Siento escalofríos sólo de pensarlo. Hay una tercera persona en esta mansión; está escondida en alguna parte, lo sé.
De repente comienzan a entrarme algunas dudas... ¿Debería haberme quedado en casa?. Algo es seguro;
no debería estar aquí pero tenía que venir...por ellos. No descansaré hasta encontrar a Victoria y a los asesinos de Steban. Quiero venganza, quiero verlos tras las rejas.
— ¿Qué haremos?
— Buscar una salida, eso haremos.
— ¿Pero y que pasa con nuestro propócito, el motivo de venir aquí?
— No he dicho que nos vayamos, he dicho que hay que buscar una salida... ya sabes... en caso de emergencia.
Sé lo que quiere decir con "emergencia". Yo también puedoa presentirlo... algo está por pasar.
— Entremos. - Me dice a la vez que traspasa el agujero de la pared.
Volvimos al interior del subterráneo, adentro de la pequeña iglesia.
- Entremos en cada casa de el subterráneo, tal vez encontremos algo más.
— Tienes razón. - Me dice Sara.
— ¿En serio? ¿Crees que tengo razón?
— Si, supongo. - Puedo notar por el tono de su voz que aún sigue enojada conmigo, me siento horrible por lo que le dije y me arrepiento de haberlo hecho.
— Bueno... - Me limito a decir.
Apago la linterna para que no se acabe la pila y con eso recuerdo que a mi teléfono no le queda mucha batería y aún Jake no me contesta, ¿qué demonios está haciendo? - Vayamos.
— ¡Espera! - Me grita Sara y me volteo.
Apunta al libro del suelo, aquel diario.
— Oh... - Vuelvo y me agacho para alcanzarlo, sentí escalofríos por todo el cuerpo, lo puse dentro de mi mochila y seguí andando.
Pronto salimos de aquella espeluznante iglesia y comenzamos a pasearnos por el terreno mirando el entorno. Decidimos empezar a revisar de izquierda a derecha cada edificación construida aquí abajo.
Hay un total de diez casas, las cuatro que hemos revisado hasta el momento tenían camas dobles, así que suponemos que vivían dos personas por casa.
Llevamos una hora, sólo nos queda revisar dos casas más, aunque aún no hemos logrado encontrar nada en ellas, sólo algunas pertenencias pero no cosas importantes.
- Sigamos buscando.
PASADOS TREINTA MINUTOS...
— Sólo queda una casa, Sara. No puedo creer que aún no hayamos encontrado nada.
— Tienes razón, ¡algo debe haber aquí! - Sara se queda callada un momento, como pensando... — ¿Es posible que la policía se lo haya llevado todo?
— No sé lo que pasó después de que llegó la policía aquella vez... Pero estoy segura de que no encontrarían este lugar. ¡Está tras un armario!
— Si... Tienes razón. Sigamos buscando.
La última casa por revisar...mmmm esto es como en las películas... Sieeempre hay algo en el último lugar en que buscas, ya veremos que pasa.
La puerta de la casita está abierta, lo cual es extraño porque todas las que hemos revisado hasta ahora estaban bien aseguradas, aunque gracias al gancho y cuerda que llevaba Sara en la mochila pudimos abrirlas.
Entramos a la casa. Ya se me hace normal que todo este sucio, podrido o cubierto de telas de arañas.
Está muy oscuro y la bombilla que cuelga del techo no sirve, así que tomé mi linterna, la encendí e iluminé la habitación.
— ¿Qué es esto? - Me pregunta Sara.
Todo estaba cubierto por sábanas, todos los muebles y objetos de la habitación.
— ¡Mira lo que hay allí! - Me dice señalando a una cajita de música que la sábana ha dejado al descubierto.
Tiene la forma de un pequeño circo y en la entrada de este hay un espejito con espirales hipnotizantes. Al parecer es muy viejo, la pintura ya se ha gastado.
Sara la toma en sus manos y pone su mano en la manivela.
— Yo no creo que sea buena idea...
— ¡Oh vamos, Anna! No seas aguafiestas. - Dicho esto comienza a girar la manivela...
La música es triste y acompaña la melodía la voz de una niña que está cantando pero no entiendo que dice ya que está en otro idioma. Me da escalofríos.
— Será mejor que dejes eso ahí. - Le digo y Sara obedece dejándolo sobre la mesa.
— Veamos que más hay aquí. - Dice y comienza a quitar las sábanas. — Una silla...una mesa... una muñeca...
La verdad no se que hace una muñeca en la casa de un adulto pero mejor
no juzgo.
— un reloj... un mueble... No hay nada aquí. - Continúa Sara.
- Ey... - Toco a Sara el hombro. - Ahí queda una.
Sara toma un extremo de la sábana y tira de ella bruscamente.
- ¡Oh, mierda! - Me tapo la boca evitando hacer salir un grito.
- ¡Oh, por Dios! ¡¿Qué es esto?! - Sara retrocede unos cuantos pasos.
La sábana revelado el esqueleto de una persona que está sentada en un sillón. Hay cabellos por todas partes y su boca está cubierta de telarañas con sus respectivas dueñas.
Sara tiene la respiración acelerada, toma aire, exhala y se calma. Yo no, no hay forma de que esté tranquila con un esqueleto a mi vista.
La música de la pequeña y tenebrosa cajita aún está sonando, lo cual hace que sea aún más incómoda la situación.
— Salgamos de aquí. - Sara toma mi mano y me lleva afuera.
— ¿Quién era ese? ¿Por qué sigue ahí?
— No estoy segura. Aquí nada encaja, es imposible que haya muerto ahí y nadie lo haya notado. - Dice Sara.
— ¿Alguna conclusión?
— Alguien trata de asustarnos, está colocando este tipo de cosas por toda la casa, quiere que nos vayamos.
— Si quiere que nos vayamos, ¿por qué bloqueó nuevamente la ventana? - Frunso el ceño.
— No lo sé, Anna... puede que ya sea demasiado tarde para irnos.
#10225 en Thriller
#5787 en Misterio
#4090 en Suspenso
misterio suspenso, terror supenso, fantasmas rencuentro memorias
Editado: 17.05.2020