos lados y veo salir a chicos envueltos en una toalla y a chicas entrando también en las duchas sin nada de ropa. Volteo y miro a Aron avergonzada.
— Tranquila, vigilaré por ti. — Dice tomándome del brazo bruscamente y metiéndome dentro de el cubículo. — Asegura bien la puerta. 

Comienzo a quitarme la ropa y abro la ducha. 

— ¡Agh! — Protesto.
— ¿Qué sucede? — Me pregunta Aron.
— El agua está fría. — Respondo y comienza a reírse. — ¡No te burles!, de verdad está muy fría.
— Anda, termina de bañarte, no tenemos todo el día. ¿O prefieres que lo haga yo?
— ¡Eyy! - Protesto golpeando la puerta.

Terminando de bañarme, me pongo la ropa limpia que me ha traído Aron y volvemos a "La Baticueva"

— Aquí tienes, Laura Carvallo. — Me dice alcanzándome una tarjeta.
— ¿Laura? ¿Carvallo? — Pregunto confundida y le echo un vistazo a lo que me ha dado, es un carnet de identidad con mi foto y el nombre de "Laura Carvallo". — ¿Qué es esto?
— Me tomo muy en serio lo de "proteger la identidad" — Hace comillas con sus dedos y sonríe. 
— ¿Como te llamas tu? - Pregunto curiosa.
— Demon Hanser.
— No creo que con ese nombre se te acerque alguna chica.
— Ya veremos — Me guiña un ojo. — A las chicas les gustan los "bad boys" Todas son iguales.
Ruedo los ojos y me quedo mirando el carnet en silencio.

— ¿Qué sabes sobre mi? — Pregunto de repente y alzo la vista.
— ¿Disculpa?
— Dijiste que sabías mucho sobre mi... ¿qué sabes?
— Anna Topsons... Veinte años de edad... — Se encoge de hombros y hace una mueca. — Alguien que se mete donde no le llaman... Por eso es que ahora tienes a personas buscándote para matarte. Por entrometida. 
— Hablas como uno de ellos... — Digo sin pensar y me arrepiento de inmediato.
— Escúchame bien. — Me mira con ese brillo de ira en sus ojos.  Se acerca hacía mi, infringiendo mi espacio personal. — Yo no soy como ellos, no soy un asesino. Pude haber hecho cosas de las que me arrepiento en el pasado, pero nunca he matado a alguien.

<<¿Cosas de las que se arrepiente?>>

— Lo siento. — Aparto la mirada. — Sólo decía.
— La curiosidad mató al gato, Anna. Recuerda eso. — Dice y se sienta en una de las sillas con los pies cruzados sobre la mesa.
— Pero murió sabiendo. — Le respondo.
Saca un cigarrillo de su bolsillo y lo prende en su boca.
— ¿Y que consiguió? ¿De que le sirvió saber algo si no pudo compartirlo? — Dice y deja salir el humo de su boca.
— ¿Y como sabes tú que no se lo dijo a nadie?

Sonríe y se me queda mirando. — ¿Quieres un cigarrillo? — Dice ofreciéndome la caja.
— No fumo. — Le respondo.
— Yo tampoco. —La comisura derecha de su labio se levanta provocando una sonrisa. — Pero mira lo que las personas nos llevan a hacer.
— ¿Cómo? — Pregunto confundida.
— Sólo fumo si me pongo nervioso. — Hace una pausa. — Tu me pones nervioso.

Se levanta de su asiento y camina hacia mi. Cada vez se acercaba más y más mientras yo iba retrocediendo con cada paso hasta que choco contra la puerta.
Pone las manos a ambos lados de mi cabeza, mirándome fijamente a los ojos.
Su mirada es tan intensa, tan... sexy.
Aparto la vista, aunque puedo ver por el rabillo del ojo que me dedica una sonrisa malvada. Se lleva el cigarro que llevaba entre los dedos a la boca y absorbe para luego soltar el humo sobre mi cara.

— Permiso. — Dice.
— ¿Mmm?
— Necesito salir a resolver unos asuntos.
Miro su mano derecha, la cual está sosteniendo la manija de la puerta.
— Ah. — Me aparto pasando por debajo de su otra mano y el comienza a reírse. — No tardes, no quiero quedarme tanto tiempo sola.
— Tranquila nena, estaré aquí pronto. — Dice y sale rápido.

— ¿Nena? —Resoplo— ¿Pero quién se cree este? — Pienso en alta voz. — ¡Pff!
Me siento en la silla en la que estaba Aron sentado antes y miro a la mesa.
— ¿Ugh? Aron se ha dejado el carnet. — Lo cojo en mis manos. — "Demon Hanser"... Será mejor que se lo lleve, puede necesitarlo.