The Dimensions

Capítulo 8

 

 Laia que había visto a sus dos amigos, dudó un poco en hablarles, debatiéndose como seria recibida al ver lo enojado que estaba Eiden, de todas formas, se acercó hacia los dos chicos con paso seguro y airado. Logrando posicionarse junto de ellos.

—Eiden… ¿Qué paso? — el mencionado miró con molestia a la joven, aunque no era por ella que estaba enojado, sino por otra cierta pelirroja chica y su primo que tenía justo al lado que no dejaba de decirle que debía controlarse, lo cual ocasionaba que hiciera lo contrario.

 Laia dio un paso atrás un poco asustada, la mirada de Eiden casi siempre era intimidante y fría, pero ahora de verdad daba miedo.

—No te preocupes Laia, solo no quiere aceptar las cosas y tiende a ponerse terco y de modo asesino— dijo tranquilamente Ashvend.

—¿¡ACEPTAR QUE COSA!? — gritó furioso Eiden envolviendo sus dos brazos en llamas azules, pero al notar que su furia en verdad se estaba saliendo de control, respiro varias veces y apago el fuego que emanaban sus brazos.

—¿Qué paso? — preguntó de nuevo la joven tomando una distancia prudente de Eiden.

—Nada en particular, solo que Eiden casi mata a un miembro de la familia, destruye la mansión, casi te quema a ti, me quiere pulverizar a mi…—enlisto Ashvend tocando los dedos de sus manos, inventando alguna de las cosas. Laia miró a Eiden sorprendida.

—Exageras— escupió el señor del fuego azul, apretó sus labios en una fina línea por unos segundos, como si rememorara algo —Da igual, el chico está bien— suspiro ahora más resignado, se había pasado un poco, pero eso ya no lo podía cambiar, y era verdad que estaba bien, solo lo había lastimado un poco… solo un poco. —Como sea, me voy, tengo que tomar un baño antes de que la perdición llegue— la joven asintió estando de acuerdo con lo que el muchacho decía.   

Ella también pensaba que esa chica lo único que acarrearía serian problemas. También hablaba personalmente.

—Sí, creo que todos deberíamos de hacer lo mismo, la bienvenida de la chica esa será en la noche, y el rey ha mandado hacer todo un melodrama en su honor— la joven se cruzó de brazos, estaba algo celosa ¿Por qué tanto escándalo por una simple humana?

—Yo no veo por qué la odian tanto. A mí me parece una persona de lo más encantadora y divertida— ambos chicos lo miraron con fastidio.

—¡Claro que no! Es malcriada y terca, no se sabe quedar callada. Desea que todo se haga como quiere es… desesperante— dijo Eiden fastidiado.

—Vaya, no sé a quién me recuerda…—Ashvend hizo como si meditara —¡Oh si claro! — tronó los dedos — A ti— sonrió Ashvend.

Eiden tomo el puente de su nariz claramente fastidiado y solo un poco más irritado.  

—Cállate.

El muchacho caminó lejos de ambos sin despedirse.

—¿Por qué te gusta hacerle rabiar? — le preguntó molesta Laia cuando Eiden había desaparecido por las puertas de la casa.

—Porque es divertido— sonrió el chico —Y porque soy mayor que él.

—Solo le ganas por dos años— le dijo Laia como quien habla con un tonto.

—Sí. Eso lo sé, pero para él es importante, me respeta. No se atreve a sobrepasarse conmigo como lo hace con los demás.

—Si tú lo dices— se inclinó de hombros la morena.

—Por cierto ¿De qué quería hablar el rey contigo?

Laia apretó los labios y lo miró furiosa por unos momentos, como si pensara que lo preguntaba adrede cuando en realidad el chico no tenía ni idea.

—Me pidió que la ayudara a adaptarse— se cruzó de brazos —Aparentemente los chicos no la aceptan mucho.

—Es obvio cuando Eiden se la pasa diciéndole a todo mundo que es una intrusa— se inclinó de hombros.

—¿Y no lo es? — levantó una ceja inquisidora, totalmente aferrada a seguirla tratando de lo peor.

—Según el rey no— sonrió Ashvend —¿Tú que dices?

—Bueno… no es que lo cuestione — titubeó al enfrentarse a una traición contra el rey y su palabra.

—Entonces, mejor cállate y haz lo que te dijo— se inclinó de hombros, yendo en dirección hacia la entrada.

—¡Espera! — le gritó —¿A qué hora iras al comedor? — le preguntó —¿Puedo irme contigo?

—¿Por qué? — dio media vuelta el chico, pero no se acercó —¿Te da miedo Loewen?

—Me da miedo como habla— sincero —Pero ella se lleva bien contigo, tal vez se sentiría más cómoda contigo a su alrededor.

—Lo siento— se inclinó de hombros —Por mucho que quiera ver ese espectáculo, no podré estar presente.

—¿Qué? ¿Por qué? — le dijo con fastidio —¿Por qué tu si puedes faltar?

Ashvend sonrió y le guiño el ojo antes de echarse a correr hacia el castillo, dejando sola a Laia.

La joven resopló y dejó caer su cabeza apesadumbrada, no le causaba entusiasmo alguno ir tras esa chiquilla y ayudarla en lo que necesitara, preferiría morir.

—Laia— le habló la joven con ropas deportivas y una coleta alta que mantenía sujeto su cobrizo cabello —¿Sabes dónde está Ashvend?




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