The Diary of Anna [terminada]

Capítulo 14 - Prohibido leer, Anna

Han pasado varios minutos. Sara y yo seguimos bajo unos cuantos metros de tierra, rebuscando en el polvo algo que nos sirva de ayuda, a saber lo que encontraremos aquí.
Al parecer los empleados vivían en las pequeñas casas de madera que se encuentran alrededor. Todas son iguales, están un poco deterioradas por el tiempo que han pasado aquí, no las cuidaron los suficiente como Charles ordenó. Me pregunto ¿Qué sucedió con las personas que trabajaban en este lugar?
- Es gracioso. - Dice Sara.
- ¿El qué?
- Hay hasta una pequeña iglesia aqui. - Me informa mientras señala en dirección a esa casita con la cruz en lo alto.
- Oh, tienes razón, es una iglesia.
<<Ummm, Dios si que está en todas partes>>
- Vayamos allá, Sara.
- Vale.
Caminamos hasta llegar a las puertas de la iglesia.
Todo está en silencio, no se escucha ni un murmullo.
- Parece un pueblo fantasma. <<Te dije que no hablases de fantasmas aquí>> - Me riñe mi subconsciente.
- Si, tienes razón, ¡que miedo! - Dice mi querida hermana.
Es extraño... Nunca la había escuchado decir esa palabra, "miedo". Es una chica valiente, siempre la he admirado. Recuerdo cuando de pequeña me protegía de los matones del barrio que siempre me molestaban, todos le tenían miedo porque era muy audaz. Nunca olvidaré aquellos tiempos.
- ¡Listo! - Grita Sara.
- ¿Qué pasa?
Estaba tan sumida en mis pensamientos que no me di cuenta cuando Sara abrió las puertas de la Iglesia.
- Entremos. - Dice y coloca el martillo dentro de la mochila, que por cierto, no noté el momento en que lo utilizó.
- Anda, ¡vamos! - Me dice al ver que no reaccionaba.
- Vale.
Entramos al interior de la Iglesia, es tan pequeña por dentro como lo luce por fuera aunque lo suficientemente grande para veinte personas.
Hay en total diez bancos, cinco en la derecha y otros cinco a la izquierda,uno delante de otro.
Al final, se encuentra el estrado, podrido y lleno de polvo, como todo lo demás. Encima de él está situada la cruz de Cristo, pero este no está por ningún lado. La cruz está inclinada y manchada de sangre, aunque no puedo asegurar que sea real.
- ¿Qué es todo esto? ¿Dónde está la figura de Cristo? - Dice Sara cuando notó la cruz vacía.
- No lo entiendo. ¿Una Iglesia sin el cristo?
- ¿Qué son esas manchas? ¿Pintura? - Dice Sara acercándose a la cruz para verla más de cerca. - No la alcanzo, está muy alta.
Sara se da la vuelta y me mira con ojos impacientes.
- Súbeme. - Me ordena.
- Vale.- Respondo y me coloco delante de ella me agacho para que pueda subirse.
Se arrima sobre mi y se aguanta de mi cabeza.
- Vamos, intenta pararte.
- Ok.
Creo que casi muero tratando de subirla, pesaba más que un elefante.
- ¡Súbeme Anna!
- ¡Pesas demasiado!
- ¡Ajjj! Por favor, soy como una pluma, no peso nada. El problema es que tú no eres fuerte como yo.
- ¿Te burlas de mi? Si eres tan fuerte ¿por qué no te bajas y me subes tu a mi?
- Es una opción. - Dice y salta de mi espalda.
- ¡Autsh! ¡Mi espalda!
- Te estás haciendo mayor demasiado rápido, Anna. - Dice y se agacha para que pueda subirme.
Paso un pie por encima de ella y me subo a su espalda.
- ¡Tú si que pesas!
- De eso nada.
Va estirándose hasta que sube del todo.
En lo alto comienzo a marearme y siento náuseas. Sara se comienza a dar la vuelta para tener una mejor vista.
- ¡No te muevas! - Le grito.
- ¿Qué pasa ahora?
- Tengo miedo a las alturas.
- ¡¿Y por qué no me lo has dicho antes?! - Me dice enojada.
- Se me ha olvidado. ¡No te muevas!
Comienzo a tambalearme encima de ella y trato de agarrarme con más fuerza.
- ¡Anna me estás ahorcando! ¡Saca tus manos!
- ¡Lo siento! - No me había dado cuenta que estaba apretándole la garganta al tener las manos entrecruzadas alrededor de su cuello, así que me solté de repente al escuchar su queja.
- ¡Me caigo! ¡Ay ay!
¡Pufff! Caigo en el suelo como una tonta. Solo me pasa a mi, ¡tengo tanta suerte! - Digo sarcásticamente.
- ¡Anna! ¿Estas bien?
- Eso creo, ayy…
Me ofrece su mano y me levanta despacio.
- Siéntate. - Me ordena y yo obedezco.
Apoyo las manos en el banco y Sara me alza un pie.
- ¿Te hiciste daño? - Me baja el pie y sube el otro para analizarlo.
- Estoy bien, Sara. Tranquila. - Le digo poniendo los ojos en blanco.
- ¡Uff! Que susto me has dado.
- Lo siento. — Suspiro —
Miro a Sara atentamente y deslizo mi mano por el banquillo, toco con la punta de mis dedos un objeto sólido. Reacciono y volteo rápidamente.
- ¿Qué es esto? ¿Un libro…? - Digo sosteniéndolo en el aire con ambas manos.
- Es un diario. - Responde Sara frunciendo el ceño con ojos interrogativos. - Eso dice en la carátula, mira.

MyDiary Eso dice. - Abro aquel diario y encuentro algo en la primera hoja; está escrito a mano y algunas manchas de sangre acompañan la escritura.

•°Propiedad de Aliss Pomswell°•
No tocar, o usted será acusado con mi superior, el cual hará que tenga una muerte lenta y dolorosaCualquiera que se atreva a corromper mis pensamientos morirá.
Y eso te incluye a ti, Anna.
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.