The Diary of Anna 2 (tomo 2)

Capítulo 5 - Doble personalidad. Resumiendo: bipolar

— ¡Ahí están! — Nos han descubierto.

— ¡Mierda, Aron! — Grito.
— Cuando yo diga tres, salimos corriendo. ¿vale? — Dice Aron.
— Vale. — Digo con voz temblorosa.
—  Vale. — Repite y se queda callado — ¡Tres!
— ¿¡Qué!?

Anna: Ok, se preguntarán: ¿Qué carajos está pasando? Bueno, pues, retrocedamos un poco en el tiempo.

UNA HORA ANTES

— ¿Qué pasa? — Me pregunta Aron alcanzándome un vaso con café.

Nos encontramos en Arnold's, otra cafetería que hay aquí en la ciudad. No es muy reconocida y no viene mucha gente, pero esto no significa que el café no sea una delicia.

— Estaba pensando en mi hermana. — Tomo el vaso en mis manos y bebo un sorbo. — ¿Dónde está? y ¿por qué no quiere que la encuentre?
— Eso te dijeron esos dos tipos, ¿cierto? — Asiento. — ¿Por qué deberías creerles?
Me quedo callada.
— No puedes andar creyendo lo que dice la gente al pie de la letra, Anna. — Habla en un tono preocupado. — No todas las personas que hay a tu alrededor quieren tu bien.
— ¿Y que quieres tú, Aron? — Pregunté sin más.

El me dedica una mirada neutral. Ningún sentimiento plasmado en su rostro.
— Sólo quiero ayudarte, Anna. Ya te lo he dicho.
— ¿Quieres decir que me ayudarás con el tema de mi hermana?
— Puedo hacerlo, pero no lo haré.
— ¿Qué? ¿Por qué?
— Nos están buscando. ¿No crees que hacer eso es llamar mucha la atención?
— Aron. — De un golpe, dejo el vaso vacío sobre la mesa. — Por favor. Lo necesito. Dijiste que me ayudarías. 
— ¿Y qué se supone que haga? ¿Tienes alguna pista que nos pueda guiar hacia ella?
Me detengo pensando por unos segundos y luego respondo.
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— ¿Qué?
— Eso decía la placa de su auto, el auto de los chicos de aquella cafetería. Después de salir de ese lugar, vi un carro aparcado al frente de nuestra moto y supuse que sería de ellos. Así que la memoricé, por si acaso.
— ¿Eres un tipo de chica con súper poderes o sólo tienes buena memoria?

Pongo ambas manos en mis mejillas y hago una expresión sorprendida.
— Oh, ¡no! ¡Me has descubierto! — Digo y comienza a reírse a carcajadas. Es el sonido más hermoso que he escuchado nunca, incluso más bonito que la lluvia cuando cae. 
Le sonrío y el se acomoda en su asiento, hasta diría que se ha ruborizado pero eso es imposible. 
— ¿Me ayudarás? — Pregunto. 
— Veré que puedo hacer, después. — Coloca ambas manos detrás de su cabeza y se inclina hacia atrás en su silla.  
— Ahora. — Digo en un tono recto.
— ¿Disculpa? —Vuelve a colocarse en la posición en la que estaba antes, con las manos sobre la mesa y mirándome a los ojos— ¿Me lo estás ordenando? ¿Qué eres? ¿Mi madre? — Dice en tono burlón.
— Por favor. — Junto mis manos y pongo una mirada triste.
Me mira por unos segundos y luego habla.
— Vuelvo en unos minutos.— Sale del café con las manos en los bolsillos de su pantalón y de uno de ellos saca un teléfono celular.

<<¿Va a llamar a alguien?>>

Suspiro y me volteo nuevamente a la mesa mirando mi vaso vacío. 
Creo que pediré otro café, estaba realmente delicioso. Además, también se me antoja un pastel de chocolate.
Me levanto y voy a la barra.
— Un café y un pastel de chocolate, por favor... Ah y que el café este muy caliente.—Asi es como me gusta. Extra caliente.
— ¿Para llevar, señorita? — Me pregunta el encargado.
— Mmmm, no, lo tomaré aquí. — Me quedo parada frente a la barra esperando el pedido. No esperé demasiado ya que al momento estaba listo.
Le doy una sonrisa de boca cerrada al chico que me atendió, me cobra y luego recojo la bandeja de la barra con todo sobre ella.
— Gracias. — Digo sosteniendo la bandeja con ambas manos. Me giro rápidamente y tropiezo estampándole la bandeja al tipo que estaba detrás de mi con todo y su contenido.
— ¡Estúpida! — Me grita.
Es un hombre gordo con bigote y pintas de camionero rudo. Intimida un poco... bueno, mucho. Y no sólo el, también los otros tres que están detrás de él, van vestidos igual — ¡Mira lo que has hecho! ¡Me quemó, ajjj.— Suena muy enojado.
— L-lo siento. — Tartamudeo.

<<¿En serio? ¿Otra pelea más? No, no, no>> - Pienso.

— Mujer estúpida y torpe. — Sus palabras hierven mi sangre.
— ¡No tiene derecho a tratarme así! — Exploto. 
— ¡Tu tiraste toda esa porquería sobre mi! ¡Fíjate por donde vas, ciega!
Juro que estoy aguantándome las ganas de darle un puñetazo. Pero obviamente es más fuerte que yo así que detendría mi mano fácilmente.
Puedo ver que afuera, frente a la cafetería, hay una camioneta estacionada, debe ser de ellos. Esta vez no voy a leer la placa, sólo que resolveré las cosas amablemnte, después de todo, soy una dama.

El dependiente me mira con una cara de: ¿Quiere algo más?
Pero niego con la cabeza y miro al grupo que estaba detrás de mi hace unos segundos, ahora están sentados en una de las mesas y concentrados en la carta. Genial. 

Me dirijo con furia hacia la puerta y salgo del local.
Aron está aún con el teléfono por lo que no ha notado nada de lo que ha pasado. Bien.
Me detengo frente a la camioneta y la miro bien. Es muy bonita. Lástima. 
Sin pensármelo dos veces, estampo mi codo contra una de las ventanas y rompo el vidrio, lo mismo hago con la otra ventana y Aron se da cuenta de lo que he hecho.
— ¡¿Qué estás haciendo?! — Dice colgando el teléfono.
— VEN-GAN-ZA.

Tomo un hierro que me he encontrado en el suelo y comienzo a golpear la parte de atrás.

— ¡Oye! — Grita un hombre dentro de la cafetería, apuntándome con la mano.
Los dueños de la camioneta se giran y ven lo que he hecho.

— ¡Corre, corre, corre! — Le grito a Aron. Suelto el hierro y me dirijo a su moto. — ¡Arranca, vamos!
Aron sube rápidamente he intenta arrancar pero no funciona.
— ¡¿Qué pasa?!
— ¡No lo sé! ¡No funciona!
— ¡¡Mierda!! ¡No me jodas!



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En el texto hay: misterio, romance, encuentros y busqueda

Editado: 14.08.2020

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